lunes, 12 de enero de 2015

La hora de Humberto


Un fantasma recorre Coahuila: el fantasma de Estados Unidos. Pero nada más negativo para México y Coahuila, que la justicia provenga de otro país. Negativo porque el asunto demuestra que por más reformas que hubo, ninguna tocó la corrupción imperante en las instituciones. Por el contrario, se trabajó con las reformas, como si la corrupción no fuera un problema para el estado mexicano, sino un asunto de "cultura". Por las autoridades mexicanas la deuda de Coahuila está en el conveniente olvido, pero el problema está con la justicia estadounidense. Aquí ya pasaron varios años desde que se conoció el escándalo de corrupción en el gobierno estatal y nada pasó. Incluso, el principal responsable fue y vino, y hasta estudió una maestría en España. De no ser porque los artífices del monumental desfalco, unos 35 mil millones de pesos, llevaron el dinero a Texas, la cosa estaría tan tranquila como en México. O mejor todavía, como en Coahuila.
A nadie le queda duda de que la ley es diferente para cada lado. Mientras en Estados Unidos investigaron, detuvieron, confiscaron y encerraron. En Coahuila los responsables continúan como funcionarios del gobierno porque aquí sencillamente no pasa nada. Sin embargo, lo que hasta hace unos meses parecía un monumento a la impunidad, como los que abundan en el país, cambió por las investigaciones de la justicia gringa. Desde la entrega de Javier Villarreal, el entonces secretario de Finanzas durante el gobierno de Humberto Moreira, el juego cambió. El dilema del prisionero ya hundió recientemente a un empresario de medios ligado no solamente al lavado de dinero, sino a otras gracias más. Poco a poco los gringos han develado una trama criminal en Coahuila que no le pide nada a un guión de Martin Scorsese: corrupción, violencia, pelea entre familias, criminalidad y hasta muerte.
No sorprende que las autoridades coahuilenses no vieran ni sancionaran nada del megafraude de la deuda. Ni la Contraloría o Función Pública, ni la Auditoría estatal, y mucho menos, la Procuraduría General del Estado. Pero esa inacción ha encumbrado al gobierno del Coahuila como una entidad dominada por la corrupción y la complicidad, por supuesto, con el sucesor fraterno a la cabeza. Como si la deuda no fuera un exceso, todavía volvieron a solicitar otro préstamo por 2 mil 500 más. Así sin más, sin explicaciones, sin rendir cuentas, sin fincar responsabilidades.
Como los vientos, las circunstancias en Coahuila también han cambiado. Las nuevas revelaciones desde Estados Unidos, apuntan al principal "conspirador" de la deuda: Moreira I. Hasta hoy Humberto ha librado con impunidad la deuda, por dos razones. La sucesión de Moreira II en 2011, y el triunfo de Enrique Peña Nieto en 2012. El primero continúa como gobernador en la medida en que no se ha procedido contra la deuda. El segundo, ahora con el agua hasta el cuello por la matanzas de Tlatlaya y los 43 normalistas de Ayotzinapa, ya no lo podrán proteger.
Antes de asumir el poder, el presidente Peña Nieto propuso la Comisión Nacional Anticorrupción. Curiosamente, ya cuando asumió el cargo e impulsó las reformas, se olvidó de aquella propuesta. Ante la crisis que vive la presidencia de Peña Nieto, se suma un cuestionamiento más: la millonaria mansión de la esposa del presidente. En los medios tradicionales se puede intentar un "control de daños", sin embargo, las redes sociales ha equilibrado el juego con tuits, hashtag, memes y hasta comparativos con las grandes actrices de Hollywood que posen casas menos suntuosas. Al igual que el procurador Murillo Karam, muchos coahuilenses ya nos cansamos de la deuda y de que en Coahuila las autoridades actúen como si nada hubiera pasado, como si no fuera un grave delito robar 35 mil millones de pesos a los contribuyentes.
Si Peña Nieto quiere recuperar algo de la imagen tan vapuleada que ahora tiene, debería empezar por demostrar un cambio significativo frente a la corrupción y la impunidad. La violencia y la inseguridad es un frente, pero también la enorme corrupción de políticos como Humberto Moreira y sucesores. Por lo pronto, nada bueno viene desde el vecino del norte para los coahuilenses implicados en la deuda.
12 de nov 2014
El Siglo 

Dos años de Moreleando

El próximo sábado Moreleando festeja dos años de tomar las calles. Los miles de ciudadanos que acuden a la Morelos, han demostrado que otra ciudad es posible. ¡Enhorabuena! Ahí nos vemos.

