lunes, 9 de junio de 2008

Haciendo el futuro

Actualmente, el debate mundial de la política se ha alejado cada vez más de las viejas ideologías situadas entre la derecha y la izquierda, para trasladarse a temas más trascendentales e ineludibles como el cambio climático y la agenda pública del desarrollo sustentable. En el pasado, estos temas se consideraban marginales y de poca importancia para la política, pero la evidencia mostrada, ya sea en los desastre naturales o en el creciente deterioro ambiental, han obligado a replantear la agenda mundial. Por ejemplo, el pasado foro treinta y ocho en Davos, Suiza, retomó parte de su discusión en la relación economía y el medio ambiente.
Finalmente, se trata de la viabilidad de las sociedades actuales, su modelo económico y la relación con el entorno.

Cada vez más, la tendencia mundial en los distintos foros de renombre, y sobre todo en las instituciones internacionales como la ONU, el Banco Mundial o la OECD, están centrando su atención en las implicaciones del cambio climático y el desarrollo sustentable. En otras palabras, la agenda pública a nivel internacional tiene ya entre sus prioridades los temas también llamados verdes.
En La Laguna tampoco hemos estado alejados de las problemáticas derivadas de un desequilibrio ecológico. Quizá nuestro mayor daño esté en el antiguo río Nazas, pero también se suman a la deshonrosa lista, el plomo, el arsénico en el agua y la presencia cotidiana -ya tan normal- de una inmensa nube de partículas sobre la región.

En este sentido, la directriz, las políticas, las líneas de acción que asumen los gobiernos, pueden hacer la diferencia en el largo plazo. Las malas decisiones del pasado, nos salen caras en el presente. Es ahí, donde se observa claramente la madera de las que están hechos los gobiernos y sobretodo, el compromiso y la responsabilidad que tienen hacia los ciudadanos.
En los próximos días, si es que no renueva un plazo más, habrá de conocerse la propuesta de contrato entre el Ayuntamiento de Torreón, encabezado por José Ángel Pérez, y Promotora Ambiental (PASA), empresa que maneja la concesión de limpieza de la ciudad. Lo que resulte de dicha negociación reflejará ese compromiso hacia los ciudadanos. Al respecto, vale la pena reseñar brevemente dos experiencias exitosas e inteligentes en dos municipios mexicanos: León y Teocelo.

A de la ciudad de León también le llegó su hora, pues el relleno sanitario alcanzó su máxima capacidad. Ante la crisis, el gobierno de León aplicó un programa denominado “Basura que no es basura” en el cual de manera innovadora y creativa, se combinan los aspectos técnicos con los culturales para incorporar a los usuarios en una actividad que aparentemente es muy sencilla: la separación de la basura. Desde 1993, el ayuntamiento de esa ciudad, modificó su reglamento como parte de una estrategia más amplia en la administración de la basura. Asignaron, en un primer momento, un día a la semana para recoger exclusivamente la basura que no es basura: papel, madera, cartón, plástico (PET), vidrio y metales.

Como consecuencia del éxito del programa municipal en las nuevas costumbres ciudadanas, aumentaron a dos días por semana, la recolección exclusiva de reciclados. De esa manera, promueven el hábito de separar los desechos orgánicos e inorgánicos en los hogares, y al mismo tiempo, promueven obras de beneficio social a través con los recursos obtenidos de la venta de basura reciclable. Ahí, es el municipio quien marcó la pauta para que la planta recicladora retribuya en beneficios directos a la ciudad.

La experiencia de León muestra al menos tres beneficios tangibles en su presente, después de haber impulsado cambios al reglamento y cambios a la costumbre: 1) Participación ciudadana en la separación de la basura desde el origen; 2) Generación de biogás y ampliación de la vida útil del relleno sanitario; y 3) Inversión social derivada de la utilidad de la venta de material reciclable.

Otro caso exitoso y creativo, en donde intervienen gobierno y ciudadanía, es el que se ha desarrollado de manera ejemplar en Teocelo, Veracruz. El pequeño municipio de Teocelo, ubicado a 25 kilómetros de Jalapa, hizo de la basura un negocio que beneficia directamente a los ciudadanos de ese poblado.

Se trata de un programa integral que parte de la formación de una consciencia ciudadana donde se logró la separación de los residuos sólidos, el uso de tecnologías limpias y accesibles para procesar los desechos orgánicos, además de la obtención de subproductos útiles como el abono orgánico para los invernaderos. No obstante, la innovación gubernamental provino de una crisis de la economía local originada por los bajos precios en el mercado del café. De esa forma, los antiguos productores de café pasaron a sembrar jitomates y pimientos, utilizando como abono la composta generada por las lombrices, en combinación con los desechos orgánicos. La cadena productiva los llevó a tener un excedente de lombrices que posteriormente fueron utilizadas para la piscicultura de langostino y trucha. El impacto del Programa integral de residuos sólidos, donde ya participan a la fecha, un 85% de la población de municipio, llamó la atención de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón a tal grado que firmó un convenio de intercambio con el municipio, con la finalidad de utilizar la tecnología de la lombricomposta y generar abono orgánico de alta calidad.

Este programa manejado en Teocelo, recibió en el 2002 el premio Gobierno y gestión local que otorga el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) como uno de los programas municipales que sí funcionan y son un ejemplo para otros municipios del país.
Entre tanto, lo menos que se puede esperar del nuevo contrato entre el ayuntamiento de Torreón y PASA, es una base que favorezca en compromiso, responsabilidad y visión de largo plazo a los ciudadanos de Torreón. ¿Será?

10 de mayo de 2008, El Siglo de Torreón