domingo, 9 de diciembre de 2012
El público y los museos de Torreón
Como nunca Torreón cuenta con museos. En la segunda década del siglo XXI, es difícil pensar en la ciudad sin sus principales museos. El primer museo en todo el sentido de la palabra fue el Regional de La Laguna, ubicado al interior del bosque. Este año cumplió 36. Desde entonces la ciudad empezó a sembrar sus museos, siendo el Museo el Arocena el más importante. Pero a todo esta oferta de infraestructura cultural, ¿cómo los ve su público? ¿qué piensan de los museos? ¿cuáles son sus preferencias, sus gustos y sobre todo, cómo evalúan las exposiciones y los servicios de los museos en Torreón?
Hace algunos meses, con motivo de su sexto aniversario, el Museo Arocena promovió un estudio pionero en la ciudad para conocer al público y su relación con los museos. Más todavía, con ese estudio se propuso no sólo conocer a quienes ya van a los museos, sino a quienes no asisten. Al respecto, tuve el privilegio de dirigir el estudio donde se aplicó una muestra representativa en la ciudad para medir y conocer las preferencias de los torreonenses en relación al consumo de museos. Voy a algunos datos.
8 de cada 10 torreonenses han visitado alguna vez en su vida un museo. Pero la cosa cambia cuando se les pregunta sobre sus visitas en el último año. Sólo la mitad, es decir, 45% llegó a visitar un museo en el último año. Sin duda los museos locales tienen mucho que hacer con los potenciales visitantes. ¡Hay que ser imaginativos e innovadores!
Básicamente, son tres los motivos por los cuales el público local asiste a los museos: por motivos escolares (los niños que visitan el museo a través de la escuela o el papá que lleva a su niño para realizar una tarea); en segundo lugar está el entretenimiento (ahí los museos tienen gran competencia con los cines, los partidos del Santos y otros deportes en la televisión); y finalmente van a un museo por educar.
¿Y qué pasa con los que No asisten a los museos? La principal razón es la falta de tiempo (5 de cada 10), no precisamente de dinero como uno pensaría. Aunque hubo 12% de torreonenses que un arranque de sinceridad reconocieron que no ¡les interesa!
En Torreón, el Museo Arocena goza del liderazgo y reconocimiento entre el público de la ciudad. 8 de cada 10 torreonenses conoce el museo. Esto es una gran ventaja, piensen sobre todo en una marca que es conocida por el 80% en la ciudad. Entre las diferentes valoraciones que midió la encuesta se sistematizaron datos para conocer la popularidad, gusto, servicio, frecuencia de visitas, orgullo e importancia de los museos en Torreón. El Arocena lideró las preferencias entre los primeros cinco museos más mencionados como el Museo Regional de La Laguna, El Museo del Ferrocarril, la Casa del Cerro y el Museo de la Revolución.
Para conocer más detalles sobre el estudio, los invito a consultar la página electrónica museoarocena.com, ahí encontrarán en el blog del museo, una entrada más extensa sobre el tema, y por supuesto, la liga al estudio.
2 de diciembre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9166037
¡Parkour por México!
Sólo en las dictaduras el gobierno tiene todo. En su versión autoritaria, en México conocimos durante varias décadas al gobierno que dominaba todo. Septuagenario, sin competencia, sin otro poder para el contrapeso, tuvimos un poder hegemónico. Hay que reconocer que algunos todavía extrañan las glorias negras de esos tiempos. A pesar de nuestra historia, los últimos gobiernos en el país han estado claramente acotados, con otros poderes y actores que los observan. Sin duda el ascenso más notable han sido los grupos de ciudadanos organizados. No reconocer esos cambios en la sociedad mexicana sería un despropósito.
En esas circunstancias, el nuevo gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto, acaba de hacer un llamado a la coalición. No a la ilusa unidad que se pretende en los discursos políticamente correctos, sino a la pragmática coalición entre actores y fuerzas políticas. Sabe bien el nuevo presidente que si quiere gobernar y sacar adelante el proyecto de la administración, deberá hacer pactos, tender ligas, hacer acuerdos, abrir puentes. En un entorno democrático no hay de otra. Por eso es relevante la figura (no muy bien aceptada ni entendida), de la coalición. Al convocar al Pacto por México, el presidente asume la necesidad de gobernar con la oposición. Insisto, sí hay diferencias. No es el tiempo de “ni los veo, ni los oigo”.
