Ahora que la mayoría de nuestros diputados locales han aprobado más deuda para pagar la deuda de Coahuila, conviene revisar con calma lo que significan 33 mil millones de pesos. Por lo mismo, es necesario detenerse en el manual para entender le deuda del Estado. Tomo algunos puntos del útil documento que se encuentra en las oficinas de todo gobernador en tiempos de alternancia:
La deuda “es para beneficio de los coahuilenses” (cambie la opción según el estado de la República donde se encuentre).
Repítase a sí mismo cien veces y otras tantas a los medios: la deuda siempre es buena (no importa que usted no lo crea).
Para evitar burocracias, agilizar trámites y ahorrar tiempo a la hora de contratar deuda, no dude en falsificar documentos, inventar decretos y dar como ciertas referencias en los periódicos oficiales. Son los fines, no los medios.
No hay que “satanizar” la deuda, todo se invirtió en infraestructura (?).
El problema no es deber más de lo que ingresa, sino contar con mayoría en el Congreso de la Unión. Sólo así se garantiza el rescate en el presupuesto de egresos.
Si quiere endeudar a su estado, asegúrese de tener un congreso local en “sintonía”. Para eso sirven las mayorías, incluso para ir contra los ciudadanos.
Si recibe constantes críticas, lo presionan los medios y la oposición, no se preocupe, culpe a los otros. Diga que se trata de una “campaña perversa” en su contra. No hable del tema, busque otros.
No escatime recursos: ¡33 mil millones no es nada! 1300 millones de intereses tampoco son nada si de popularidad, fuerza electoral y carro completo se trata. Además, rumbo al sueño de la presidencia de la República todo se vale.
Si las conocidas calificadoras degradan abruptamente la calificación de su estado, diga que esas mismas calificadoras también se “equivocaron” en Estados Unidos, es decir, allá también avalaron los fraudes financieros.
Si usted ocupa el puesto de secretario de finanzas actualice las fórmulas financieras para complacer a su gobernador: 2+3=4. Si al final del sexenio las cosas ya no funcionan, renuncie y no conteste llamadas.
Si a su oficina de gobernador llegan informes de que el dinero no alcanza, sólo pronuncie tres palabras mágicas: deuda, deuda, deuda.
Si acusan a uno de sus secretarios o funcionarios cercanos, mejor diga que no los conoce. Al fin son campañas “orquestadas”.
Corrupción, desvío de recursos, enriquecimiento (in)explicable… olvídese de esas palabras maliciosas, seguramente son un invento de la oposición.
Nota: El manual del gobernador para contraer deuda con cargo a los contribuyentes, aplica a todos los partidos políticos sin excepción.
24 de agosto 2011