domingo, 11 de agosto de 2013

Michoacán: mejor debatir las drogas


Cuando creíamos haberlo visto todo, aparece una nueva desgracia. Como otras veces, Michoacán es el escenario de la degradación, pero en la vorágine de la violencia también están Guerrero, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas… Al final la violencia continúa en México, a pesar de que cada vez hablemos menos de la misma. La actual política de comunicación saca el indeseable tema de la seguridad de los reflectores mediáticos, lo cual no evita que la violencia continué. Como en el cortísimo cuento: la sangre sigue ahí.

Fracaso tras fracaso, Michoacán es el paradigma de estado donde el gobierno es un actor impotente, ni siquiera ineficaz, para resguardar el orden y la seguridad de los habitantes. Allá cada quien hace lo que quiere: los criminales, los políticos, las llamadas defensas comunitarias, los maestros. Ya hasta resulta anecdótico que la entidad no tenga gobernador, o que la licencia evite las responsabilidades del votado Fausto Vallejo. ¿Dónde estará el viejito? Ahora el ejercicio del poder se limita a alcanzar el cargo, pero no asumirlo con todas sus responsabilidades. Revuelto el ambiente en Michoacán, el poder lo toma el más bárbaro, el más salvaje. A punta de fuerza, a punta de pistola, los criminales han pretendido una ideología e incluso, una pseudoreligión: la familia, los caballeros. Al fin ambas figuras trastocadas, tergiversadas, perdidas.

En esta matazón que no parece encontrar tregua, unos optan por la violencia, y otros por el debate. A pesar de sus estúpidas declaraciones, el expresidente Vicente Fox ha sido un necesario portavoz de la legalización de las drogas en México. Contrario a la visión dominante del combate, el Centro Fox acaba de organizar un pertinente simposium sobre la legalización y uso médico de la cannabis. Lo interesante del encuentro no es sólo la posición a favor de la legalización de las drogas, eso ya lo sabemos, sino la experiencia directa de ciudadanos integrados a un mercado llamado a la legalidad en Estados Unidos, especialmente en los estados de Colorado, Maryland y Washington.

Pero la relación con las drogas importa no sólo por las implicaciones morales, ustedes pueden rechazar o no el consumo, sin embargo, lo que no podemos rechazar es la defensa de la vida misma. En nuestro país la violencia alcanzó niveles descomunales, por lo mismo, el problema nos debe de interesar tanto como el valor de la vida. El prestigioso ex secretario de Salud en México, y actual decano en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Julio Frenk, comentó en el Centro Fox: “Prohibir las drogas en México no ha reducido su consumo y, al contrario, ha traído otras consecuencias, como la violencia… Las papas fritas o las fritangas también hacen daño y no están prohibidas. Se trata de traer al debate políticas que vayan mas allá de la prohibición”. 

Por supuesto que el tema de la legalización (no sólo despenalización), es más complejo que una dañina fritanga, pero por mucho más preferible que seguir con la matazón y los gobiernos tomados por el crimen. Michoacán fue el fracaso de Felipe Calderón, y para como está el estado, ya lo comparte también Enrique Peña Nieto.

26 de julio 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9187225