22 de nov 2014 
El Siglo

El fiasco de las consultas

Se acabó el "Mexican moment". Los acontecimientos del país que van desde protestas hasta la desaparición de normalistas en Guerrero, seguido de un gobierno pasmado, son más una cadena de correspondencias, que hechos asilados. Tanto se insistió en el discurso reformista, que hasta una famosa revista entronizó a nuestro presidente como el "salvador" del país. Otra revista, otorgó al secretario de hacienda, el premio al "mejor ministro de finanzas del mundo". Según ese discurso, a México lo gobiernan los mejores. Pero si eso es cierto, ¿dónde nos encontramos ahora? Tras la batería de reformas, la lapidaria realidad se encargó de recordarnos dónde estamos, más allá del artificio gubernamental. De las reformas se espera mucho para "mover" a México. Pero todavía están la mayoría, por conocerse en acción. El turno ya tocó a la reforma política, en especial al mecanismo de consulta popular. ¿Cómo nos fue?
No hay duda del valor democrático de las consultas populares. El mejor ejemplo, y lo digo con envidia de la buena, es la consulta popular que llevó a los ciudadanos de Escocia, a plantear la separación del Reino Unido. Una pregunta muy sencilla sobre permanecer o separarse. Finalmente los escoceses reafirmaron su integración al Reino y con ello fortalecieron, a través de la consulta, la unidad. Al mismo tiempo, quedó claro por qué ese país es una democracia con una gran tradición liberal.
En México, el recientísimo mecanismo aprobado en la reforma política, resultó un fracaso porque ni siquiera las preguntas llegaron a la consulta. Por el contrario, la Suprema Corte revisó las preguntas del PRD sobre la reforma energética, del PAN sobre el salario mínimo, y del PRI con la popular propuesta de reducir legisladores. Ninguna a su juicio es procedente, por contraviene las reglas actuales y la constitución. Ninguna tampoco, alcanzó la "trascendencia nacional". Visto así, esa parte de la reforma política fue un fiasco que sirvió para recabar millones de firmas y tirarlas a la basura. Más grave aun, fue el simulacro de los partidos que alimentó el tema en los medios nacionales, pero al final, se quedó en una convocatoria estéril. ¿De qué sirvió la reforma y su flamante ley federal de consulta popular si no puede proceder a favor de los ciudadanos?
De acuerdo con la nueva ley, "la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno". Hasta ahí muy bien. El texto legal es una auténtica lección de liberalismo político. No así su aplicación, porque finalmente no llegó a nada. Quizá habría que agregar una nueva definición de la democracia mexicana, como el arte de perder el tiempo. Tanto alboroto por el salario mínimo, y tanta sensación por quitar diputados para finalmente anular las firmas para la consulta. Ni ganas quedaron ya de replantear la reforma energética. 
La inoperancia de la nueva ley no se debe a un error, sino a la inquina de la clase política. Medios de participación como la consulta, son una amenaza al monopolio de los partidos sobre la política. Pero no lo perdamos de vista, esa fallida parte de la reforma política, es reveladora de la disfuncionalidad de origen. ¿Cómo vendrán el resto de las reformas si los legisladores nos acaban de entregar un ley inoperante? Al paso que vamos, no me sorprendería mañana, que el llamado paquete de reformas, también resultó un fracaso que tendrá que ser "perfeccionado". ¡Vaya país!

5 de nov 2014
El Siglo

FUTBOL Y POLÍTICA



O todos coludos, o todos rabones. Sin embargo, hay unos más ciudadanos que otros. Por supuesto no es madre de la caridad, sino empresa privada. La goleada del Santos al Ayuntamiento de Torreón en eso de los impuestos lo dice todo. Para no ir tan lejos, demuestra las prioridades del gobierno.

