martes, 27 de marzo de 2012

Esplendor del Banco Chino





En Torreón hay varios edificios que acompañan la historia centenaria de la ciudad. Uno de ellos es el Banco Chino, que está ubicado en la avenida Juárez y calle Valdés Carrillo. Inaugurado en 1907, la construcción se financió con capital chino. Fue una inversión notable para su época, 100 mil pesos de capital social, cuando el peso mexicano era una moneda bien valuada. El conjunto de la inversión no le pedía nada a las realizadas por otros bancos norteamericanos o ingleses en México. Formalmente la empresa se llamó Compañía Bancaria y de Tranvías Wah Yick. El principal accionista fue un destacadísimo cantonés, Kang You Wei, quien antes de venir a la inauguración del banco, se entrevistó como Franklin Roosevelt, presidente de Estados Unidos; posteriormente, en su visita a México, también habló con Porfirio Díaz.

Aquella inversión vio en Torreón una ciudad propicia para conectar el comercio desde Mazatlán, vía barcos de vapor, y para ello el Banco fue una liga de inversiones en Estados Unidos y China. De ese tamaño era la importancia de La Laguna en el desarrollo económico de principios del siglo XX.
Por eso hay justicia en el rescate y dignificación del antiguo Banco Chino que promovió la Fundación E. Arocena y la voluntad de la familia Russek. Tristemente la historia del edificio que inició con gran empuje, quedó marcada por varias infamias. La primera, sucedida durante la toma maderista de la ciudad, aquel 15 de mayo de 1911, cuando se desencadenó uno de los peores sucesos de nuestra historia. La toma desembocó en una terrible masacre contra una minoría pacífica de chinos laguneros. Digo laguneros, porque aquí echaron raíces y sus historias, a pesar de la muerte, debemos honrar en la memoria. Así acabó la vida del Banco, que funcionó sólo cuatro años. Posteriormente el edificio tuvo un impasse, pero en los años veinte, se estableció ahí el hotel La Española, el mismo que hospedó y luego aguantó la balacera contra el mitin a favor de José Vasconcelos, durante la campaña presidencial de 1929.


Años después, sucedió la segunda infamia. En 1925, en el marco de la campaña antichina de los años veinte, donde por cierto, dos expresidentes municipales de Torreón fueron activos promotores del racismo y la intolerancia, se pretendió saquear la propiedad. De esa manera, Eugenio F. Castillón, abogado oriundo de Monterrey, denunció la propiedad del Banco Chino como un inmueble abandonado, y por lo mismo solicitó a la autoridades la expropiación a su favor. Gracias a la evidencia recabada en los archivos, pude verificar que esa segunda infamia fue avalada en contubernio con el gobierno estatal de Coahuila. Luego de un largo y costoso litigio que llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la propiedad fue ratificada a sus legítimos dueños. No es casualidad que en el año que los chinos ganaron el litigio, 1926, fue el año en que colonia china sufrió otro agravio.


El jefe de la zona militar, el tristemente célebre José Gonzalo Escobar, se apoderó impunemente del Pajonal (445 mil metros cuadrados donde los chinos sembraban hortalizas) para instalar ahí el campo militar. Años después, ese militar, en su afán “revolucionario”, asaltó los bancos de la ciudad en 1929, y de paso se rebeló contra el gobierno federal. Se fugó a Canadá y con los años regresó a México como si nada.





Sin duda, después de tantos años de abandono, la restauración y apertura al público del antiguo Banco Chino es un buen motivo también para restaurar la memoria. Como ha dicho el cronista de la ciudad, el Dr. Sergio A. Corona Páez, nada nos salva en el presente de la intolerancia contra otras minorías.


25 de marzo 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9135415