Pasemos el alboroto mediático, la propaganda en exceso y los viejos ritos del presidencialismo que llamamos democrático. Enrique Peña Nieto llega a su primer informe de gobierno. ¿Qué nos queda de este primer periodo de seis? Sin lugar a dudas lo más notable fue el Pacto por México. En principio fue subestimado, pero al tiempo demostró ser un buen acuerdo entre los principales actores que dirigen el país. Se rompió la parálisis del disenso para llegar a las reformas. El Congreso fue el talón de Aquiles de Fox, y Calderón apenas quiso gobernar con el legislativo, basta recordar que lo expulsaron desde la toma de posesión. Ahora los mismos actores, pero desde otro lugar, han animado con buenos resultados el Pacto, que todavía parece dar para otros temas: ojalá el de la reforma política. Sin embargo, el Pacto durante los primeros meses de gobierno, no era tan rentable mediáticamente. Hacía falta un golpe que dijera a los cuatro vientos: “aquí está el presidente”. En febrero se concretó el “elbazo” a la Gordillo, la otrora intocable líder de los maestros. Fue un golpe de timón para el gusto de la opinión pública, que desde hace años la señalaba como la gran villana de la política en México. No obstante, siempre ¡hay peores!
Contra la corrupción simbólica, no había mejor prueba que encarcelar a La maestra. Durante las semanas siguientes a la victoria electoral de Peña Nieto, sus asesores le aconsejaron hablar de transparencia y todo eso de fortalecer al IFAI. Un discurso políticamente correcto para sonar bien, durante el tiempo vacío de la larguísima transición del poder. Las promesas generaron expectativas positivas entre los consejeros del Instituto Federal de Acceso a la Información. También fueron bien vistas por organizaciones especializadas en el tema. Sin embargo, tarde que temprano el gobierno tendría que matizar su propuesta de mayor empoderamiento y autonomía al Instituto. En otras palabras, sacó el cobre a través de los diputados. De esa manera, el fortalecimiento a la transparencia, terminó en un golpe al misma. Todo sea por la “seguridad nacional” y el Ejecutivo. No nos sorprendamos en el futuro, si los asuntos públicos quedan bien ocultos.
Otro bandera del gobierno retomó a los millones de pobres en el país. Bajo la Cruzada Nacional contra el Hambre, se presentó con nuevo nombre un viejo programa, que ni los gobiernos panistas en el pasado, ni tampoco los priitas, pudieron presentar como exitoso a la hora de dar resultados. Eso sí, hay más pobres, pero no se preocupen, la culpa la tiene la crisis. Para ejemplo de eficiencia, la Secretaría de Desarrollo Social, organizó un concierto de rock en el Auditorio Nacional a fin de recaudar alimentos para la Cruzada. Resultado: el concierto costó más (10 millones de pesos), que lo recaudado. Así las cosas contra el hambre.
De la seguridad ni hablamos… pero nos dicen que ciudades como Torreón son “ejemplo de éxito”. ¡Menos mal! Así, Acapulco es el destino turístico más seguro y Michoacán un ejemplo mundial.
La propuesta de reforma energética es solamente una propuesta, siendo realistas, en el mejor de los casos el impacto económico para el país podría ser hasta los próximos tres o cuatro años. La economía continúa en la mediocre inercia. Pero ¡ya vienen más impuestos!
1 de septiembre 2013