viernes, 1 de noviembre de 2013

Y todavía pensamos que los maestros son el mal

Aturdido por las noticias, encontramos una repetición ofensiva. También una forma que se limita, en el mejor de los casos, a tomar nota de las declaraciones: dijo, hizo, negó, afirmó… ¡un boletín oficial para el diario! Esta semana, los más afectados desde la óptica capitalina, fueron los capitalinos. No sólo les fregaron el tránsito, ya de por sí malo, sino muchos vuelos en el aeropuerto perdieron. ¡Todo por las protestas! Después de la Primavera, en Egipto imitaron a Siria, en eso de masacrar manifestantes. Menos mal que estamos en México. Desde el DF, el mal son las protestas y los manifestantes de profesión. Repaso algunos momentos de la atribulada semana.

Los malos de la película. Sin duda son los maestros del CNTE tras el cierre de calles y la toma del Congreso. En los medios, son el blanco perfecto: malas notas de profesores y alumnos, retraso en la educación, rechazo a la evaluación, en fin, todos los males que se le achacan también al otro sindicato, pero de “La maestra” encerrada. Parece que el repudio mediático hacia los maestros del sindicato no es tanto porque tengan la educación en lo peores niveles, o porque no aceptan la evaluación, sino que cierren las calles. ¡Todo sea por los autos! Al mismo tiempo, los maestros de la protesta semanal, son la coartada perfecta para un gobierno que abusa del artificio. Es un buen guión: “Los malos son ellos que no quieren la reforma ni el progreso del país”. 

El malestar hacia las protestas es un remanso para el gobierno federal que no puede sostener la promesa de crecimiento económico, y ya tampoco el fin de la violencia. A esa estrategia conviene que los maestros sean los malos de la película. Curiosamente los maestros son en realidad, las clases medias de estados paupérrimos como Oaxaca, Michoacán, Chiapas o Guerrero. En el imaginario, algunos vieron a México como un país de clase media. Al final, los pobres desmintieron el sueño. Veamos lo que puede hacer una localidad pobre de Oaxaca.

Si Carlos Slim no va ti, tú haces tu propia red. Eso fue lo que hicieron en la comunidad de Villa Talea de Castro. La compañía del magnate no llegó a ese poblado por insignificante, ni tampoco se tomó la molestia de hacer comentarios a sus peticiones. Cansados de esperar, la comunidad decidió invertir y operar en su propia red telefónica. Con un costo sumamente inferior a lo monopolizado en el mercado, la red comunitaria reinvierte las ganancias para el mantenimiento y operación de las comunicaciones. Algo muy mal anda en el país cuando la mayoría de buena gana acepta las condiciones leoninas de empresas como Telmex o Telcel. Tal vez por lo mismo los legisladores terminaron sesionando en las instalaciones de Banamex. Y no es ironía.

La clave son las reformas. En cuanto a los problemas del país, nos dicen que la solución está en las reformas (antes nos dijeron lo mismo y así nos fue), pero la corrupción reina. Mientras Andrés Granier lo niega, Humberto Moreira se indigna y Armando Reynoso Femat huye, la confesión está en chino. El ex ministro de Comercio en China, Bo Xilai, acaba de reconocer que se robó algún dinero del erario comunista. Entre acusaciones de soborno y aceptación de desvíos, el político chino llegó a juicio y acaba de perder las aspiraciones a un alto cargo en el Partido Comunista; casi la gloria. Y todavía pensamos que los maestros son el mal.

25 de agosto 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9189742