Fuente: El Universal |
Lejos de ser trivial, la pregunta resulta provocadora de cara a las elecciones del 2012. Pero no voy a hablar desde el futurismo político, el cual resulta tan impreciso como las mencionadas predicciones de candidatos priistas para el Estado de México.
Más bien retomo la pregunta que hace unos días lanzó el senador Manlio Fabio Beltrones, durante la conferencia “Las reformas necesarias”, que impartió en la Universidad Anáhuac. Le preguntaron sobre sus aspiraciones a la presidencia, a lo cual contestó a su vez: “esperaría agotar primero para qué queremos ganar las elecciones y a esa discusión estoy apuntado de antemano. Quiero platicar, discutir, acordar dentro del PRI, lo que puede ser un gran programa de gobierno, que ponga orden y rumbo a México, y, después, seleccionar al candidato con quien habremos de competir en las elecciones de 2012”.
Dada la tendencia registrada en los últimos años para los comicios federales y estatales, está claro que el PRI tiene amplias posibilidades de recuperar el poder en el 2012. Pero si regresamos a la pregunta de Beltrones, veremos en realidad que ésta no sólo se aplica al PRI, sino al conjunto de los partidos, en especial el PAN y el PRD, porque de ahí para abajo, el resto parecen sucursales familiares.
¿Para qué quieren el poder? A simple vista la pregunta parece meramente retórica y por lo mismo, no hay actor político que no declare buenas intenciones y mejores deseos. Pero en la práctica, si lo abordamos desde la realpolitik, encontramos algunas prácticas que se repiten. Resumo tres: a) el poder emana de los ciudadanos para luego desentenderse de estos; b) el poder público ejercido con fines privados; c) el poder como fuente de riqueza económica.
Puede ser que detrás de la aspiración al poder, existan sentimientos de bondad hacia sociedad, pero no es difícil reconocer que detrás de la obra pública se multiplican jugosos negocios. Así, más que diputarse la producción nacional de la pobreza, no veo a los actores políticos compitiendo por los mejores resultados. Porque la mediocridad de la economía mexicana trasciende al PRI y al PAN. No hemos crecido lo suficiente para generalizar la riqueza y la deuda política de la alternancia continúa. Reformulemos la pregunta: ¿Para eso querían el poder?
Dentro de todo, me alienta saber que después de una durísima disputa por el poder, dos actores políticos podrían romper con el paradigma tradicional de la política en México. El gobernador priista electo de Hidalgo, José Francisco Olvera Ruiz y la aguerrida ex candidata panista a la gubernatura de esa entidad, Xóchitl Gálvez, hicieron de lado sus diferencias, ¡y vaya que las hubo!, para anunciar una agenda de trabajo en torno a tres temas integrados al Plan de Desarrollo: trasparencia; desarrollo tecnológico e impulso a un sistema de educación intercultural. Con sus diferencias Olvera tendrá a una formidable crítica y colaboradora independiente de su gobierno. Por su lado, Gálvez podrá empujar la calidad y la vigilancia del gobierno. ¿Será posible? Por lo pronto, el primer paso ya lo dieron.
1 de abril 2011