Fotos: Carlos Castañón Cuadros, mayo 2014 |
martes, 13 de mayo de 2014
Otra vez: destruir la historia
Aunque decimos que Torreón es una ciudad joven,
esto no significa que no tengamos edificios e inmuebles con valor histórico.
Por el contrario, en la ciudad sobreviven arquitecturas representativas de la
villa del Torreón. Ya sea por incuria o ignorancia, hay quienes se empeñan en
destruir la historia y la identidad. Hace tiempo que entendí que el gobierno,
lejos de conservar, avala la destrucción. Por otro lado, pocos son los
particulares que reconocen en las casas antiguas y edificios, algún valor
histórico. Para esa visión, lo más utilitario es el terreno. No hay más. Otra
vez están derrumbando un edificio histórico sin que nada pase, ni nadie diga
nada (¿Y el Consejo de Conservación del Centro Histórico?). En la esquina de la
avenida Allende y calle Galeana, han derrumbado patrimonio la ciudad. Mientras
terminan con la “obra”, todavía queda una fachada de tabique, base de piedra y
ornamentos del gusto porfiriano. El
desenlace ya lo conocemos: ¡A NADIE LE IMPORTA!
lunes, 12 de mayo de 2014
¿Es la ciudad que queremos?
En lo inmediato
la autoridad apagó el fuego, pero eso no significa que siga alimentado el
disfuncional modelo de ciudad. En consecuencia, las muertes en las vialidades
no son meras casualidades, sino reproducen un patrón reconocible en la ciudad.
Si algo aportan los números y sobre todo los indicadores, es un conocimiento
puntual sobre prácticas y conductas de los ciudadanos. Nada más en los últimos
dos meses, 12 personas murieron en percances viales (El Siglo, 29 de abril
2014).
Con
las esperanza de una mejor ciudad, vuelvo a repetir las terribles tendencias
que se viven en Torreón. De acuerdo con las estadísticas de morbilidad del
INEGI, en más de una década, 2000-2012, las muertes asociadas al transporte
registran una incidencia de 60% para peatones, 33% automovilistas, 4 %
motociclistas y 3% ciclistas. Transportarse en la ciudad a pie es la principal
causa de muerte. El dato no sólo es sorprendente, sino profundamente negativo.
Algo muy mal hemos hecho en Torreón, cuando al andar a pie tenemos una
frecuente razón para perder la vida. Contrario a lo que parece, transportarse
en bicicleta es por mucho, más seguro que hacerlo en automóvil. Pero volvamos a
la pregunta ¿qué ciudad queremos?
Al
paso de las décadas nos hemos acostumbrado a una ciudad para los automóviles,
pero no para las personas. En ese modelo, lo importante son los autos, no la
vida de las personas. Para el caso, nos parece “normal” que se inviertan
millones y millones de los contribuyentes en infraestructura para los automovilistas,
no así para hacer una movilidad segura.
Desde
hace años tenemos una ciudad orientada al paso de los automotores. Por lo
mismo, casi nadie discute que la mayoría del presupuesto público se destine a
los automovilistas. Millonarios puentes vehiculares, desniveles, amplios
bulevares y colonias sin banquetas, ni cruces seguros. ¡Mucho menos ciclovías!
En ese orden, tenemos ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Los de
prima transitan en vehículos y se benefician del presupuesto de la mayoría. Los
de segunda van a pie o en bicicleta. Basta constatar en los desarrollos de nuevos
fraccionamientos los problemas de movilidad. Hay pavimento, pero no hay
banquetas, ni tampoco un accesible transporte público.
Ya
estamos pagando el precio por una ciudad de baja densidad. El gobierno es más
estrecho e ineficiente, y los servicios públicos se encarecen más. Igualmente
el costo del transporte es mayor, y de vez en vez, hasta la misma vida de las
personas se cobra.
Es
cierto, la responsabilidad no sólo es del gobierno, sino de los ciudadanos. El
exceso de velocidad o manejar alcoholizado reflejan una cultura cívica. En ese
sentido, un gobierno sí puede incidir en la calidad de vida urbana. No sólo con
multas, sino cruces peatonales seguros (no puentes peatonales para anuncios
comerciales), reductores de velocidad y límites más bajos, de tal manera que se
reduzcan la muerte de personas. Hay bulevares donde los autos se desplazan a
100 kilómetros o más. En la Torreón-San Pedro, o en el camino a Matamoros, tenemos
desesperados que van a 140 kilómetros y todavía se enojan con quienes van más
lento. No importa, al fin la vida humana vale poco. En 300 mil pesos la tasa un
juez local y que la fiesta siga.
