lunes, 9 de junio de 2008

La industria cultural en Torreón

El martes pasado, con motivo del día internacional de los museos, fui invitado por Cristina Matouk a un panel organizado por el Museo de los Metales y el Regional de La Laguna. La reflexión en torno al museo como agente de cambio social, fue compartida con el museógrafo Sebastián Soto Olmos y la arqueóloga María del Carmen Lechuga. Reproduzco una parte del texto expuesto y también agradezco el profesionalismo y la atención de personal del Museo Arocena (MUSA), quien me proporcionó valiosos datos sobre sus visitantes.
¿Por qué hablo de industria cultural? ¿En qué consiste y qué relación económica tiene para ser considerada como tal? Por lo general, se tiende a separar la economía de la cultura, entendida esta como bienes culturales de consumo: arte, música, literatura, teatro, cine, libros, entre otros.
En Torreón, en La Laguna se habla de la economía haciendo referencia a la industria lechera, textil, metalúrgica, estos últimos con cien años o más de gestión en la región. ¿Pero que la cultura no es también una industria? ¿Acaso no es una oferta de bienes y servicios? ¿No genera la cultura empleos?

La cultura, al igual que las otras industrias, también depende del mercado. Los primeros en utilizar el término de industria cultural fueron Thedor Adorno y Max Horkheimeir, quienes argumentaron que la manera de producción de los objetos culturales era análoga a la forma en que otras industrias manufactureras se abastecían de bienes consumibles.
Una versión actualizada al caso mexicano, la ha aportado el economista Ernesto Piedras al valorar y estudiar la importancia de la economía de la cultura con base en su peso o participación en el Producto Interno Bruto.
¿Cuánto vale la cultura, se pregunta Piedras en una de sus investigaciones? En este sentido, los estudios encuentran que las industrias culturales son una fuente de ingresos importante, incluso superior a otros sectores de la economía. Según cálculos expuestos por el investigador, más del 3.7% de la Población Económicamente Activa, participa de este sector. Tan sólo para el año 2003 -ya que no se cuenta con una base de datos actualizada, lo que refleja la escasa valoración que se le ha dado al tema-, la industria cultural en México aportó 7.3% de Producto Interno Bruto. No hablamos de poca cosa, sobre todo, en tiempos en que la discusión nacional parece solucionar todos los problemas con el petróleo. Desde 1988 la tendencia no ha dejado de ser creciente y se estima que la participación podría superar los 10 puntos porcentuales como proporción del PIB.
¿Y que sucede en nuestro entorno local? ¿Qué pasa en Torreón? Indiscutiblemente durante los últimos años en Torreón, toma relevancia la industria cultural. Pensemos en el año 2006, donde la ciudad experimentó, si se me permite la expresión: un “boom” de museos. Dicho en pesos: 86 millones se invirtieron entre 2006 y 2008.
En agosto de 2006, se inauguró el MUSA, hoy por hoy, es el espacio cultural que lleva el liderazgo en la región. La inversión fue de 35 millones de pesos. Se trata de una gestión principalmente privada, con aportaciones estatales y municipales. En el 2007, septiembre vio nacer el Museo de los Metales, impulsado por la empresa Peñoles. La inversión superó los 15 millones de pesos. En ese mismo año, pero en el mes de octubre se inauguró también el Museo de la Revolución en lo que fuera la casa de un prominente chino lagunero: el Dr. Lim. La inversión de 18 millones de pesos, fue aportada por el gobierno de Estado de Coahuila.
Para el verano de este año se estima la inauguración del museo del Algodón, ubicado en el sector Alianza. La inversión con fondos municipales asciende a 18 millones de pesos.

Si pensamos como industria, la apertura de estos nuevos museos impacta en la economía y la cultura de Torreón. La imagen de la ciudad es otra después de estas inversiones. Los laguneros lo perciben como un cambio favorable que viene a completar el cuadro del desarrollo económico con el desarrollo cultural. Ahora podemos decir, o más bien asumir, que tenemos museos a la altura del crecimiento de la ciudad.
El caso del MUSA, que es que mejor conozco por colaborar ahora en él, tuvo una inversión mixta, pero predominantemente privada. Este museo le ha proporcionado a Torreón, como dice el cronista y mayor historiador de la región, Sergio A. Corona Páez, calidad de metrópoli. En muchos sentidos, el liderazgo de esta institución está marcando la pauta. El 10 de enero del presente año, El Siglo de Torreón daba cuenta que el MUSA llegaba a cifras sin precedente en la demanda cultural de la región: 97 mil visitantes desde su inauguración. Y justamente aquí es donde me quiero detener: ¿Quién son esos visitantes? ¿A qué se dedican? ¿Qué edad tienen? ¿Cómo se enteran del museo? Nada más importante en una industria que conocer el mercado: 64% de sus visitantes es un público joven entre 13 y 30 años. Un 15% está conformado por adultos mayores de 46 años y en contraste, los menores de 12 años sólo representan un 12% de los visitantes. Las mujeres son quienes más visitan el museo: 61% contra 39% de los hombres. 53% de los visitantes son estudiantes y sólo 19% son profesionistas, mientras que un 9% son maestros. 39% afirma haber visitado el museo por opinión de algún conocido. 16% se entera por el periódico, seguido de 15% que llega a ver publicidad externa. 8% llega por invitación, 7% se entera por la televisión y 4% por la radio.
El caso del MUSA representa una gestión que integra diversos procesos de una industria cultural como: Trabajo especializado (departamento de curaduría y restauración, servicios pedagógicos, biblioteca, archivo); oferta de exposiciones de talla nacional e internacional; producción y venta editorial; además de ofrecer un espacio flexible para ser rentado, lo que abre otra fuente para generar recursos propios.
A manera de conclusión, el MUSA es un paradigma de la industria cultural y al mismo tiempo es un agente de cambio social y desarrollo. Ya no pensamos a Torreón sin un museo como el Arocena, pero tampoco sin este boom de museos que enriquecen nuestra geografía.

24 de mayo de 2008, El Siglo de Torreón