viernes, 1 de noviembre de 2013

Joder al IFAI

Más que la prosperidad, es en las dificultades donde conocemos la hechura de un gobierno. Por estos días, el gobierno de Enrique Peña Nieto enfrenta embates que no sólo llevan a prueba la administración, sino también muestra de qué está hecho. Mucho se ha hablado de las reformas impulsadas por el presidente, pero todavía estamos lejos de ver los impactos en el país. Más vale no celebrar por anticipado, porque nada se hace de la noche a la mañana. La más reciente iniciativa de reforma energética no llega todavía a discusión al Congreso, cuando las reformas a la educación ya causan estragos con el sector rijoso de maestros del sindicato: CNTE.

Pero en las movilizaciones de los profes no hay novedad. Hasta cierto punto, la protesta, y no las clases, son su modus vivendi. Antes han doblegado gobiernos estatales. Hoy no sólo amagaron a las autoridades federales, también cercaron al Congreso para impedir que avance la reforma. Metidos en el chantaje, al Congreso no le quedó más que bajar el dictamen en disputa, y el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong sólo mirando. Tanto criticaron la inoperancia de los panistas, para venir ahora a ver pasar los problemas. Doblado, el poder legislativo optó por cambiar de sede. Al paso que vamos ¿también necesitaremos un poder alterno?

Hace tiempo que la luna de mil del gobierno acabó, y ante las bajas expectativas de crecimiento económico, algunos ya hablan de que el “momento mexicano” pasó. Es sintomático que las malas noticias no las afronta el presidente Peña Nieto, ni tampoco su responsable en Hacienda, Luis Videgaray. Ante los medios, ellos sólo hablan de lo que puede mover a México. Nada dicen a la hora de defender el gobierno ante los problemas que nos estancan, que nos hacen retroceder. El artificio es no hablar, aunque la realidad sea lapidaria. Así, el ajuste de Hacienda se hizo agua entre un 3.5 por ciento de crecimiento a 1.8. Sabrá cómo cierre el año.

Dejemos por un momento a los malos de la película, es decir al CNTE y su toma de calles. En el legislativo también se construyen retrocesos. En un principio, el entonces presidente electo tomó el tema de la transparencia como un discurso políticamente correcto. Más todavía, anunció una serie de reformas para fortalecer al IFAI y en consecuencia a la transparencia. Por entonces le pregunté a Sigrid Arzt, comisionada del instituto, sobre la propuesta. Al margen de la duda, me contestó, hay que tomarle la palabra para fortalecer al IFAI. 

Hoy sabemos de qué manera los diputados del PRI quieren “fortalecer” al instituto: quitándole poder para abrir la información, minando su autoridad, limitando su capacidad. Ya en el camino para fortalecer la opacidad, se sumaron los diputados del Verde Ecologista (lo cual no sorprende en ese partido gañán) y algunos del PRD. ¡Vaya izquierda! Lejos queda la prometida autonomía constitucional porque el Ejecutivo se impondría con los nuevos cambios, por encima del IFAI. Es un juego por doble partida. El PRI en Senado apoyó fortalecer la transparencia. Pero el mismo PRI en la cámara de diputados cambia el sentido de la reforma. Y esto apenas empieza.

23 de agosto de 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9189598