El pasado jueves 15 de mayo, se realizó dignamente un acto de memoria pública por los herederos y amigos de la colonia china en Torreón. El motivo fue recordar la terrible matanza de más de 300 inmigrantes chinos en la ciudad en 1911. Vale la pena recordar el suceso, porque se ejerce la memoria en el sentido de aprendizaje, con la finalidad de no olvidar y no dejar que se olvide.
La historia ofrece posibilidades de aprendizaje en la medida que su difusión es la adecuada.
El filósofo y humanista Carlos Valdés, ha insistido en no eludir la historia, sino en “revisar el pasado, porque es la única manera de evitar en el presente cosas parecidas”. Por su parte el Dr. Sergio A. Corona Paéz, el mayor historiador lagunero, no sólo ha escrito diversos artículos en su Crónica de Torreón al respecto, también ha gestionado desde 2003 el acto de desagravio y reconocimiento a la Colonia China de la ciudad. Por una errata omití este comentario en la conferencia ofrecida el 5 de junio en el Museo Arocena, pero hago constar todo mi respeto y reconocimiento a la labor del académico lagunero.
No puedo menos que celebrar la reinterpretación de los sucesos de 1911, que desde hace tres años impulsan y recuerdan públicamente los miembros de la comunidad china en la ciudad. Hay que decirlo: es ejemplar la actitud que ha asumido Manuel Lee, presidente de la Unión Fraternal China de La Laguna, asociación que por cierto, existe desde 1908 en la ciudad y este año cumple 100 años de presencia.El memorial público dedicado a la colonia china está ubicado en la esquina de la avenida Juárez y calle Valdés Carrillo, y con justa razón, ahí se realizó una pequeña ceremonia. Lo significativo del hecho, es que a 97 años de la matanza, se propone oportunamente reinterpretar la historia de nuestra ciudad desde la perspectiva de la memoria pública. Conocer y que conozcan. Son tres años ya de la celebración, que sienta indiscutiblemente, un precedente en la forma de vivir la historia de nuestra ciudad.