miércoles, 14 de noviembre de 2012

Tragicomedia de equivocaciones


Comedia de enredos, burlesca. Vodevil en medio de la tragedia, ese es el escenario que ofrece Coahuila. En todo esto, más que ironía, padecemos la burla. Coahuila ofrece una tragedia de equivocaciones. Acuso, señalo. Me dijo, me dijeron. La suposición suplanta los hechos. Es el escenario ideal para las opiniones. Mejor aun: para las difamaciones. Por eso la demandas, las denuncias, los pleitos entre los abogados. Al fin, materia estéril para eso que llamamos libertad de expresión.
Pero si los personajes de una pseudo obra shakespeareana se pelean a declaraciones en los medios, el telón de fondo es la impunidad gubernamental por el megafraude de la deuda; el territorio bajo dominio del crimen organizado; la violencia en las principales ciudades del estado y por si fuera poco, un estado débil que se aferra a cualquier cosa con tal de permanecer.
En la tragicomedia de equivocaciones va Humberto contra Guadiana y de regreso, Guadiana contra Humberto. Ayer fueron años de apoyo. Hoy son de discordia. Por eso, en vano esperamos la declaraciones de un hombre que perdió el poder, aunque todavía hacen el suficiente ruido para incomodar a la herencia fraternal. Las diferencias son evidentes: uno carismático, cercano a la gente, aclamado por el pueblo, con una idea clara de gobierno y sobre todo, con las arcas bien llenas de dinero. El otro, aunque hermano, es hosco, sin carisma, con un equipo endeble que a la primera de cambios se va. Pero lo más grave: sin dinero para obra. Ya solo queda afirmar que el “populismo mata lo popular”. Así es cuando las arcas están vacías… ¡No hay más remedio que hacer trabajar al Congreso!
Ante la desesperación, otra vez se volvió a pedir dinero. Un crédito por una cantidad irrisoria: 950 millones. Sin duda la oportunidad es favorable para tratar de bajarle al desastre que dejó el bacanal entre hermanos. Tal vez el nuevo préstamo de un poco de maniobra, pero nada de relevancia. Teníamos 32 y nos gastamos 35: la aritmética no perdona. Aunque la decisión es buena financieramente, políticamente se asemeja a la burla. Es la comedia y también la tragedia. ¡Menos mal que ya no le interesa la popularidad!
Algún acierto debemos reconocer. La imagen personal no se reproduce ad nauseam. No vemos fotos por aquí y por allá que nos recuerden al gobernante. Eso sí, los coahuilenses nos ahorramos las fotos del gobernador, esa chabacanería onmipresente hasta en la más insignificante oficina gubernamental. En donde sí no hubo equivocaciones, fue en tapar la deuda, en cuidar a sus cómplices y mostrar algún recato por el fraude que a penas empezamos a pagar.
14 de noviembre 2012