domingo, 11 de septiembre de 2011

Memorial 9/11

Más fácil destruir que construir. A diez años de los atentados terroristas en Nueva York, se levantan varios edificios en la llamada Zona Cero. Más significativo aún, la construcción del memorial para dignificar los nombres de los civiles muertos en aquel 11 de septiembre de 2001. Se proyectó una plaza con cientos de robles que rodean una sugerente “ausencia reflejada” (Reflecting Absence).

El estudioso de los memoriales, el profesor Huyssen de la universidad de Columbia, ha expresado que el nuevo monumento es “antiheroico, no hay banderas”. Creo que no podía ser de otra manera, sobre todo, por las posiciones extremas que han surgido después de los atentados, incluyendo las campañas del propio gobierno norteamericano al hacer dos guerras en Oriente con “logros” muy polémicos. Más bien hacen pensar en el fracaso y la decadencia humana.

A pesar del endurecimiento, la paranoia y las restricciones después del 9/11, surgió cierta esperanza de las ruinas. No sólo por la reconstrucción y el restablecimiento de la memoria a través del Museo del 9/11, sino también, por el triunfo de la pluralidad y la tolerancia después de la enérgica disputa que suscitó la construcción de una mezquita y un centro cultural islámico contiguo a la Zona Cero.

La noticia causó polémica el año pasado, a grado tal que un famoso magnate ofreció comprar el edificio para que no se construyera ahí la mezquita. Predecible, la excandidata republicana, Sarah Palin, consideró la construcción de la mezquita como un “puñalada”. Al final, el presidente Obama fue claro y defendió la tolerancia religiosa. Por entonces afirmó: “Como ciudadano y como presidente, creo que los musulmanes tienen el mismo derecho a practicar su religión como cualquier otra persona en este país”

Para decirlo con Todorov, el memorial recupera con sencillez consternadora, los nombres propios, las fechas de nacimiento y los rostros de las personas desaparecidas. Es una alerta del pasado en el presente. Después de todo, la maldad también es parte de la condición humana.


11 septiembre 2011
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9024180