domingo, 31 de agosto de 2008

Gilberto Rincón Gallardo


Falleció el sábado 30 de agosto Gilberto Rincón Gallardo, defensor de la minorías y notable militante de izquierda. Su trayectoria, la un hombre moderno de izquierda, deja una digna lección a los notables del PRD y otros partidos de nuestra democracia.

Pena de muerte

Nuestro gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, hombre 100% mediático, no desaprovechó la coyuntura previa a la marcha en el DF. Propuso a vote pronto, aprobar en la legislación de Coahuila la pena de muerte para secuestradores. Las notas nacionales no dejaron pasar la ocasión de Moreira, muy dado a los espectacular, ganó noticieros de cadena nacioal. Las ocurrencias rinden frutos.
No voy a esgrimir aquí la inopertante presunción de la iniciativa. ¿No sería mejor que la Procuraduría del Estado rindiera cuentas de su efectividad? ¿Acaso no es más razonable hacer valer la ley existente? Si el Estado mexicano, léase los tres niveles de gobierno, ha incumplico notablemente en algo, es en consolidar el estado de derecho. Mientras tanto, la justicia es un que grouyere.

sábado, 30 de agosto de 2008

Gobernar La Laguna


Por estos tiempos violentos, el gran tema que domina la atención de ciudadanos, medios y gobiernos, está centrado en la seguridad. Tan sólo hace unos días Mauricio Merino se preguntaba: ¿Cómo pudimos llegar hasta este punto? Y enumera tres impresiones después de que el Consejo Nacional de Seguridad anunció sendas acciones: 1) que el Estado abandonó ese tema hasta extremos increíbles; 2) que todo está por inventarse, como si México hubiese nacido hace una semana; 3) que viviremos muchos meses más en la zozobra, mientras las tareas elementales enunciadas en ese documento comienzan a cobrar forma.

Las impresiones de Merino no sólo pueden leerse desde el problema de la seguridad pública, sino también podemos plantearlas a la capacidad de gestión de los gobiernos en temas como la obra pública y el desarrollo urbano; los servicios públicos; la educación; e incluso el desarrollo sustentable. No es difícil notar los estragos de la negligencia, que durante años han arrastrado los gobiernos en materia de infraestructura urbana. Por ejemplo, en La Laguna no puede llover -decimos que nunca llueve-, porque al momento queda colapsado el drenaje y el pavimento se levanta, pero lo mismo podríamos señalar sobre la ineficiencia de las vialidades y las rutas del transporte público. Qué decir de los límites del acuífero principal y su relación con el aumento de arsénico en el agua; o de la ya tan familiar nube espesa de partículas que cubre nuestro ambiente. Todos al fin, problemas urbanos no de Torreón, sino de la Zona Metropolitana de La Laguna (ZML) que conforma en lo inmediato los municipios de Gómez Palacio, Lerdo y Matamoros.

El periférico que atraviesa nuestras ciudades, lejos de estar integrado como un espacio común, presenta al menos tres versiones distintas, en ocasiones inconexas entre un municipio y otro. Esos monstruos también los genera el gobierno en sus versiones nacionales, estatales o locales.
¿Estamos condenados a un desarrollo urbano improvisado, anárquico y disfuncional? ¿Acaso la Comarca Lagunera no encuentra mejores cauces de desarrollo que permitan planear un futuro más equilibrado entre economía y ambiente? ¿Cómo gobernar la Zona Metropolitana de La Laguna sin repetir negativamente la historia en el intento?
Al respecto, el Consejo de Desarrollo Metropolitano acordó la semana pasada la creación de un organismo autónomo para generar y ejecutar de manera coordinada los diferentes proyectos derivados la Asociación de Municipios de La Laguna, misma que cuenta con presupuesto inicial de 250 millones.

En el pasado, existieron varios organismos de planeación regional, algunos con mayor éxito que otros. Quizá la experiencia más consistente que hemos conocido los laguneros, fue la que inició con la Comisión de Conurbación de La Laguna (CCL) en el año de 1976, cuando gobernaba el presidente José López Portillo. Eran los tiempos del Estado benefactor y de la burocracia autoritaria, de ahí que su creación respondiera a un decreto del presidente. También era la época de la “riqueza” y el boom petrolero que permitía financiar hasta los excesos. Entre las acciones razonables, se crearon otras comisiones como la Monterrey, Tampico, Ciudad de México y Puebla-Tlaxcala.