Atentos
a la ciudad posible, la Universidad Iberoamericana convoca los días 7, 8 y 9 de
mayo, al primer foro: Modelo de ciudad sustentable. Agradezco la invitación al
arquitecto Gustavo Rodríguez de la Vega, coordinador de la carrera de
Arquitectura para participar en la discusión y propuestas de la ciudad que queremos.
El Siglo de Torreón
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/990809.es-la-ciudad-que-queremos.html
Coahuila castigado

Esta semana la presidencia de la República anunció el Programa Nacional deInfraestructura 2014-2018. Ahí se plasman los proyectos y las inversiones que habrán de realizarse en el país durante el resto del sexenio. Se trata sin duda de un anuncio relevante sobre la inversión pública en seis áreas estratégicas: comunicaciones y transporte, desarrollo urbano, energía (en Comisión Federal de Electricidad y Pemex), agua, salud y turismo.
De
manera global, el programa de inversiones asciende a 7.7 billones de pesos, una
cantidad, como explicó el presidente Enrique Peña Nieto, que representa una
aportación de unos 70 mil pesos por mexicano. El mayor monto de inversión será
para el sector energético: ¡3.9 billones! Por eso tanta insistencia en la
reforma energética. En la repartición millonaria del pastel, Campeche será el
estado más favorecido con 569 mil 889 millones de pesos (mdp). Le siguen Tabasco
con 224 mil 328 mdp; Veracruz, 200 mil 417 mdp; Oaxaca 124 mil 660 mdp; y
Tamaulipas con 121 mil 262 mdp. Esos cuatro estados concentrarán las mayores
inversiones destinadas sobre todo, al sector energético: petróleo, luz, gas. En
el camino de las cifras millonarias, no hay que perder de vista que el gobierno
federal apalancará esas inversiones con un déficit público de 3.5% del Producto
Interno Bruto (tanto como en los excesivos tiempos de Echeverría y López
Portillo).
Cual
fue mi sorpresa, que al revisar el Programa Nacional de Infraestructura, Coahuila quedó en penúltimo lugar de inversiones, con tan sólo tres mil 28 mdp. Sólo por encima de Tlaxcala, que
recibirá dos mil 742 mdp. Es una
desgracia para el estado saber que en los próximos años, la inversión
programada por el Gobierno Federal será raquítica. ¿Pero por qué Coahuila quedó
tan castigado en los presupuestos? Indudablemente la tristemente célebre deuda
de Coahuila sigue impactando negativamente en el estado.
Sencillamente las
participaciones federales fueron hipotecadas con los bancos por el gobierno de
Coahuila, para así salvar la quiebra de las finanzas estatales. No sobra decir
que la megadeuda que alcanzó los 35 mil millones de pesos durante el gobierno
de Humberto Moreira, y en lo sucesivo a Jorge Torres y ahora a Moreira II, se adquirió en parte con firmas apócrifas,
documentos falsos y una serie de corruptelas que también involucraron a los
bancos. Viniendo de esa historia que ha hecho “grande” a Coahuila por la
corrupción, no sorprende que el pastel presupuestal sea tan reducido. Nada más Durango recibirá una inversión de 38
mil 23 mdp, es decir, ¡12 veces más que Coahuila!
Veo
con tristeza cómo, por donde se le vea, el desenlace de la deuda en Coahuila es
profundamente negativo para los ciudadanos, que a fin de cuentas pagamos y
vamos pagar el gigantesco fraude de unos pocos. Es cierto, Coahuila aparece castigado en las
inversiones del Gobierno Federal, pero los responsables están prófugos, o
forman parte del gobierno estatal, o están detenidos por el gobierno de ¡otro
país!
Qué lejos estamos de aquél Coahuila que dejó el exgobernador
Enrique Martínez y Martínez. ¡Qué cerca estamos de los Moreira!
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/988177.coahuila-castigado.html
El Siglo de Torreón
30 de abril 2014
Prohibido criticar
De Javier Bonilla (visto en)
Malditos
críticos, todo lo ven mal. Nada les parece. Lo que hago bien ni lo ven. Y lo
malo lo resaltan todo. ¡Deberían de trabajar! En realidad ese malestar se
repite una y otra en nuestros hombres públicos. Algunos lo piensan pero no lo
dicen. Otros, más sanguíneos no sólo lo piensan, sino lo dicen. Ahí demuestran
su “altura” política y sobre todo, la ausencia de oficio. Pero más allá del
estilo personal de gobernar, hay ciertas paradojas en la democracia. Por
ejemplo, un sistema de libertades políticas, siempre puede ser ganado por los
detractores de la democracia. Dicho en otras palabras, la democracia alberga en
sí misma, sus propias contradicciones. En una democracia un dictador puede
llegar al poder por medios legítimos. Igualmente, por el voto puede llegar al
gobierno un hombre para desfalcar el erario bajo el lema de “mejorar” las
cosas. La diferencia está en los pesos y contrapesos que tiene una sociedad para
limitar al poder. Lo entendieron muy bien los ingleses, que en el siglo XVII
evitaron una revolución como la francesa del siglo XVIII. En Francia guillotinaron
a los reyes. Entre la tragedia y la comedia, parece que se repite la historia.
