domingo, 21 de julio de 2013

Y mi voto para… Candigato Morris


De tan convencionales las campañas políticas, mejor terminó por entusiasmarme otro animal. Para ser exactos un gato muy político: el Candigato Morris. Y cómo no adorar un felino que maúlla y ronronea. Su mensaje es tan claro como sencillo: “Ante la cantidad de ratas que acechan esos puestos sólo un gato podrá poner orden”. Se trata del candidato más interesante a la alcaldía de Xalapa. Tanto, que a unos días de las elecciones hoy sabemos más de Morris, pero no de los contendientes formales, lo que aparecerán en la boleta el próximo 7 de julio. ¿Alguien los recuerda?

En poco tiempo nuestro gatito Morris ganó la popularidad que ya quisieran los candidatos del PRI y del PAN en ese municipio. Una simple página del Feis, superó fácilmente en seguidores y likes a los políticos. Pero el Candigato no promete más que los demás: ¡descansar y retozar!
Una antigua y muy actual tradición liga a los personas con los animales. Desde las fábulas de la antigüedad, hasta el bestiario y la zoología fantástica tenemos en los animales, símbolos profundos de las costumbres y prácticas. Por eso me interesó más Morris, que “los mismos de siempre”.
La reacción fue previsible. En el PRI lo acusaron de ser una campaña negra para demeritar el voto hacia ese partido. En el PAN lo descalificaron por ser una falta de respeto. Algo similar declaró una diputada local del congreso de Veracruz: “falta el respeto a las instituciones y a las elecciones”. Lo más curioso es que nadie consideró que sea una falta de respeto asaltar el erario, endeudar las finanzas o hacer un gobierno ineficaz, carente de valor público. Lo que sí reconoció el candidato del PRI en Xalapa, es la falta de confianza de los ciudadanos en los políticos. ¡Y no es para menos!

El éxito de la contracampaña de Morris no responde, como piensan algunos, a “intereses oscuros”, sino algo más evidente y general entre los ciudadanos: el hartazgo hacia nuestros políticos. La desconfianza hacia las instituciones y la crisis de credibilidad de los partidos. Por eso Morris, nuestro querido gatito, va más allá de lo local, porque de cierta manera expresa ese malestar y al mismo tiempo, un deseo de aliviarlo. Sin mucho que decir, el presidente del Tribunal Electoral de Veracruz, consideró a Morris un “riesgo y peligro”. Pero no hay más reconocimiento del fracaso de la clase política, cuando las autoridades se alarman por un felino político. ¿Qué será cuando llegue un león? Una consejera del Instituto Electoral hizo un llamado a no votar por el Candigato. ¿En verdad, tanto preocupación les da un gato? ¿No les preocupa más la credibilidad, la confianza, el gobierno eficaz, la responsabilidad?




Cangidato nos ofrece algunas advertencias útiles para próximos comicios: Que no te digan por quién votar, dale un zarpazo a los malos candidatos; Te conviene votar por otro animal; Para tapar los baches de Xalapa… ¡Yo tengo suficiente arena!; No soy gato de nadie; ¿Xalapa sin ratas? Morris sí puede; Cansado de votar por ratas, vota por un gato.

Como una nueva manifestación del anulismo, Candigato Morris vuelve a traer el tema del gobierno y la corrupción. Si acaso, por una vez, la razón se apodera de los legisladores, ya es hora en nuestro país que anular los votos afecte negativamente el presupuesto de los partidos como en otros democracias. ¡Hacer una auténtica reforma política!

3 de julio 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9185164