La CCL tenía por objetivo planear, ordenar y coordinar el desarrollo urbano de la región. Gracias a ese trabajo, la industria gomezpalatina no se encuentra dispersa por toda la ciudad.
Sin embargo, apunta el especialista en Zonas Metropolitanas, Carlos Zentella, era el Gobierno Federal quien ejercía el poder y decisiones en las zonas metropolitanas y no un gobierno metropolitano ni las Comisiones de Conurbación que fueron creadas. Éstas eran un cuerpo colegiado sin poder real y en el mejor de los casos contaban con un Secretariado Técnico que asumía algunas funciones de gestión metropolitana y ordenación del territorio. La participación de los gobiernos estatales y municipales en este proceso era en el mejor de los casos marginal, acaso invisible en virtud de la fuerte presencia del Estado nacional, quien prácticamente hacía las veces de “gobierno metropolitano”.

Quizá una de las razones de éxito para el impulso del nuevo organismo de planeación metropolitana, está en la base de su diseño institucional y la fuente de su legitimidad. A diferencia de la CCL que fue creada verticalmente, la ZML parte de la cooperación horizontal de los municipios, en un contexto donde el artículo 115 constitucional ofrece innovaciones jurídicas (la reforma de 1983) como la Asociación de Municipios.
Al paso, se estaría conformando una versión metropolitana de los Institutos Municipales de Planeación como en Hermosillo, Querétaro, Pachuca, León, Ciudad Juárez, Culiacán, Tampico, Veracruz, entre otros.

Aunque ningún municipio lagunero, Torreón estuvo cerca, tiene una institución similar que atienda más a la proyección y el análisis técnico, que a la política, la posibilidad que ofrece un organismo de esta naturaleza, propone proyectar un desarrollo a mediano y largo plazo con mucho más fuerza, coherencia (¿y responsabilidad?) de ese espacio común que llamamos Zona Metropolitana. No se trata pues, de inventar a La Laguna como si hubiera nacido ayer, sino de reencausar racionalmente los recursos que tenemos, de gobernar, en todo el sentido de la palabra, la región.

jueves, 28 de agosto de 2008

La vida


¿Dónde comienza la vida de un ser humano? ¿Qué es la vida? ¿Con cuántas semanas el producto es humano? ¿En qué momento crobra consciencia de sí? ¿Qué es la consciencia? No se trata de un inútil debate para filósofos, sino de aplicación de una ley en la tierra. Estas son tan sólo son algunas preguntas que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación plantearon ante expertos. Hoy la SCJN emitió su fallo sobre la legalidad del aborto emitida en ley por el gobierno del Distrito Federal. Al respecto el microsito de la Corte publica el documento sobre su decisión.

miércoles, 27 de agosto de 2008

¿Cómo pudimos llegar hasta este punto?

Un artículo publicado en El Universal por el respetado politólogo Mauricio Merino, da con el clavo al cuestionar el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, suscrito por el Consejo Nacional de Seguridad Pública el pasado 21 de agosto: "Henos aquí, al final de 2008, inventando al Estado desde lo fundamental".

sábado, 23 de agosto de 2008

La marcha


El mensaje expresado ante el pomposo Consejo Nacional de Seguridad Pública por el empresario Alejandro Martí, padre de Fernando, el joven de catorce años que en junio fue secuestrado y asesinado, resume el malestar de muchos mexicanos: “Señores, si piensan que la vara es muy alta e imposible hacerlo, si no pueden renuncien, pero no sigan ocupando oficinas de gobierno y recibiendo un sueldo, porque no hacer nada, también es corrupción”. Y justamente eso es lo que mueve también a miles laguneros que ayer caminaron desde Torreón, Gómez Palacio y Lerdo. Ante la ineptitud del Estado no veo otra vía que la presión social para exigir cuentas y resultados.

Dos democracias

El talante de los partidos políticos, especies por demás desprestigiadas, se les conoce ante todo por sus gobiernos, pero también por su vida interna. Y justamente hace una semana que el PRI y PRD en Coahuila convocaron a sus elecciones internas para elegir candidatos a diputados. Mañana le tocará el turno al PAN, pero conviene sobre el caso, entender la diferencia de los procesos internos, porque finalmente de ahí se puede caracterizar la base del poder.

