lunes, 12 de enero de 2015

Gobiernos de aparador

Difícil saber a dónde vamos en medio de la crisis. Para el caso no hay bola de cristal ni predicción que valga. Aunque la historia ofrece ejemplos y comparaciones, no sabemos bien a bien dónde va a parar la crisis que vive México. Sabemos dónde empezó la indignación, pero no sabemos dónde va a terminar. En el colmo de la incomprensión, el presidente llamó a superar el dolor. ¡Sí! Así de distante, así de ajeno al momento que vive México. Por su cabeza no pasa la autocrítica y mucho menos, la humildad. Desde 1968 no veíamos un movimiento similar: manifestaciones, crítica, protesta, rechazo al poder, indignación por todas partes. De cierta manera vivimos un momento "tectónico". Capas y cimientos que en muchas décadas no se habían movido. Desde el poder se apela a la conspiración, pero no se reconoce el fondo el problema: corrupción e impunidad del mismo poder. Las claves de nuestra endeble democracia las ofrecen los mismos actores políticos. Anoto las principales.
No hay oposición, pero sí complicidad. Silvano Aureoles, presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados y miembro del PRD, ratifica su lealtad al presidente. Para él la casa blanca es un "asunto entre particulares". Lejos de investigar o ser un contrapeso, el poder legislativo se quedó callado, para que tampoco sea investigado. Para los diputados es preferible la complicidad, a la rendición de cuentas.
Cuando el auditor renuncia a llamar a cuentas, sabemos que la impunidad prosperó. Juan Manuel Portal, titular de la Auditoría Superior de la Federación se comportó como debía comportase: un hombre leal al status quo. Escuchemos sus palabras: "Hasta ahorita el tema de la casa blanca es un asunto de particulares, quién le compró y quién le vendió, la señora no es funcionaria pública aunque maneje recursos públicos, pero en fin, una vez que pudiéramos tener facultades para hacerlo durante, quizá podríamos revisar el procedimiento de licitación del Tren por presunto conflicto de intereses, de la casa no salió de recursos públicos". Portal no quiere ser un outsider, ni tampoco un héroe solitario que denunció la corrupción. Nada de eso, su papel es ser un celoso guardián del orden establecido.
Cuando no salíamos de una casa, ya estábamos en otra. Luis Videragay, arquitecto de las reformas de Peña Nieto y flamante Secretario de Hacienda, no quiso quedarse atrás en eso de las casas. No obstante que declaró estar desempleado en 2012, accedió a la bondad empresarial de Grupo Higa y consiguió el mejor precio del mercado. Cuestionado por la prensa estadounidense, Videgaray, reconoció la crisis que vive el país por los escándalos de corrupción y seguridad. Más aún, la periodista Michelle Caruso le cuestionó: "Si Bárbara Bush hubiera tenido una casa construida por Halliburton, George W. Bush hubiera sido sometido a juicio político". Pero claro, Videgaray asume que está en México y no en Estados Unidos, donde sí han corrido al presidente por corrupción, como sucedió con Richard Nixon. En función de esa "certeza", el Secretario dice que no hay conflicto de interés, no obstante que Higa ha recibido contratos de miles de millones de pesos del gobierno.
Entre las autoridades, hay pocas excepciones, y quien realmente sorprendió fue el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el ministro Juan Silva Meza. En un reciente discurso, Silva Meza aludió elegantemente al presidente. Lamentó los sucesos violentos que "ni el tiempo, ni el silencio permitirán superar la adversidad, sino el reconocimiento y la determinación para hacerles frente". Luego crítico a los gobiernos de aparador: "la sociedad no quiere una justicia inservible y lejana, justicia de discurso, justicia de aparador, debemos entender que nuestro lugar está a lado de la sociedad y sus derechos, no por encima de ella".
Sin embargo, para coronar la impunidad, esta semana una noticia demostró que el cambio, si lo hay, no vendrá de las actuales instituciones, ni de los políticos en el poder, sino de una generación que se atrevió a salir a las calles. Por lo tanto: Salinas de Gortari es inocente. Como ave de mal agüero, la historia no tenía razón y ahora resulta, que Raúl Salinas, hermano de uno de los peores presidentes de México, fue exonerado por un tribunal en el DF. ¡Cómo se nota que manda el PRI! Hace algunos meses, nuestro presidente afirmó que la corrupción es un problema cultural que afecta a México. Si es así, qué cultos son estos gobernantes.
17 de dic 2014
El Siglo