sábado, 9 de abril de 2011

Cabilderos


Entre las múltiples definiciones de política hay una propuesta del notable politólogo norteamericano Harold Laswell: ¿Quién obtiene qué, cuándo, cómo? La definición de Lasswell resulta muy útil y vigente para comprender la actividad política detrás de los cuerpos legislativos. Llámese cámaras de diputados, congresos, parlamentos, cabildos. Diferentes individuos o grupos de la sociedad han recurrido a los legisladores para incidir en las decisiones públicas. Las gestiones a veces  resultan exitosas, otras simplemente se estancan. 
Pero si los estudios de opinión demuestran que los legisladores mexicanos están mal calificados, incluso por debajo de las policías, también tenemos pocos ciudadanos que recurren a los legisladores para resolver problemáticas. La cifra de la desconfianza es escandalosa,  pero no lo es menos, la indiferencia de los ciudadanos hacia sus legisladores.

Hay una pequeña minoría que sí recurre a los diputados para realizar gestiones de toda índole, en especial grupos y empresas con intereses bien definidos. El impacto de ese cabildeo llega a la vida pública a través de una ley, un acuerdo o sencillamente en el freno a una iniciativa. Recientemente ante la discusión por la venta de comida “chatarra” en las escuelas, las empresas interesadas cabildearon fuertemente a fin de evitar mayores restricciones. Por otro lado, hay casos positivos para la sociedad, como el lobbying de un grupo de ciudadanos afectados por el secuestro. La negociación derivó en reformas importantes para la Ley del secuestro. 

Tradicionalmente el llamado lobbying no ha estado regulado y por lo tanto, se hace de facto. Sin embargo, esta semana esa regla no escrita ya cambió en la Cámara de diputados. La reforma al Reglamento interno incluyó la figura del cabildeo, la cual implica que esta semana inició la integración de un padrón de 564 cabilderos que representan a empresas refresqueras, bancos, aseguradoras, la Cigarrera Philip Morris, Coparmex, consultoras políticas, maquiladoras y también asociaciones civiles. 

De esa manera se transparentará por primera vez el padrón de los cabilderos en el Congreso, los cuales portarán un tarjetón de identificación, pero además, los documentos de la negociación se publicarán en la página de la Cámara para su consulta pública. 

Sin embargo, la reforma excluyó auténticas sanciones para aquellos negociadores que incurran en sobornos en su afán por influir en la toma de decisiones. Lo más restrictivo quedó en la baja del padrón a quienes proporcionen información falsa. 

En Estados Unidos el lobbying está regulado desde 1995. En 2007 hicieron una reforma más restrictiva donde incluyeron sanciones de 200 mil dólares y hasta 5 años de cárcel para los negociadores que entreguen regalos o paguen viajes a los congresistas. El caso del cabildero republicano Jack Abramoff es un ejemplo de las sanciones (en 2010 la película Casino Jack interpretada por Kevin Spacey presentó su historia).
En México faltan sanciones significativas, pero hay que reconocer que el primer paso ya se dio. Y esto sin duda, es positivo para nuestra vida pública
8 de abril 2011