domingo, 9 de diciembre de 2012

Rubén Moreira, primer informe

Sin duda un primer año difícil y complicado para el gobernador Rubén Moreira. ¡Qué decir de los coahuilenses que padecimos un año turbulento! Lejos quedó la elección que ganó con un margen holgado y sin gran competencia. También lejos quedó el beneplácito del hermano que le antecedió en el poder. La deuda y la crisis de seguridad en el estado consumieron los esfuerzos del primer año. Ante esa lapidaria realidad sería insensible no ver los problemas propios y externos. Por eso me pareció oportuno el reconocimiento que hizo el gobernador en su discurso, sobre los problemas que todavía enfrenta. La deuda no va a terminar de saldarse en su gobierno, es transexenal. Y el problema de seguridad sabemos cuando inició, pero no cuándo va a terminar.

En su primer mensaje del jueves, no habló solamente maravillas de Coahuila ni del gobierno. Tampoco dio rodeos para reconocer tres grandes problemas que enfrenta su administración: la deuda, la seguridad y “una multiplicidad de programas sociales que era imposible sostener”. De alguna manera, en los tres aspectos está implícita una clara crítica al gobierno de su hermano Humberto, por dejar un desastre en las finanzas, un problema de infiltración en el sistema de justicia hasta el más alto nivel, y una serie de programas sociales insostenibles. En resumidas cuentas nos dijo: “poner en orden la administración pública”. 

El gobernador Rubén Moreira no podía ser complaciente en su discurso al recordar el esfuerzo por “enderezar las finanzas”. Nuevamente vuelve a responder a su hermano Humberto: “Para mi gobierno la austeridad ha sido una prioridad. Hoy gastamos menos y trabajamos mejor para ustedes. En este año hemos reducido gastos injustificados por más de tres mil millones de pesos, cantidad que en el pasado provocó el déficit en las finanzas públicas”.

Su promesa más visible sobre el lastre de la deuda: “Les puedo asegurar que el gobierno no se volverá a endeudar y tampoco nunca vamos a comprometer el interés futuro de los coahuilenses”. Aunque es genuino el esfuerzo que ha hecho su gobierno por estabilizar las finanzas, no creo que los coahuilenses “ya hemos dado vuelta a la página”. Por el contrario, nos afectó el desorden de la deuda en el aumento de impuestos, la notable reducción de la inversión pública, la carencia de recursos parar solventar el gasto corriente del gobierno y por lo tanto, los servicios. Además, queda pendiente un tema que no es menor en esto de la deuda y a lo cual no podemos dar vuelta a la página: la contratación de una parte con documentos apócrifos… ¿Dónde están los responsables?

Pero no basta con la crítica que hace Rubén a la herencia tóxica del gobierno de su hermano Humberto. Tampoco basta que lo critique y nos diga que ha eliminado gastos “injustificados”. No basta decirnos que ha “reordenado los programas sociales, para hacerlos efectivos y sustentables financieramente”. Ya es hora que, si su gobierno quiere retomar la confianza, entonces empiece por llamar a cuentas a los responsables de la deuda y explicar a fondo el desfalco. Por lo pronto va un año y nada.

30 de noviembre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9165876