En la firma estuvieron el presidente, los líderes del PAN, Gustavo Madero, del PRD, Jesús Zambrano y Cristina Díaz del PRI. El Pacto es un listado largo de propósitos a realizar en los próximos años. Las temáticas son variadas, y van desde una necesaria unificación del Código penal en el país hasta temas de transparencia, educación, seguridad social, salud. En pocas palabras son los principales ejes del gobierno que ya dibuja Peña Nieto. Pero ese camino no lo podrá hacer sólo, ante todo, requiere de una coalición amplia en el Congreso. En principio me parece positivo el Pacto por México, aunque ya lo dirá el Diablo que siempre está en los detalles. El pacto es una carta de buena intención sobre las acciones que habrán de realizarse durante el sexenio. Tiene propuestas del PRI, retoma propuestas del PAN y del PRD.
Mucho dependerá no sólo del gobierno en turno, sino de los dos principales partidos de oposición. Como en todo, hubo duras críticas a Zambrano por suscribir el pacto. De “traidor” y no sé cuántos más calificativos le endilgaron. Incluso hasta lo quieren destituir de la dirigencia del PRD. Pero la política no es el campo de la pureza, sino de la praxis. Quien quiera hacer política deberá ante todo estar dispuesto a ensuciarse. Arremangarse la camisa. No se puede pretender participar en la vida pública como un hombre excepcional e inmaculado. Eso está bien para las congregaciones religiosas, que a veces ni eso respetan. La inclusión del perredista me sorprendió para bien, porque rompe con la inercia de negaciones habituales del PRD y demás sucedáneos de la izquierda.
Por ser el inicio, hay algo de esperanza o si quiere, damos el beneficio de la duda al nuevo gobierno. Pero la palabra “cambio” es ahora prohibitiva por ser el slogan fracasado de Fox, ahora se habla de “mover” a México. Entonces, bienvenido el ¡parkour!
5 de diciembre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9166312
En esas circunstancias, el nuevo gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto, acaba de hacer un llamado a la coalición. No a la ilusa unidad que se pretende en los discursos políticamente correctos, sino a la pragmática coalición entre actores y fuerzas políticas. Sabe bien el nuevo presidente que si quiere gobernar y sacar adelante el proyecto de la administración, deberá hacer pactos, tender ligas, hacer acuerdos, abrir puentes. En un entorno democrático no hay de otra. Por eso es relevante la figura (no muy bien aceptada ni entendida), de la coalición. Al convocar al Pacto por México, el presidente asume la necesidad de gobernar con la oposición. Insisto, sí hay diferencias. No es el tiempo de “ni los veo, ni los oigo”.
En la firma estuvieron el presidente, los líderes del PAN, Gustavo Madero, del PRD, Jesús Zambrano y Cristina Díaz del PRI. El Pacto es un listado largo de propósitos a realizar en los próximos años. Las temáticas son variadas, y van desde una necesaria unificación del Código penal en el país hasta temas de transparencia, educación, seguridad social, salud. En pocas palabras son los principales ejes del gobierno que ya dibuja Peña Nieto. Pero ese camino no lo podrá hacer sólo, ante todo, requiere de una coalición amplia en el Congreso. En principio me parece positivo el Pacto por México, aunque ya lo dirá el Diablo que siempre está en los detalles. El pacto es una carta de buena intención sobre las acciones que habrán de realizarse durante el sexenio. Tiene propuestas del PRI, retoma propuestas del PAN y del PRD.
Mucho dependerá no sólo del gobierno en turno, sino de los dos principales partidos de oposición. Como en todo, hubo duras críticas a Zambrano por suscribir el pacto. De “traidor” y no sé cuántos más calificativos le endilgaron. Incluso hasta lo quieren destituir de la dirigencia del PRD. Pero la política no es el campo de la pureza, sino de la praxis. Quien quiera hacer política deberá ante todo estar dispuesto a ensuciarse. Arremangarse la camisa. No se puede pretender participar en la vida pública como un hombre excepcional e inmaculado. Eso está bien para las congregaciones religiosas, que a veces ni eso respetan. La inclusión del perredista me sorprendió para bien, porque rompe con la inercia de negaciones habituales del PRD y demás sucedáneos de la izquierda.
