Los enredos de la deuda no terminan por más que se diga de grandes obras y desarrollos. Por donde se le vea, los estragos de la deuda en Coahuila limitan al gobierno mismo. Agobiado, el artífice de los descomunales empréstitos se dice ofendido. Su actitud y sus palabras distan mucho del Humberto Moreira bravucón y dicharachero que marcó la agenda de los medios nacionales como presidente del PRI.
Si Vicente Fox resumió su sexenio con un “comes y te vas”; o el lapidario: “¿Y yo por qué?”. El paso de Moreira por la presidencia de su partido ya queda definido por el sentido del martirio: “En cuanto a dejar el cargo en el comité nacional, a ver, no habría por qué. Yo soy el que está ofendido en esto y el que está interponiendo una denuncia”.
Desde luego, la ofensa que acusa el coahuilense no es por la documentación falsa que ampara unos 3 mil millones. Tampoco ofenden las mentiras que buscan eludir la carga de la corrupción. No, eso no es nada. Lo que ofende es el cuestionamiento, la insistencia en el tema de la deuda, la duda sobre la permanencia en la presidencia de su partido.
En su camino a los Pinos, Enrique Peña Nieto ha demostrado ser un político pragmático, pero ¿cuánto más va a sostener a Moreira en la presidencia del partido? Aunque coahuilense no quiere irse, ya acepta que en febrero podría hacerlo.
Por lo pronto, en Coahuila un gran espectáculo causó el fin de semana la detención de Javier Villarreal, el exsecretario del Satec y responsable en momentos claves de los dineros del estado. En realidad, la farsa de su detención sólo corrobora la naturaleza de la justicia en el Estado, por lo demás, sorprendentemente rápida y expedita. Quizá se buscó “vacunar” al responsable de las finanzas, y por lo mismo, está tranquilo porque pagó una insignificante fianza, una ganga si pensamos en los 3 mil millones de pesos. La historia reciente en Coahuila nos señala un caso emblemático de corrupción que terminó con el sello de la impunidad. Me refiero a la megaobra del Distribuidor Vial que hoy palidece frente a una deuda de miles de millones.
Pero si la Fiscalía alentó el espectáculo, es posible que la Procuraduría Fiscal de la Federación vaya en otro sentido al presentar la denuncia por la contratación de la deuda con documentos apócrifos. Aun así, estoy escéptico de lo que pueda suceder, aunque no se descarta para algunos, el beneficio electoral de castigar a delincuentes de cuello blanco.
2 de noviembre 2011