domingo, 23 de junio de 2013

Torreón en busca del alcalde

Ayer comenzaron las campañas en Torreón. ¡El clima está que arde! Y el camino rumbo a las elecciones también. Aunque la campaña es corta, y todos los candidatos presentan una buena imagen hacia los electores, en realidad, lo que se disputan es el poder. Son varios candidatos de diversos partidos, pero seamos prácticos. En Torreón existen dos partidos: PAN y PRI. A partir de ahí, ambos se han turnado la alcaldía. Los demás existen por la bondad y gracia de nuestro sistema electoral: léase los contribuyentes.

Aunque la política está desprestigiada, los candidatos todavía importan porque dentro de un mes elegiremos a la autoridad más inmediata, y al fin, la más importante para una ciudad. Olvídense de los diputados, el presidente de la República que está muy lejos, o el gobernador, que por lo general gobierna para la capital. En Torreón, una mayoría relativa de ciudadanos elegirá en las próximas semanas una propuesta de 4 años. Es un matrimonio donde no hay divorcio. Así la obsolescencia de nuestro nuestro sistema político.

En Torreón sólo hay dos candidatos: Jesús de León Tello por el PAN y Miguel Ángel Riquelme por el PRI. Tengo mi dudas de que el partido que representa Raúl Sifuentes, el Movimiento Ciudadano, pueda lograr una duradera tercera fuerza electoral. Porque lo relevante no es una elección, sino lo que sigue después: la continuidad. Aún así, en cuatro semanas pueden pasar muchas cosas. Hoy estás arriba y mañana abajo diría el famoso florentino. La campaña es para cambiar o permanecer. A Riquelme le conviene permanecer: mantenerse. A de León le urge cambiar, ganar electores. En su mensaje, Riquelme volvió al “sí podemos”, pues sabe que la ciudadanía está deprimida y necesita esperanza. Él se presenta firme como su propuesta de gobierno. Por el contrario, de León llama a hacer la diferencia con la inercia del gobierno local priista: “Ya no más” lo dice todo.

En el camino hay diferencias entre un candidato y otro; también hay coincidencias. ¿Pero votamos por programas o por humores? ¿Por simpatías o malestares? La clave parece estar en los sentidos. Otros mal dirán que en las despensas. No lo creo. Por lo pronto, ayer arrancaron las campañas y así estaremos un mes. Hay propuestas interesantes que fueron retomadas a su vez: un BRT o metrobus; la avenida Morelos peatonal, un instituto municipal de planeación, más policía con esquema militarizado, un observatorio ciudadano. También, ante la inercia, está lo básico: pavimento, alumbrado, agua. ¿En verdad el presupuesto de Torreón alcanza para tanto? Tiempo habrá para comentar en próximas columnas los detalles de las propuestas, los pormenores y por su puesto las polémicas. Vayan a www.chuydeleon.mx y www.riquelmepresidente.mx.

5 de junio 2013
http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9182613

Preguntas para ELLA

El tema no es nuevo. Desde hace tiempo que diversos grupos han buscado la conformación de un nuevo estado en la República: El Estado de La Laguna (Ella). Recientemente resurge, pero ahora con otra cara y recursos, una agrupación que busca la conformación de Ella. Para los promotores del Estado 33, se trata de retomar el esplendor perdido, de integrar una región que durante siglos tuvo gran auge, ya fuera por la vid, o por el algodón. También, la conformación de Ella sería una respuesta al olvido de las capitales de los estados de Coahuila y Durango. Y en efecto, tenemos un claro desequilibrio presupuestal en la inversiones de los gobiernos estatales hacia a las ciudades laguneras. Es cierto que desde Saltillo o Durango, poco les importa lo que sucede en Torreón o Gómez Palacio, pero tampoco parece importarnos mucho a nosotros. Cito tres casos. Lejos de unificarnos, el problema de la inseguridad nos ha replegado, nos ha hecho más disfuncionales. Tenemos una débil cultura cívica: si las ciudades están notablemente sucias es por la cantidad de ciudadanos que tranquilamente ven en cada calle un basurero. Alentamos problemas con la legalidad, basta ver el enorme número de laguneros que abraza con gusto la ciudadanía Onapaffa, es decir, la ciudadanía pirata.

Ahora bien, ¿Ella es anhelo de muchos o de unos cuántos? Sin duda hay aceptación en la zona urbana de ciudades como Torreón y Gómez Palacio, pero ¿qué piensan los de Viesca o Nazas? ¿También ellos quieren a Ella?

Si bien, la constitución prevé la creación de nuevos estados, 500 mil firmas o más no son relevantes para el Congreso de la Unión, por una sencilla razón: no hay ningún mecanismo institucional que así lo avale. Además, antes de ir al Congreso, habría que ir a los congresos estatales de Coahuila y Durango. Ella no es tan fácil como parece. Más que deseo, requiere política, mucha política. pero luego decimos que nos somos políticos.
¿Dónde estaría la capital, en Torreón, Mapimí o Cuencamé? Ya mejor ni pregunto quién sería nuestro gobernador. Aunque la idea de Ella suena atractiva, tengo mis dudas de que exista un gran acuerdo social al respecto. Una cosa es opinar, expresar un sentimiento; otra muy diferente es dimensionar con datos duros. ¿Dónde está la evidencia del apoyo?