Por ser el inicio, hay algo de esperanza o si quiere, damos el beneficio de la duda al nuevo gobierno. Pero la palabra “cambio” es ahora prohibitiva por ser el slogan fracasado de Fox, ahora se habla de “mover” a México. Entonces, bienvenido el ¡parkour!
5 de diciembre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9166312
Martínez y Moreira
En el difícil arte de la política, el tiempo es una limitante. El poder tiene fecha de caducidad, por más que el instinto político indique otra cosa. El poder parece darlo todo, pero también lo quita todo. Con justa razón, Max Weber lo llamó un pacto con el diablo. Así, tenemos hombres públicos haciendo todo por permanecer. Algunos con éxito logran reinventarse y continuar. Pero en ese intento hay muchos desfiguros y pocos sobreviven. Más que rapidez, la política exige la paciencia de un maratonista. Es una carrera de larga distancia donde abundan los fuegos fatuos.
Recientemente me han llamado la atención dos políticos, que por provenir del mismo estado y ser ambos exgobernadores, ejemplifican claramente dos estilos en la política, y por lo tanto, dos destinos opuestos. El primero, Enrique Martínez y Martínez ejerció el poder con prudencia y discreción. Sin mucho ruido entregó una administración razonable cuando terminó su cargo como gobernador de Coahuila. Sin aspavientos dejó el estado en buenas condiciones a los ciudadanos. Luego pretendió sin éxito una candidatura presidencial, pero su trabajo igual continuó paciente. Se alejó de la política estatal y se posicionó como un actor útil y eficiente para el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Callado, sin llamar la atención tejió fino entre el grupo mexiquense.
Después de los vaivenes de la elecciones presidenciales, acaba de ser nombrado por el presidente Peña Nieto como Secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). El tiempo apremia, pero también la eficiencia. Ya lo decía en un clásico texto (“Mirabeau o la política”), Don Jesús Reyes Heroles:
“La discreción sí es cualidad del político y por eso en la literatura barroca al discreto se le reconoce como héroe y oráculo”.
A la larga ha sido una de las mayores virtudes del exgobernador, quien hoy cosecha lo que sembró.
Pero la política no se define por sí misma, sino en relación a los otros. De ahí la necesidad de las comparaciones. Por eso, la historia opuesta es la exgobernador Humberto Moreira. Logró un ascenso vertiginoso desde que fue presidente municipal de Saltillo hasta alcanzar la gubernatura y luego la presidencia del PRI. Con Moreira todo parecía espectacular y grandioso. Tuvo todo en el poder: control de los grupos internos del PRI en el estado; arrasó en las elecciones; creo una sensación notable de aceptación y popularidad entre la gente; alcanzó su sueño de ser presidente del PRI y le tocó la elección del candidato que ahora es presidente.
Con Moreira todo parecía ir en ascenso hasta que la ilusión y el artificio de su política se desplomó abruptamente. Eso sí, con cargo a los contribuyentes. A partir de ahí no sólo vino el desfiguro y la vergüenza, sino lamentablemente la tragedia personal. Cada vez que vuelve a declarar, parece enredarse más. Su defensa de lo indefendible no es la del crítico que busca explicar, sino el torpe ensimismamiento que lo hunde más.
Los dos exgobernadores de Coahuila son contrapuntos. Uno la constancia y la eficiencia. Otro la espectacularidad y el derroche. Para acabar pronto la corrupción. Sin ser inmaculado, ningún político lo es, Martínez es producto de su legado político. Hoy Moreira no sabe cómo lidiar con el suyo, y vaya que los coahuilenses ¡lo padecemos!
7 de diciembre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9166510La Laguna competitiva ¿sí o no?
