miércoles, 13 de abril de 2011

Resucitar la Reforma política



Irónico. Al parecer la nueva sede del Senado les quedó chica a los senadores y al personal que labora en la Cámara Alta. Pero a la inversa de la construcción millonaria, más de 2 300 millones de pesos, el país parece quedarles grande. Las decisiones que ahí se toman, pero sobre todo las que se dejan de tomar, podrían proyectar un país distinto al que ahora tenemos. Me refiero desde luego al entramado institucional que sostiene al Estado Mexicano. Desde hace tiempo que se acusa una profunda crisis de legitimad en los actores políticos claves del país. Y legitimidad no sólo se refiere al voto y a la representación popular, sino a la calidad posterior en el uso del poder. Con facilidad tenemos actores políticos que emanan de los ciudadanos para luego desentenderse de ellos. Piense en su diputado o en su senador. Hay de por medio un voto, pero no hay de en el camino ningún mecanismo de responsabilidad de cara a los representados. El esquema funciona así: yo gano una elección, provengo del voto de los ciudadanos, pero no hay nada de fondo que me ligue a ellos después. Ni mi trabajo, ni la vista al distrito. Nada, porque al final se responde al partido o al grupo.  Al no haber incentivos, la responsabilidad se vuelve ambigua.
Pero ese esquema es sólo una dimensión de la reforma del poder. Todo parece indicar que algunos aspectos de la reforma política propuesta en 2009 por el presidente Felipe Calderón, van avanzando esta semana en el Senado. Candidaturas independientes, reelección de legisladores, iniciativa ciudadana y la figura del referéndum son algunos puntos de acuerdo. Se quita de la propuesta, la segunda vuelta electoral en las elecciones presidenciales, reelección de alcaldes, creación de gobierno de coalición, el aumento del porcentaje requerido para registrar un partido, la reducción de Congreso.
Si realmente avanza el acuerdo entre los coordinadores del PRI y del PAN, este se reflejaría en un dictamen que turnarían a fin de mes a la Cámara de Diputados para su discusión, y en dado caso aprobación. Durante el 2010 la propuesta del ejecutivo naufragó y tras la salida del entonces Secretario de Gobernación, quedó huérfana. Ahora la abandera el PRI, en especial Manlio Fabio Beltrones. Se trata sin duda de una noticia importante, pero cuando vemos la cantidad y la relevancia de los temas que se quedan en la mesa, estamos ante políticos demasiado convencionales que le temen pensar en grande. Así como va, es una propuesta de reforma política pequeña, sin grandes miras, sin grandes aspiraciones. ¿Por qué posponer la reelección de diputados hasta el 2015 y la de senadores hasta el 2018?
¡Vaya lección de arquitectura! Los senadores modernizaron notablemente su sede, para lo cual no se escatimaron recursos ni tecnología. Pero al mismo tiempo, esos legisladores son incapaces de modernizar a fondo el vetusto sistema político mexicano. Avanza el tema de la reforma, pero nos quedan a deber.