Pero no nos engañemos con Ella, la evaluación al Fondo de la Zona Metropolitana de La laguna (Secretaría de Hacienda: 2010) demuestra que los recursos metropolitanos no se han ejercido en proyectos ¡metropolitanos! Eso sí, entre los laguneros tenemos muchas islas. Allá cada quien la suya. Antes de Ella, no está mal reconocer que hemos sido incapaces de estar de acuerdo en temas estratégicos para la región. Una operación auténticamente metropolitana mejoraría sensiblemente la vida de los ciudadanos. Pero hemos sido incapaces de integrar temas como el agua, el transporte, la basura o sencillamente los horarios para consumo de alcohol. Ni que decir de las tristes policías. Nuevamente somos varias islas. Hace años, le cuestioné al entonces diputado Carlos Bracho, el punto de Ella en el Congreso. Me comentó que no era tanto por pensar que se lograra el estado, sino porque el planteamiento permitía empujar otros temas. Al poco tiempo Bracho fue uno de los artífices del reconocimiento de la Zona Metropolitana y la asignación de recursos.

No pienso que sólo los laguneros entendemos a los laguneros, y que en consecuencia debemos promover un Estado. Hay que ser menos egocéntricos y más críticos en esto de Ella. Aún así, a pesar de las dificultades para lograr el estado 33, Ella puede ser un buen motivo de presión hacia las autoridades políticas, pero sobre todo, debería de ser un buen encuentro para dejar de ser islas.

2 de junio 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9182306

Hoguera de las redes sociales


Mejor pensarlo dos veces antes de cualquier desplante, prepotencia o ridículo. Twitter, You Tube o Facebook están para atestiguarlo. Como si fuera leña, cada vez que aparece un personaje en escena, las redes se encargan de incendiar. Personajes como la senadora del PRD por Quintana Roo, Luz María Beristain, son puro combustible. Por más sencillo que parezca, el silencio es una virtud para el hombre público. Por lo mismo, no deja de sorprenderme como el escarnio puede prolongarse por días, e incluso semanas. Máxime si el personaje en turno insiste en hablar.

Impunidad y prepotencia ya teníamos como parte de la irremediable condición humana. Ahora, la diferencia con los medios tradicionales, la hacen las redes sociales de manera horizontal. En potencia, cada teléfono conectado a una red, se convierte en una especie de Big Brother al alcance de todos. La redes son una auténtica palestra, pero también, muchas veces, la crítica, la indignación o la condena termina en la hoguera virtual. Quizá la influyente senadora la piense dos veces antes de volver a montar una escena como la del aeropuerto. Para agravar el asunto, la indignada, después del maltrato y la vejación de la senadora a la empleada de la aerolínea, fue ¡ella misma!

Tal vez parezca anecdótico e inútil atender los desplantes de los hombres públicos, pero en el fondo es revelador no sólo de los políticos, sobre todo de lo ciudadanos. Al final, los políticos reflejan a la sociedad a través de ciertas conductas, comportamientos y regularidades. ¿No hay así ciudadanos que se comportan como patanes, que agreden a otros ciudadanos, que sobajan, que alardean de influyentes?

Y vaya que entre broma y broma la verdad se asoma. Irónica, la otrora señorita Yucatán, 1984, comentó: “Que se abra la Fiscalía Especial para Atender las Agresiones contra los Políticos. Porque por diez políticos que han procedido mal, ya hay una satanización en contra de la clase política y ahora todos los políticos somos víctimas de acoso, que nada más están viendo en qué momento te resbalas”. Lo sintomático del caso, no es la pésima broma de la Fiscalía, sino que quien se encargó de “satanizarse” fue ella y nadie más; no los medios, que simplemente reprodujeron hasta el cansancio la escena, y de paso encontraron un blanco perfecto: #LadySenadora en Twitter.

Con facilidad, quien llega a la política se siente diferente, incluso superior a los demás. Unos son de primera, otros de segunda. No se trata, para seguir con la defectuosa pregunta de la senadora: ¿quién defiende a los políticos? Sino de quién defiende a los ciudadanos de los políticos. El poder cuando está solo, tiende por naturaleza al abuso. Sin actores o ciudadanos que los acoten, la ocasión favorece los excesos. Por lo tanto, Beristain exigió con prepotencia por ser “autoridad”. En ese orden, la autoridad es la excepción a la ley, el camino para romper la reglas, la justificación para lo injustificable.

A decir de Henry Kissinger, “el noventa por ciento de los políticos dota al otro diez por ciento de un mal nombre”.

Y luego, todavía se indignan...

31 de mayo 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9182143