La
expresión no proviene de un agudo crítico, ni mucho menos de algún militante de
la oposición. Esos simplemente están dormidos. “Coahuila es una tiranía”, más
que una valoración, parece la descripción de un estado de cosas. Una cierta
forma de “hacer” política. Sin embargo, lo más interesante de la afirmación, que
no proviene de un politólogo, ni tampoco de algún estudioso de la sociedad, es
su mensajero: el profe más influyente de Coahuila. Un nostálgico del poder. Un
poderoso que ahora reclama su fuero. Desde el PRI y contra el PRI, el profe
está de regreso. Primero intentó regresar por su partido, pero le cerraron la
puerta. Después volvió a insistir, y le volvieron a cerrar el camino. ¿Qué se
cree ese tal Ochoa?
“Yo que fui tormenta, yo que fui tornado, yo
que fui volcán…”
Él
que fue amo y señor… todo poderoso del estado. Él, un exgobernador, el más
“notable”, el que hizo de Coahuila, Coahuilyork. ¿Cómo se atreven a negarle su
derecho a participar? ¿Cómo pretenden desconocer a quien los llevó al poder? ¡Ingratos!
¡Malagradecidos! ¡Traidores!
Las
palabras del profe cimbran el estado y más allá. Por lo mismo, la declaración más
reciente no tiene desperdicio: “yo lo puse como gobernador y lo puse como
candidato a diputado federal”. Tras doce años de reinado fraternal, ya no hay
manera de esconder las fracturas y el declive de “una nueva forma de gobernar”.
A pesar de todo, la apuesta es por otros seis años más, pero los problemas
están a la vista.
Como
Caín y Abel, un hermano acusa, y el otro calla. La losa es pasada. ¿A caso soy
el guardián de mi hermano? Nada más profundo que el odio entre hermanos. La
disputa no sólo es por el poder; ya es discordia personal. Pero las diferencias
fraternales pasarían inadvertidas, sino fuera porque en medio está la elección
más competida en el estado de Coahuila. Una
elección que por primera vez puede perder el PRI.
El
regreso del profe es un problema para el PRI. De entrada, su sola presencia ya
causa revuelo, hace olas al candidato electo por el otro hermano, genera burlas
y también sentimientos negativos en el ambiente, como si los priistas
necesitarán todavía más. Por vía plurinominal, y a través del Partido Joven —que
más bien huele a viejo—, el profe busca hacer la hazaña de llegar al congreso
local. Hazaña no porque no pueda llegar —el profe puede esa y muchas más—, sino
por la manera en llegaría, y sobre todo, lo que arrastra consigo, que no es
poca cosa.
Las
especulaciones sobran. ¿Quién será el gobernador? ¿El poderoso y carismático
diputado o el inquilino del palacio rosa? En su inicios, el partido de la
dictadura perfecta, utilizó el exilio para resolver semejantes disputas… hoy se
toman un café en Sanborns y todos tan amigos. ¿Tan amigos? Lo que venga, por
muy pactado sea, puede resultar impredecible para el mismo PRI. Un tiro en el
pie. El profe va por 100 mil votos… se antojan lejanos para un partido tan
pequeño y aparentemente insignificante. Si alguien en Coahuila puede bailar la política,
sin duda, es el profe. Lo vimos el año pasado en Durango, cuando las
diferencias irreconciliables en el PRI, llevaron a los priitas a derrotar al
propio PRI. Un voto para allá y dos para acá. Resultado: la alternancia. ¿Qué
tan desesperado está el grupo compacto del
estado y su candidato, para ceder ante el profe? ¿Cuánto de esa maniobra en el
filo de la navaja, le costará en votos? La apuesta es peligrosa y en dos meses
lo sabremos. Por lo pronto, la broma: Coahuila es una tiranía.
Barbas del vecino
Se
fugó Javier Duarte enfrente de todos, incluso, hasta fue a una entrevista en
Televisa. Luego hizo sus maletas y desapareció. Mientras tanto, Veracruz carga
tremendo desfalco. Según el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, el otro
Duarte, César, también se fugó ante una orden de aprehensión, pero lamentablemente
no fue antes a ninguna entrevista.
https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1326183.coahuila-es-una-tirania.html29 de marzo 2017
El Siglo