En el PRI -el PRD apenas pinta-, el proceso de selección de candidatos proviene de una tradición no negada: el autoritarismo. La época de la posrevolución obligó a los caudillos, hartos de sangre y violencia, a buscar formas pacíficas de acceder al poder sin perder la vida en el intento. Sin embargo, una vez superada esa etapa, no se planteó mayor democracia, o para decirlo modestamente, mayor pluralidad que el dedo del presidente en turno. En buena medida, el PRI actual, es decir, el PRI que tiene competidores reales desde 1997, poco interés mostró en renovar sus estructuras de acceso al poder, y mucho menos de modernizar el ejercicio mismo del poder. Antes o después del 2000, el PRI cambió poco su cultura democrática, misma que en esencia, continua vigente. La “competencia” interna para elegir sus liderazgos, esa donde Eduardo Olmos quedó como candidato por el distrito XII, o aquella por el distrito VIII donde Salomón Juan Marcos fue ungido por más de 7 mil votos, comparte el mismo carácter: candidatos únicos que sólo compiten entre ellos y sus propios egos. Una especie de pleonasmo electoral. Si el PRI no tiene interés en la democracia, o al menos en cierta base mínima, es porque las prácticas democráticas no se encuentran en su tradición ni tampoco en su larga historia. Por eso resulta normal y natural la simulación de sus competencias internas. Desde el punto de vista interno, el tricolor en Coahuila no ganó en democracia, pero sí en posicionamiento, que es al final de cuentas lo que hace ganar elecciones. Más allá de los discursos, propuestas y festejos, los 32 mil votos emitidos por militantes y simpatizantes priistas de los cinco distritos electorales en Torreón, muestran un pragmatismo capaz de refrendar su hegemonía en el Congreso local. Con la elección interna, los candidatos priistas lograron posicionamiento en dos terrenos: ante los medios y ante el electorado, incluyendo su tradicional voto duro.

Si comparamos la elección interna del PRI con los comicios internos del PAN, que se celebrarán mañana, veremos diferencias sustanciales. Con todo y las críticas que puede recabar el blanquiazul, los procesos de selección interna de sus candidatos al legislativo local, parten de una base mínima democrática. En el PAN se jugarán las curules hasta tres candidatos por distrito, y los militantes activos, una pequeña minoría que no supera los 1300 miembros, votarán conforme a los distritos electorales donde estén registrados.

Inclusive el próximo domingo los panistas estrenarán una nueva fórmula para elegir candidatos. Si en el pasado había la segunda vuelta para buscar mayorías, ahora los panistas elegirán sus cuadros bajo dos posibles escenarios. El primero prevé que un precandidato logre la mayoría, el cincuenta más uno del total de la votación para cada distrito, pero de no lograrse ese puntaje, a veces la política se resuelve en la aritmética, los precandidatos que alcancen una mayoría del 37% con 5 puntos de diferencia a su más cercano oponente, obtendrán la candidatura. Quizá esto resulte barroco para el lector, pero finalmente es preferible una fórmula así, a la simulación del candidato único jugando a las elecciones.

Aún con la crítica que podemos hacer a la elección interna de los panistas, por tratarse de un proceso exclusivo para la militancia, el método parte de una base plural y democrática mínima. Ni los candidatos de Memo Anaya, ni los de José Ángel Pérez tienen asegurada en automático su candidatura, y ahí podemos ver sorpresas el domingo. ¿Podríamos decir lo mismo del PRI, donde los candidatos están en la lista aprobada por el gobernador Humberto Moreira?

También en su vida interna, como lo podemos ver al comparar los procesos internos del PRI y el PAN, los partidos muestran el compromiso por afianzar o simular la democracia. Probablemente muchos ciudadanos ajenos a la vida de los partidos, perciban, una realidad negativa en lo todo lo que se refiera a política, políticos y partidos, no obstante, en esa generalidad perdemos de vista prácticas democráticas que sí funcionan y que pueden favorecer, no lo afirmo como receta, ejercicios democráticos en los gobiernos. Por lo pronto, el domingo ya sabremos quienes son los competidores del PRI para la elección del 19 de octubre.
23 de agosto de 2008
El Siglo de Torreón