Foto: CNN http://edition.cnn.com/2017/03/20/sport/tom-brady-stolen-super-bowl-jerseys-recovered/ |
Ven
la tempestad y no se hincan. ¿Cómo entender? Para los aspirantes a nuevos
cargos públicos, no importa la vergüenza. Tampoco la dignidad, que es poca cosa
frente a la “plenitud pinche del poder”. ¿Prestigio? ¿Para qué? A falta de
honestidad, simulacro. Algunos dirán: qué caso tiene, si la legitimidad
proviene de la militancia. Pero ¿cuándo nos perdimos? ¿en qué momento la
corrupción lo dominó todo? En el pasado autoritario, “la corrupción es el sistema”.
No hay más. De esa manera, el sistema político se organizó como una repartición
vertical. Bajo una visión patrimonialista, el gobierno transformó los bienes
públicos en beneficios privados. Otros dirán: la multiplicación de los panes. Hace
no mucho, se decía de un político de altos vuelos: “robó, pero salpicó”.
Después
vino el 2000, el triunfo histórico de la oposición, ¿y qué sucedió? Con la
democracia, la corrupción también democratizó. El monopolio partidista
simplemente se pluralizó. Rojo, azul, amarillo, verde…
En
años más recientes, la narrativa de la inseguridad y la violencia, fue
desplazada por los problemas económicos y la corrupción. Ésta última,
magistralmente expuesta por la presidencia de la república. Sin tapujos, sin
miramientos. La “casa blanca”, el contratista y hasta el secretario de
hacienda… Para esclarecer el caso, la
autoridad nos salió con un tal Virgilio Andrade. El virgilazo pues. Tan natural se les hizo, que la mejor explicación
provino de la cultura: “la corrupción es cultural”. Pero el problema no es la
cultura, sino las instituciones y sobre todo, las reglas del juego. De esa
manera, las mismas instituciones incentivan y hasta protegen, —maravillosa
impunidad—, la corrupción. Inventar papeles, falsear datos no es un delito
grave; no importa que de por medio se pierdan miles de millones de pesos.
Remember Coahuila.
Pero
si la corrupción es cotidiana, aunado a las instituciones y hasta la prácticas
políticas, ¿cómo rompemos con ese lastre? Una respuesta, un tanto tardía y de
camino lento (las cosas en palacio marchan despacio), provino de un conjunto de
leyes y cambios legales conocidos como Sistema Nacional Anticorrupción (SNA).
De entrada, tan tremendo nombre a nadie entusiasma. Pero veamos el lado bueno.
Con el nuevo sistema se enfrentará mejor la corrupción gubernamental y más
allá. ¿Usted recuerda la última vez que se llamó a cuentas y procesó a un
personaje de esos? En medio de la discusión, le salió un lujoso departamento en
Miami a Alejandra Barrales, la sindicalista que terminó millonaria y que ahora
dirige las ruinas del PRD. No obstante, la corrupción no es cultura, sino
institución. Regresemos a la difusa esperanza del SNA. Siempre que el gobierno
abre una chamba jugosa y de poder, —no es poca cosa juzgar a los poderosos—,
surgen manadas para digerir el encargo. ¡Se trata de comer como lobo! Uno pensaría que a la convocatoria acuden los
mejores, lo más honestos, los intachables, lo de mayor prestigio… sin embargo, la cosa habría pasado
inadvertida, sino fuera por dos notables aspirantes al cargo de fiscal
anticorrupción, ¡que copiaron! Los llamados a combatir la corrupción,
resultaron corruptos. Braulio Robles
Zúñiga y Angélica Palacios Zárate plagiaron en una parte del ensayo presentado
al senado. El plagio que ambos presentaron fue además del mismo autor. Idénticas partes de un texto robado, no uno,
sino dos veces. El plagio es la expresión por excelencia de la mediocridad
intelectual, de la falta de talento y la ausencia de ideas. A pesar de eso, lo
relevante para aspirar al cargo de fiscal, son otras “aptitudes” que el poder
se encarga de modelar como plastilina.
Como
si a los mexicanos nos hiciera falta mala fama, un “bad hombre”, identificado
como periodista, robó el jersey de Tom Brady, jugador de los Patriotas de Nueva
Inglaterra. El amante de lo ajeno, los sustrajo tras la algarabía del pasado Super
Bowl. Manos a la obra, no tuvo reparo en observar la cámara que después lo
exhibiría. Al respecto, conviene regresar al punto ¿es la cultura o las
instituciones? Estados Unidos podrá tener muchos defectos, empezando por su presidente,
pero que las instituciones funcionan, no hay duda. Allá las autoridades
investigaron el misterioso robo, y vaya sorpresa, el ladrón lo encontraron en
México. ¿Ustedes creen que el nuevo fiscal va a encontrar a Javier Duarte? ¿Alguien
cree que el SNA va a proceder contra el presidente, contra los gobernadores? La
pregunta misma es una broma.
https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1323866.mejor-el-jersey-de-brady.html22 de marzo 2017
El Siglo