Foto: El Siglo https://www.elsiglodetorreon.com.mx/blogs/sotomayor/106-tormenta-electrica |
Es
más fácil destruir que construir. No hay duda. Para lo primero se arrasa. Con
máquinas se tumban las construcciones, se destruye el patrimonio. A punta de
hachazos destruimos frondosos árboles. A borrones, también se “limpia” la
memoria. Así se quita un nombre para sobreponer otro. Por el contrario,
construir lleva tiempo, esmero y paciencia. Un árbol tarda años en crecer;
cortarlo con motosierra lleva unos segundos. Tristemente, en los últimos años
he documentado la impunidad con la que particulares, y sobre todo, las mismas
autoridades, han permitido la destrucción del patrimonio histórico en Torreón.
Con suma facilidad, han destruido casas centenarias e inmuebles representativos
de la ciudad. Incluso, a la vista de las autoridades, se tiran las
construcciones rápidamente, para que nadie diga nada. ¿A quién le importa?
Hace
muchos años, en la esquina de Colón y Abasolo, las máquinas destruyeron una de
las casas más emblemáticas y bellas de Torreón. Empezaron de madrugada, como
hacen los criminales. La autoridad no hizo nada, pese a la indignación de
muchos ciudadanos. Por lo mismo, es significativo del gobierno municipal, que
ahora “emprenda” la destrucción del monumento del torreón en el bulevar
Constitución. Antiguamente, el bulevar era el enorme canal del Coyote, que
conducía las aguas del río Nazas a varios ranchos y haciendas hasta el poblado
de Coyote. Para bien, todavía sobreviven las compuertas, que durante años
albergó un pequeño museo de la revolución.
En 1974, comenzó la urbanización del
viejo canal de riego, a fin de hacer el bulevar Constitución, popularmente
bautizado como “chorrito”, pero esa es otra historia. Para arrancar las obras,
el alcalde José Solís Amaro, propuso la construcción de una pequeña plaza y un
monumento emblemático para la ciudad. El lugar se le nombró “Plaza cívica
Torreón” y fue inaugurada el primero de mayo de 1974 en un ambiente de fiesta
entre los ciudadanos que acudieron. Durante años, muchos torreonenses crecimos
con esa emblema a la entrada de Torreón. La construcción estuvo a cargo del
prestigioso arquitecto Samuel Alatorre Morones. En conjunto con los arquitectos Luis Felipe Cervantes
y Jorge Álvarez Simental, Alatorre
recordó que “la responsabilidad era muy grande”. A la manera de una torre
almenada, hicieron el diseño, elaboraron los planos, y prefabricaron las piezas
de concreto en Gómez Palacio, es decir, más lagunero no podía ser ese
monumento. Para la cimentación, diseñaron una base donde engranaron las
espátulas de concreto, de esa forma, ensamblaron con una grúa, las partes. Vale
anotar, que el torreón era de un solo color, sin burdos tintes partidistas.
Ante todo, lo que se buscó fue hacer un emblema representativo de la ciudad. ¡Y
vaya que lo lograron! Por entonces, la revista del Instituto Mexicano del
Cemento y Concreto, publicó fotografías del monumento, por considerarlo valioso
y notable.
A
casi 43 años de la construcción de la “Plaza cívica Torreón”, es revelador de
la calidad de las autoridades, que ahora destruyan la plaza para “construir”
otra. Más todavía, dice mucho para mal, cuando el gobierno local destruye un
monumento de identidad. En otras
palabras: la inquina como sello de gobierno. Sin embargo, nada más arrogante
que asumir el gobierno como un borrón y cuenta nueva. La historia comienza en
mi administración. Antes sólo hubo obras de “mentiritas”. Para hacer una obra,
se decide destruir la que ya existía. Hay una enorme pobreza y falta de
imaginación entre los encargados de las obras públicas en la ciudad. Antes
llenaron la Morelos de concreto, sin ton ni son, sin respetar la historia y la
identidad de la ciudad. Luego alteraron el paisaje histórico de uno de los
monumentos más queridos en Torreón, conocido popularmente como “La fuente del
pensador”. El cual sólo corrigieron a medias. Lo mismo hicieron con la casa del
Cerro… Pero si ya destruyeron la Plaza Cívica Torreón, quitaron los árboles y
las palmeras, ¿qué sigue? ¿talar los árboles de la Alameda y convertirla en un flamante
estacionamiento para atender los nuevos bares de la Morelos?
No
se trata sólo de hacer, sino de hacer bien, y sobre todo, con respeto a la
identidad de la ciudad. Por supuesto, hay que construir y dar paso a nuevas
obras, pero no en detrimento de los monumentos y el patrimonio histórico. No
contra la historia de la ciudad. Conservación es una palabra que tendrían que
aprender con humildad las autoridades. Pero puede más la mala voluntad, la ignorancia,
la mediocridad. ¡Es una vergüenza!
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Segunda
llamada: ¿dónde está el Colegio de Arquitectos? ¿dónde las numerosas escuelas
de arquitectura? Para el caso, ya mejor ni mencionamos a los historiadores.
https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1317218.destruir-con-impunidad-el-emblema-de-torreon.html1 de marzo de 2017
El Siglo