Termina
el año y es necesario un corte de caja, un balance sobre lo sucedido. Porque no
es suficiente vernos a nosotros mismos, así caemos fácilmente en la
autocomplacencia. Debemos preguntarnos cómo estamos, sí, pero también en relación
a quiénes. Por finalizar el 2012, varios estudios sitúan a La Laguna en
diferentes posiciones. En unas más, en otras menos. Pero dónde estamos en eso
de la competitividad con respecto a otras ciudades mexicanas.
Calidad de vida en las ciudades. Fuente: GCE
Satisfacción con servicios públicos gubernamentales. Fuente: GCE
Basado sólo en la
percepción de los ciudadanos, el Índice de Calidad de Vida que publicó recientemente la empresa Gabinete
de Comunicación Estratégica (GCE) nos sitúa mal, incluso nos ubica en principio
de las ciudades menos habitables. Si a nivel nacional Saltillo obtuvo la mejor
calificación en los servicios públicos entre 41 ciudades, Torreón fue lo
opuesto, ya que se ubicó entre los últimos lugares de satisfacción.
Otros
estudios más amplios han sido realizados por el IMCO y el CIDE. El primero lo
comenté en esta columna durante el mes de agosto. Ese indicador que midió a 77
ciudades nos ubicó en el lugar 44. Es decir, de media tabla hacia abajo. Muy lejos
quedamos de las épocas en que Torreón ocupó un lugar entre los primeros diez.
Igualmente
el CIDE acaba de publicar su actualización del Índice de competitividad de lasciudades mexicanas 2011. A diferencia del estudio de competitividad del IMCO,
el del CIDE es más consistente y
robusto. Realizado sin la inmediatez de publicar datos, el estudio parte de una
amplia base académica que compara 74 zonas metropolitanas y 365 municipios en
el país. Otro aspecto a favor de ese
trabajo comparativo es la generación de series en 2003, 2007 y ahora se publica
la de 2011. El índice se construyó con cuatro componentes que abarcan aspectos
económicos, institucionales, demográficos y urbano-ambientales. Cada uno valora
por separado y en su conjunto el puntaje de las ciudades más competitivas del
país.
4 de 3 en Torreón y la Zona Metro. Fuente: CIDE.
A diferencia de los otros estudios, en este la ciudad de Torreón y su
zona metropolitana no salen mal (Gómez Palacio, Lerdo y Matamoros). En lo
económico y en el perfil demográfico la región supera los 80 puntos entre 100.
En la parte institucional alcanzamos 79 puntos. Donde sí reprobamos es en el
ámbito urbano, es decir, en la calidad de los servicios urbanos. No solamente
gubernamentales, sino privados. Piensen en los parques industriales, en la
escuelas y las universidades (un montón de sucursales “patito”), en el deterioro
ambiental (sí, ese indicador cuenta mucho), en la conectividad, en los centros
de investigación (inexistentes a pesar de las multiplicación de las
universidades). Todo eso pesa para que una región despegue o se quede a media
tabla.
Ahí sólo logramos 46 puntos, lo
cual verifica los resultados del estudio de GCE. Mientras en unas cosas
crecemos como todo una metrópoli, en otras parecemos un ranchote. En promedio
obtuvimos 73 puntos, ocupando el lugar número 14 de 74. Sin duda mejor que en
otras mediciones. Claramente tenemos fortalezas y ventajas, lo cual es
alentador, pero también tenemos debilidades que nos estancan. En esas habría
que enfocarnos.
Posdata para los
cabildos.
En
ese mismo estudio del CIDE, el prestigioso Enrique Cabrero concluye: “En el
caso de México, el Cabildo es una estructura muy anquilosada y claramente
rebasada por la realidad de la vida de las ciudades. El diseño y funcionamiento
actual de los cabildos municipales es un obstáculo para la promoción de una
agenda para la competitividad urbana”.
sábado, 8 de diciembre de 2012
viernes, 7 de diciembre de 2012
50, 000 visitas
50, 000 visitas
Despacio, pero constante, este modesto blog ya alcanzó las 50 mil visitas. Gracias a los internautas, a los atentos lectores y a mis ocho amables suscriptores. ¡A todos saludos desde la blogósfera!
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