domingo, 18 de septiembre de 2011

Después del Bicentenario...

¿Quién dice que los cumpleaños no cambian la historia? Más que el 16 de septiembre, conmemoramos el 15 por el cumpleaños de don Porfirio Díaz.

* Miguel Hidalgo inició un efímero movimiento en 1810, sin saber que con los años desembocaría en la proclamación de Independencia en 1821. Sin embargo, sólo cincuenta años después se logró consolidar el Estado mexicano.

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Si el llamado grito en 1810 expresó: muera el mal gobierno, viva Fernando VII (no el anacrónico “viva México”). El grito desesperado del 2011 fue un llamado a la paz.


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Ironía. Para las fiestas del Centenario en 1910, el presidente Díaz organizó los preparativos con diez años de antelación. Cuando el sempiterno gobernante se disputo a dar el grito desde el balcón en el Palacio Nacional, tocó la afamada campana de Dolores, pero no sonó. Simpatizantes de Francisco I. Madero habían colocado un trapo en la campana. Rápido, la situación se enmendó, no así las revoluciones en puerta.


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Dos gritos. El emperador Maximiliano se desplazó a Dolores en septiembre de 1864. El día 15 en la noche, visitó la casa que fuera del cura Hidalgo. Posteriormente pronunció un discurso donde reconoció al llamado padre de la patria. Lejos de ahí, en Pedriceña, Durango, Benito Juárez junto a Guillermo Prieto, José María Iglesias y Sebastián Lerdo de Tejada, conmemoran modestamente el otro “grito”.



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El gran monumento de las Centenario de la Independencia fue la victoria alada conocida como El ángel. El monumento del Bicentenario quedó sin concluir y es una estela de luz manchada de corrupción.



18 de septiembre 2011
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