El siglo XX fue pródigo en guerras y exterminios. Nuestro siglo emplea
controles menos violentos, pero acaso más efectivos.
En
Turquía llegaron las elecciones, y el eterno hombre en el poder, Recep Tayyip
Erdogan, se volvió a reelegir: es la democracia que niega a la democracia. No
obstante, a diferencia de sus pares árabes en Túnez, Egipto o Libia, Erdogan
reprimió con éxito todo indicio de aquélla Primavera.
Cuando las críticas aumentaron de tono por varios escándalos de corrupción,
especialmente en Twitter, el indignado gobernante decidió “arrancar de raíz” la
red social. De esa forma, y ya con la reelección en la mano, cumplió
temporalmente su promesa de campaña electoral: "Limpiaremos Twitter, no me importa lo que
diga la comunidad internacional al respecto”. Así, la Dirección de
Telecomunicaciones de Turquía mostró que Twitter quedó bloqueado por orden de
la Fiscalía de Estambul. En esas circunstancias tuitear es un peligro. Ya en
junio de 2013, 29 tuiteros fueron detenidos por la policía turca bajo la
acusación de incitar a la sublevación. Para fines prácticos: prohibido
criticar.
Cerca de ahí, Valdimir
Putin, el hombre que regresó a Rusia al escenario internacional, ha demostrado
con creces quien manda en ese inmenso territorio. Olvídense que ahí es una
democracia. Su historia es más cercana a los hombres fuertes y dictadores que
se perpetúan en el poder. En su tercera reelección, el exagente de la KGB, no
dejó lugar a dudas sobre el control de Rusia. Recientemente “anexó” Crimea con
una amplia votación. En su larga justificación, Putin recordó que si Estados
Unidos puede invadir, Rusia también. Al gobernante ruso como al turco, le
fastidian los críticos. En su momento encerró a su detractor y opositor, Mijail
Jodorkovski, por entonces el hombre más rico de Rusia. Irónicamente, en 2013,
después de diez años en la cárcel, lo indultó su mismo verdugo. Si no es el
magnate petrolero, es el colectivo Pussy Riot. Después de la última reelección
de Putin, el grupo de punk criticó en sus canciones al presidente. La respuesta
no se hice esperar y envío a dos cantantes a la cárcel. La lección quedó clara:
prohibido criticar.
Para no ira tan lejos,
en América latina, la República Bolivariana de Venezuela continúa la tradición
antidemocrática desde la democracia. Si creíamos que la exuberancia política
concluyó con Hugo Chávez, Nicolás Maduro es una versión más degradada, pero no
menos intolerante y represiva con la crítica, la oposición o todo aquello que
cuestione al régimen. Hace un año, Maduro ganó con apuros la presidencia de
Venezuela, y sin embargo, sólo ha profundizado la crisis chavista que padece la
población, no así la “clase política”. Una inflación de más del 50 por ciento.
Escasez de alimentos en las calles. Una paupérrima expectativa de crecimiento y
para agravar los males, una de las tasas de homicidios más altas de la región. En
consecuencia, no sorprende que en las calles surjan las protestas contra el
gobierno de Maduro. La respuesta oficial ha sido sencilla: reprimir a los
críticos, censurar a los medios, encerrar a los opositores como el ex alcalde
Leopoldo López, y ya en la desesperación, culpar a Twitter. Para el gobierno de Venezuela la consigna es
la misma: prohibido criticar.
En Ecuador, el presidente
Rafael Correa también se inscribe en la lucha contra la democracia. Allá,
publicar un cartón político puede ser objeto de sanción, como le sucedió al caricaturista Javier Bonilla, sancionado por la
Superintendencia de la Información y la Comunicación, (“Supercom”, por sus
absurdas siglas).
Esta clase
gobernantes, de los cuales en México tenemos muchos aspirantes, son intolerantes con la crítica, pero sobre
todo, carecen de autocrítica. Para ellos la democracia son aplausos y
alabanzas. Sólo el ditirambo le sienta bien. Por eso, la menor diferencia les sienta mal. Quisieran
que en la democracia, esté prohibido criticar.
Posdata. Ahora que se discuten las letras chiquitas de la Ley de Telecomunicaciones,
la propuesta del presidente Enrique Peña Nieto, incluye “bloquear” contenidos
en Internet. Bien dicen que el diablo está en los detalles. ¿Andaremos por las
mismas?
El Siglo de Torreón
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/985562.prohibido-criticar.html
23 de abril 2014
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