Fuente: La Jornada http://www.jornada.unam.mx/2017/04/17/politica/003n3pol |
Todo
se disponía a salir bien como en otras ocasiones. ¿Qué podía salir mal si el Jefe ya había acordado
todo? Con antelación mandó por el dinero al banco. Para sorpresa del mensajero,
nunca había visto tanto en efectivo. 25 millones de pesos. ¡Le parecía un
mundo! Prepararon dos maletas, y con sumo cuidado apilaron los fajos de
billetes. Cuídalas mucho, que es un encargo muy importante del Jefe. Sí señor,
todo está en orden. El Jefe sonrío. Procedente de Xalapa, el avión oficial del
gobierno de Veracruz, arribó al aeropuerto de Toluca, la meca del próspero y
poderoso grupo Atlacomulco. La conseja popular rebautizó con sorna aquel pueblo
de México, como “Atracomulco”.
Dos
maletas. Un vuelo oficial. ¿Qué podía salir mal para el subdirector de
Operación Financiera de la Tesorería Estatal? Sin embargo, lo que aparentaba una
misión de rutina, terminó en sospecha, detenciones y forcejeos. ¿Y ese dinero?
¿A dónde lo llevas? Documento en mano, el subdirector alegó un encargo oficial
del Jefe, pero la justificación no convenció a los agentes del aeropuerto. ¿De
quién es el dinero? Ya te dije. Del gobierno del estado de Veracruz. Deja hago
una llamada. Al poco tiempo, llegó otro funcionario que se identificó como miembro
del equipo de seguridad del Jefe. ¿Y quién es tu mentado jefe? El gobernador
Javier Duarte. Pese a mostrar la charola, los agentes no se sintieron
convencidos. Ahí mismo los detuvieron, confiscaron las abultadas maletas y se
inició una averiguación previa en la Procuraduría General de la República. Más
tardó en llegar el avión a Toluca, que los medios de comunicación. El escándalo
corría. De esa manera, la situación causó profundo malestar al Jefe, pero más a
su otro jefe: el candidato.
Al
desatarse el escándalo, el coordinador de campaña habló muy molesto al gobernador.
Javier te agradecemos la aportación, pero no podías ser más discreto… ya no
hagas olas al candidato… está enojado. Te sugiero cambies al tesorero. Entrégaselo
a los leones, ya sabes que siempre están hambrientos. El escandalo seguía, y
seguía, mientras tanto, el gobierno estatal argumentó que el dinero era para
pagar la celebración de la Feria de la Candelaria. ¡Sí! Muy devotos del
efectivo en tiempos de transferencias electrónicas y cheques. Pero el Jefe era
chapado a la antigua. ¡Qué se le va hacer! Siguiendo el consejo de los
asesores, llegó el nuevo tesorero. Un hombre de todas las confianzas del Jefe,
pero sobre todo, bueno para los negocios. Tarek Abdala Saad fue presentado como
el flamante titular de la Tesorería de la Secretaría de Finanzas y Planeación. Para
entonces, ya pensaban en un heredero digno de toda la confianza del Jefe.
Mi
querido Javier, con el tiempo pasará el escándalo, de mi te acuerdas. Ya verás
que ganando nuestro candidato, todo se arregla. ¡Bendita democracia! Tranquilo,
el Jefe sonrío. Pasada la tempestad, el tiempo le dio la razón al secretario general
del partido. Las elecciones se ganaron, el partidazo regresó a la silla, y
aquél dinero confiscado que tanto bochorno causó, regresó a las manos del Jefe.
Para qué hacen tanto escándalo, les dije
que todo se iba arreglar. La gente de la procu fue muy amable, y hasta nos
regresaron el dinero con todo e intereses. No más lo que no regresaron fueron las
dos maletas LV… quesque le gustaron mucho a los agentes. ¡Mugrosos!
Al teléfono, se escucha muy apurado Amado Yáñez, gran amigo
del Jefe. ¿Cómo estás carnal? ¿por qué tanta urgencia? Ya tronó aquello de lo
que te hablé...
No
te preocupes, en este mismo momento te mando los abogados. Ellos ya saben que
hacer. Además, conozco un juez muy profesional que te puede ayudar, trabaja con nosotros… justo acaba de arreglar
algo de unos “porkys”.
Mira
Amado, en el peor de los casos, te echan al bote, pero te aseguro que en dos
años y medio sales. Ya ves como le hicimos con Raúl. ¡5 mil millones no es
nada! Por el monto que me dices, no creo que pagues más de 7 millones para
librarla. Ya verás cómo te ayudamos, ahorita mismo hago un par de llamadas con nuestro
amigo de la Corte. ¡Gracias Javier, muchas gracias! ¡Qué alivio! No se que
haría sin tu amistad. Como de costumbre, al colgar el teléfono, el Jefe sonrió.
https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1332743.la-sonrisa-de-javier.html19 de abril 2017
El Siglo