22 de oct 2014
El Siglo

Antimanual del ciudadano

Cansados de la política, pensamos en los ciudadanos como una fuente inagotable de pureza. Tan mala imagen tiene nuestros políticos, que los ciudadanos nos parecen el último refugio de la sociedad. Hartos de nuestros gobernantes, elogiamos las vías ciudadanas como la única forma admisible. En la crisis de legitimidad de los representantes públicos, las “organizaciones de la sociedad civil” se presentan como una vía más confiable. De esa manera, ante la desconfianza, tenemos más fe en las asociaciones civiles o en las llamadas organizaciones no gubernamentales. 

Por puro contraste, todo lo que suene a ciudadano está “bien”.  Pero la vida pública es más compleja que unas categorías o unas diferencias conceptuales entre políticos y ciudadanos. No se trata de “tipos ideales”, sino de actores que en el fondo, reflejan comportamientos más profundos de la sociedad. Y ahí, no importan mucho la diferencia entre políticos y ciudadanos, por ser al fin artificiosa. Nada más ingenuo que decir: “no soy político”. Pero al mismo tiempo, nada más rentable que asumirse desde la negación a la ciudadanía. Así aparecen grupos de ciudadanos organizados, que sin estar en un partido político reproducen prácticas similares. ¡Sí! Esas prácticas que tanto detestamos.  Quizá la única diferencia es el acceso a bolsas millonarias o a la encarnación más viva del poder: la violencia.

Lejos de la idealización de los ciudadanos, hay prácticas que se corresponden y se parecen a las que odiamos tanto en nuestros políticos. Veamos algunas estampas.

El monopolio soy yo. Nadie es más importante en las asociaciones civiles, que la nuestra. Las demás también hacen trabajo, pero la mejor, la verdadera y sobre todo, la auténtica, es la que llevamos nosotros. Como si fuera un extensión del ego personal, se asume un ego colectivo.

Se vale criticar, pero a mi no critiques. Contrario a la apuesta liberal de la democracia, donde la crítica y debate son una esencia de la vida pública, en el microcosmos de las organizaciones de la sociedad civil, la crítica es deseable hacia fuera, pero nunca adentro. Se vale señalar con todo a los políticos en el gobierno, pero no se permite la crítica a los críticos. Como en el mundo de las redes sociales, los comentarios en contra se borran y de paso, se bloquea a los usuarios que cuestionan.

La tolerancia no es para nosotros. Si hay un discurso políticamente correcto, es el de la tolerancia. Tolerancia de opiniones, de grupos, de creencias está bien para los políticos, pero no para los ciudadanos organizados. Diferir es mal visto, y no adoptar la opinión de la mayoría, es casi una condena.

Tan largos unos como otros. Se ha hablado de la transparencia como un valor fundamental de la democracia. También se ha dicho que la rendición de cuentas es un deber del gobierno. Pero al revisar las cuentas de los ciudadanos asociados en redes de colonos o grupos de interés, encontramos tanta opacidad como en el gobierno. Al final llegan al mismo punto: los fraudes no son exclusivos de los políticos.

Superioridad moral. En el quehacer de las organizaciones, siempre hay quien habla desde la superioridad moral. Cargados con una batería de adjetivos, nos dicen quienes hace bien, y quienes hacen mal.  Así, cualquier foro es la ocasión para pontificar. Si otros ciudadanos colaboran con el gobierno, son “acarreados”. Si nosotros colaboramos con el gobierno, somos especiales e importantes.  

Demerite a los demás. Reflejo de los complejos personales, hay en el ámbito de los ciudadanos, un gusto por demeritar todo lo que no sea el trabajo propio. Si está bien el de otra asociación, demerítelo. Si está mal, diga mil veces que está mal. De esa manera quedará satisfecho con su trabajo, como quien asume haber descubierto la tierra.

Autoelogio, autoelogio y más autoelogio. De lo que se trata es de que brille uno.  La organización sólo es el vehículo para la promoción personal. Deje de lado el trabajo duro, usted salga en la foto. Llegue al momento oportuno cuando las cámaras estén encendidas. De lo que se trata es de aparecer. No lo olvide, la foto es lo más importante. Incluso si puede, regale un objeto personal a manera de relicario. 


El antimanual del ciudadano  continuará…

29 de oct 2014
El Siglo
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1052161.antimanual-del-ciudadano.html

Mis tiempos


Si la historia se repite o no, cada vez nos parecemos más a los tiempos de José López Portillo. Los ajustes al precio del petróleo ya son un síntoma de lo que puede venir. Hacienda dice que no pasa nada y los legisladores, muy responsables, dejan las cosas como están.

