viernes, 3 de junio de 2011

Arizona, Inglaterra ¿Y México?


Ya sé lo que pensarán. Las comparaciones son odiosas. Pero también necesarias para mirar otras perspectivas que tal vez nos den luz a problemáticas comunes. Tras meses de polémica en Arizona, la multicitada ley SB1070 parece encontrar otro cursos en la población estadounidense. El proyecto de ley fue promovido por el presidente del senado en el estado, el republicano Russell Pearce.  La ley tuvo el aval de la gobernadora Jan Brewer.
 Hasta ahí la historia parecía ir sin sobresaltos, pero por medio de una controversia constitucional se echó abajo los párrafos de la ley donde se criminalizó a los inmigrantes. Sin embargo, las cosas no se quedaron ahí, y por estos días un grupo de ciudadanos decidió ir más allá: promover la revocación de mandato del patriótico senador. En protesta se organizaron y recabaron el doble de firmas requeridas, unas 18 mil, para solicitar la revocación del legislador ante la oficina de la Secretaría de Estado. El siguiente paso es la validación oficial, que de verificarse estaría revocandoel mandato de Pearce, y por lo tanto, la gobernadora tendría que convocar a elecciones. En contraparte el senador se ha defendido y ya lo apoya un grupo de patriotas que comparte sus ideas. Lo interesante del caso es el mecanismo de contrapeso y rendición de cuentas que pueden ejercer los ciudadanos de manera sencilla y directa. Alguien pensará que este tipo de figuras se presta para el abuso, pero en mucho tiempo no se ha ejercido en Arizona. Lo importante es la posibilidad que tienen esos ciudadanos para ejercer un contrapeso. No sabemos cómo terminará la historia del senador. Por lo pronto, las firmas ya están registradas.
De manera paralela en Inglaterra, un parlamentario ingresó esta semana a la cárcel por hacer fraude con la declaración de sus gastos como legislador. Lord Taylor of Warwick, de 58 años, deberá cumplir una condena de un año por declarar otra residencia en Londres, a fin de obtener recursos extras por 11 mil libras para cubrir supuestos viáticos. Lo cierto es que el legislador vio la forma de “ganar” más dinero falseando la dirección de una residencia. Así lo hizo hasta que los descubrieron y lo enviaron a la cárcel. Su condición de parlamentario no lo amparó contra el fraude, por el contrario, fue juzgado como cualquiera que comete un delito. El mensaje es poderoso para los ciudadanos de esos países, sobre todo, para sus políticos.
¿Se imagina lector estas posibilidades al alcance de los ciudadanos en México? ¿Qué sucedería en Torreón donde luego nos esteramos de cada cosa? ¿Cuánto durarían nuestros políticos? Estas herramientas para los ciudadanos están vedadas convenientemente en nuestro país, de ahí la relevancia de la reforma política. Por otra parte, el sistema de justicia es profundamente inequitativo y termina por ofrecer una patente de corso a quienes ejercen el poder. Ambos caminos no están en las opciones reales de los partidos en México y tampoco podemos esperar mucho de quienes detentan el poder. Si los partidos han fracasado, no queda más camino que empoderar, quiero decir, empoderarnos los ciudadanos

3 de junio 2011
Milenio, http://impreso.milenio.com/node/8969257