domingo, 27 de marzo de 2011

La consulta, Peña y el caballo de hacienda



Declaraciones van y vienen. Algunas con razón, otras simplemente para atender a los medios. Pero en todo ese cúmulo de palabras, encontramos el carácter de los hombres públicos.  Unos utilizan las palabras para esquivar las responsabilidades, otros por más que se empeñan, carecen de credibilidad, y claro, también hay a quienes les concedemos un auténtico crédito.
Aunque las palabras se adornen, el sentido de las expresiones puede ser revelador. Con facilidad nuestros actores públicos, llámese gobernantes, líderes de partido o candidatos conceden autoridad a la palabra misma como si se tratase de una sentencia, una categoría o un punto de pureza. Resumo algunos enunciados mágicos: “los otros son los que están mal”; “no saben gobernar”; “si yo no lo digo, no está bien”.
De la misma manera, ese cliché de autoridad puede firmar una alianza hoy, para luego  denostar la del vecino. Una variante de este pensamiento también lo encontramos en la descalificación de los movimientos que no son abanderaros por el líder. El mejor ejemplo es el empecinamiento del político tabasqueño que pudo ser presidente.
Bajo esas circunstancias la elección del Estado de México es la frontera de Enrique Peña Nieto. Por eso tanta disputa entre aliancistas y antialiancistas, entre puros e impuros. Dejemos de lado las fáciles distinciones, y los discursos de “autoridad”, ¿tiene posibilidad una Alianza PAN-PRD de ganarle al PRI? En las últimas dos elecciones de gobernador en el Estado de México (1999, 2005), el PAN y PRD por separado sumaron más votos que el PRI, sin embargo, la diferencia estuvo a favor del PRI en la medida en que los partidos no concretaron coaliciones. Cero y van dos.
Todo parece indicar, salvo que la consulta de este domingo diga lo contrario, que la Alianza sí empareja la competencia entre partidos. No obstante que los recientes estudios de opinión apuntan una ventaja de 2 a 1, nada asegura que esa tendencia se pueda sostener de aquí al 3 de julio.
Por lo pronto, la definición del candidato del PRI en la persona de Eruviel Ávila, le dará otro rumbo al proceso. Igualmente la consulta abierta agrega otros ingredientes para conseguir el volátil voto. Cruzar esa frontera no será sencillo para Peña. El resultado podría cambiar dramáticamente las percepciones de triunfo en “caballo de hacienda”. 
27 de marzo 2011