22 de oct 2014 
El Siglo

Defender la sociedad


El  estado es un mal necesario. Necesario ante la anarquía o la guerra de todos contra todos. Necesario como orden social. El estado fija ciertos límites a través de instituciones y actos de autoridad. Es significativo, que el origen de la misma palabra autoridad, refiera aumentar o hacer crecer. Pero ¿qué sucede cuando ese mal necesario no ayuda a crecer, ni tampoco a contener la sociedad? ¿Para qué sirve un estado que deja de dar sentido a la autoridad?  

A lo largo de las últimas semanas, hemos presenciado la degradación del estado de Guerrero. No sólo porque en esa entidad, como en otras del país, los criminales se han impuesto al gobierno. Lo indignante del caso, es la impunidad y la inutilidad de las instituciones más básicas del estado. Ni el gobierno estatal, ni el congreso y mucho menos las autoridades judiciales, tienen una respuesta ante la crisis que padece la población.

En la peor de las decisiones, el todavía gobernador Ángel Aguirre, sólo ha agravado el problema con su permanencia. Su actitud no podía ser mejor para crispar más la situación. Cuando el palacio está en llamas, él sale decir que el problema de ingobernabilidad sólo está en Iguala. Para él las cosas están bien como están, no importan que desaparezcan 43 personas, ni que su entidad concentre una tasa de homicidios espeluznante. En vez de callarse e irse, se enreda más. Por eso, el llamado a realizar una consulta popular sobre su permanencia en el gobierno, es una broma de mal gusto para ganar tiempo. No está la figura en la constitución estatal, ni es procedente en el corto plazo la propuesta a través de un reforma. Por lo tanto, sólo se trata de un garlito más para permanecer en el poder. Está claro que el hombre no se quiere ir, aunque sus oficinas estén quemadas.


¿Qué demuestra esa actitud de un gobernante? A) Que es más importante el gobernante que los gobernados; B) Que en México el poder público alienta y protege la impunidad. Lo preocupante del caso, es que la democracia mexicana está casi inerme ante los abusos de los gobernantes, o ante los casos, donde el gobierno es contraproducente a la sociedad. ¿Cómo defender entonces a la sociedad?  Ante el problema de ingobernabilidad de los poderes estatales, los ciudadanos de Guerrero no pueden llamar  a la revocación de mandato, por la sencilla razón de que la figura no existe. Ahí gana el gobernante, no los gobernados.  Tampoco pueden organizar una consulta popular para decidir si ve o se queda, porque no existe el mecanismo legal para proceder. Nuevamente gana el gobernante. En cambio sí existe la petición de licencia o el juicio político para destituir al gobernador. La licencia está a voluntad del gobernante, y ya sabemos que los cargos públicos son muy cotizados por el negocio que representan. Por lo tanto, es difícil que el gobernador deje el cargo por él mismo. 

El otro camino de juicio político está en manos de un congreso local que él mismo gobernador controla. En consecuencia gana otra vez el gobernante. Entonces ¿qué queda si su partido, el PRD, lo protege incluso a costa de aumentar su desprestigio? Tomar las calles como hasta ahora lo han hecho los ciudadanos. Aumentar la presión social, con el riesgo de que estalle un conflicto mayor. La cámara de diputados formó una comisión para cubrir las formas y no decidir nada. El senado aplaza su decisión y con ello serán otras dos semanas más donde el PRD y su apreciado gobernador defienden lo indefendible. 

Por donde se le vea, el PRD pierde y Ángel Aguirre es un cadáver político. Si mantiene al gobernador como hasta ahora lo ha hecho, pierde. Si quita al gobernador, también pierde. En ese cálculo del precipicio, el PRD ya está descarrilado como oposición y como partido. No tiene nada que ofrecer al igual que el PAN. En el mejor de los casos, la debacle de ambos partidos sólo fortalece PRI. Pero no perdamos de vista, independientemente del juego político, que los principales perdedores son los ciudadanos, no la pequeña minoría que gobierna o desgobierna al país. Mientras tanto, pueden desaparecer 43, 100  o los que sean, si finalmente no queda claro la existencia de un estado para defender a la sociedad.

22 de oct 2014
El Siglo
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1049811.defender-a-la-sociedad.html