domingo, 21 de julio de 2013

Detroit o cuando RoboCop se quedó sin chamba

Antigua estación

Hay ciudades que parecen resumirlo todo, incluso su decadencia. La noticia de la quiebra de Detroit, otrora capital mundial del auto, no es la muerte para esa ciudad, pero sí la crónica de una larga agonía anunciada. La quiebra de la famosa Motown o Motor City, no es algo excepcional, sino la consecuencia lógica de una dolorosa degradación que terminó por expulsar a sus habitantes desde hace varias décadas. El caso es emblemático de las grandes ciudades de mediados del siglo XX que hoy viven entre las ruinas de su notable desarrollo. La quiebra del gobierno local, sólo refleja una quiebra mayor en la ciudad y sus ciudadanos. Para decirlo de otra manera: la democracia también quiebra.

Por lo mismo, ante la deuda que supera los 18 mil 500 millones de dólares, la mayor quiebra de una ciudad en Estados Unidos, las autoridades designaron a Kevyn Orr, como “administrador de emergenciapara sustituir a los funcionarios electos de Detroit. El gobernador del estado de Michigan, Rick Snyder, ha resumido así la situación: “Fue una decisión difícil, pero creo que no había otras opciones viables… el declive de Detroit es algo que se viene gestando desde hace 60 años”. Por si las cosas no fueran tan mal, hasta un ex alcalde estrella, acaba de ser condenado por cargos criminales y los acreedores ya sugieren apropiarse de la colección de arte del Detroit Institute of Arts.




La historia de esta ciudad es ejemplar, habrá que leerla con atención. En 1950, la cuna del fordismo, alcanzó su pico máximo de población de 2 millones, cuando llegó a ser la quinta ciudad más grande de Norteamérica, después de Nueva York, Chicago, Filadelfia y los Ángeles. Con el tiempo el ritmo de crecimiento resultó insostenible, sin embargo la urbe ya se había extendido enormemente a imagen y semejanza del automóvil. 


Por acá la fuente

Como paradigma de anticiudad, en la mancha urbana de Detroit caben Boston, Manhattan y San Francisco. Con la caída de la población, Detroit decreció a niveles de hace 100 años, para registrar poco más de 700 mil habitantes actualmente. Según el demógrafo local, Kurt Metzger, se espera que siga descendiendo. Un desplome brutal y sistemático ha dejado miles de edificios y casas abandonadas que forman grandes islas urbanas. Hasta una emblemática biblioteca en ruinas. Contrario a lo que experimentan otras ciudades, en Detroit hay desurbanización. Una ciudad fantasma que nunca imaginó en sus modelos Robert Moses. ¿Será también una advertencia para las ciudades del futuro? 

En esas condiciones la ciudad se convirtió en la segunda con mayor tasa de homicidios en Estados Unidos; 54 para ser exactos. Tanto como las más violentas en el mundo.
Detroit no es la primera, ni será la última ciudad que cae en el siglo XXI, pero sí anuncia la ruptura de una época industrial destinada a los automóviles. Como visión de futuro, parece ser la metáfora que experimentan otras ciudades en el mundo, no sólo en los Estados Unidos. ¿En verdad nos queremos parecer a Detroit? ¡Qué mal deseo!

Por lo pronto, en plena urbe han resurgido con esperanza pequeños huertos comunitarios. ¡Vaya paradoja! Mientras RoboCop y el alcalde se quedaron sin chamba, la agricultura resurge alrededor del pavimento.

Posdata
A pesar del desastre en las calles de Detroit, también emergen historias milagrosas como la de Sixto Rodríguez, cantante americano con raíces mexicanas. En su juventud fracasó en Estados Unidos y terminó como albañil, pero sin saberlo triunfó en Sudáfrica como el cantante más popular a lado The Rolling Stones y The Beatles en los años setenta. Actualmente es un autor de culto. En You Tube pueden escuchar completo el álbum Cold Fact (1970). Además les recomiendo ver el impresionante documental Searching for Sugar Man (2012).

21 de julio 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9186736