lunes, 20 de junio de 2011

Malas señales

Escándalos mediáticos no faltan, evidencia acusatoria tampoco. Así, nos hemos acostumbrado a conocer con cierta regularidad los pequeños o grandes escándalos de corrupción gubernamental en el país. Funcionarios que utilizan el cargo público para fines privados, empleados que se enriquecen “explicablemente”, gobernantes que hace de la política un gran negocio. Sin embargo, dichas historias pocas veces tienen responsables tras las rejas o procesos administrativos sancionatorios.

A nivel nacional la Auditoría Superior de la Federación ha documentado con sólida evidencia atracos burdos al erario, incluso ha realizado señalamientos directos a funcionarios, pero al final, la historia termina en el mismo punto: la impunidad.
“No pasa nada” podría ser el argumento principal de esta historia que se repite. Pero lejos de procurar equidad con la ley, las formas de justicia promueven diferencias entre quienes detentan poder económico o poder político. Por alguna razón la libran” aunque la sospecha se verifique.

Tras la esperanza que motivó la alternancia en el año 2000, uno de los temas a propósito olvidado, fue el fortalecimiento del sistema de justicia. Al final el PAN no sólo terminó siendo una mala copia del PRI, sino que incluso, se sintió cómodo con las inercias del viejo régimen. La lógica del gatopardo: cambiar para no cambiar.
De manera tardía el presidente Felipe Calderón fustiga al PRI por el aberrante pasado, pero en su presente, el panista poco hizo por alterar el estatus quo. Al contrario, toleró y gobernó desde ese pasado que ahora recuerda con sentimiento en un discurso pronunciado en Stanford, la prestigiosa universidad estadounidense. El tiempo se agotó, y los golpes fallidos alimentaron más la arraigada costumbre de la impunidad. Acaso son el inicio del derrumbe panista frente al 2012.

Después de los vergonzosos fiscos orquestados por el gobierno federal, se ve con desconfianza los escándalos en Coahuila sobre enriquecimiento ilícito o para decirlo con el eufemismo, “enriquecimiento inexplicable”. Si la exhibición mediática no va acompañada en el corto plazo de una sanción considerable, entonces, la mala señal que se envía a los ciudadanos sólo fortalece la imagen de la impunidad.

17 de junio 2011