Ayer se realizó la trigésima cuarta sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública. Ahí estaban todos los hombres importantes del poder. El presidente Enrique Peña Nieto, el secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, los gobernadores, más funcionarios, el Procurador Jesús Murillo Karam, más funcionarios y algunos ciudadanos que ya se integran de manera formal a la sesión. Cinco para ser exactos. Pero cosa curiosa, como muchas acciones de gobierno en México, antes la mesa sólo estaba reservada para la burocracia. Años atrás las tragedias personales llevaron a personas como Alejandro Martí (el de si no pueden renuncien, y nadie renunció) y María Elena Morera abrir el Consejo Nacional de Seguridad.
A todo esto, ¿por qué es relevante esta reunión? Desde hace años, pero más abruptamente desde el sexenio de Calderón (que fortuna ya empezamos a olvidar), el tema de seguridad se volvió vital no sólo para el Estado, sino para los ciudadanos comunes y corrientes que padecimos la violencia y la toma de las calles por los criminales. Durante mucho tiempo escuchamos que la mentada “estrategia” estaba mal planteada, que no daba resultados, y sobre todo, urgía cambiarla. Y no hay mal que dure seis años. ¡Bendita democracia! Peña Nieto no sólo prometió un cambio, los electores también lo respaldaron. Por entonces mucho se dijo, pero ahora ya no estamos en campaña y el gobierno de Peña llega a su primer informe.
Ayer, el presidente reiteró la estrategia de seguridad en cinco puntos… y como déjà vu el Procurador de la República, no le quedó más que reconocer que poco han cambiado las tendencias delictivas. ¡Ah! Una “pequeña” alza se ha registrado en estos meses. Todo por combatir a los criminales. ¿Qué no era al revés? Combato, baja el crimen. Por momentos parecía un remake del calderonismo. En una línea similar, el secretario de gobernación, esgrimió el mismo argumento: combatimos el crimen y tenemos más delitos. También se reconoció, para no decirlo malamente, que Michoacán es un problema. ¡Descubrieron el sol! Después de varios años, es imposible ocultar el deterioro y fracaso de los gobiernos en la entidad. Pero ya tenemos otra estrategia en cinco puntos...
De lo más positivo que pasó en la sesión fue la inclusión formal de la medición delictiva. Todo bajo los parámetros de organizaciones especializadas en el tema como México Evalúa y el Observatorio Nacional Ciudadano. No es casualidad que ayer estuviera en la sesión una experta en el tema como Edna Jaime. De alguna manera, el consejo de esas organizaciones civiles resultó en un orden indispensable de las cifras oficiales. A veces hay que empezar con lo básico: ordenar, medir, evaluar. Algunos pensamos que en la transición de gobierno se podría perder la mínima transparencia en el cifras, pero con todo y los recortes gubernamental, las cifras siguen ahí, incluso, bajo la vigilancia de organizaciones civiles.
El otro aspecto relevante de la Consejo Nacional de Seguridad fue la operación y marcha del Código Único de Procedimientos Penales. Sin duda, el mismo entramado jurídico para castigar los delitos en todo el país. Ya pronto habrá menos pretextos para que los delincuentes la libren de una entidad a otra. Pero como todo cambio institucional, todavía falta tiempo, acaso años para que veamos resultados. Más nos vale no hacer demasiadas expectativas.
28 de agosto 2013