¿Cuánto vale el voto de Elba Esther Gordillo? ¿Cuánto de su poder enreda a los candidatos y los compromete para el próximo sexenio? Conocedora del tiempo político, “La Maestra” sabe que es el momento de presionar. Sabe que para continuar debe echar mano de todo, incluso de la extorsión. Por eso, de manera unilateral ella puede anunciar que este año no habrá evaluación de los maestros. De esa manera no sólo amaga a las autoridades educativas a través del poder del sindicato, sino que envía un fuerte mensaje a los candidatos, sobre todo, al que se perfila como ganador. Me refiero a Peña Nieto.
Con ese movimiento “La Maestra” deja ver cuánto vale su voto.
Si la elección pasada fue aliada del entonces candidato y presidente Felipe Calderón, en ésta, su voto ya no está en función del apoyo electoral inmediato que le pueda acarrear a uno u otro partido, sino de los problemas que puede ahorrarle al próximo presidente de la República. Por eso muestra su músculo político ahora y le tuerce, por decir lo menos, el brazo a la Secretaría de Educación Pública. A fin de no dejar dudas, ya los maestros marcharon por la Autopista del Sol. Porque eso sí, para el chantaje no importa si es el sindicato de la coordinadora o el de “La Maestra”. Al final, ambos tienen sus mejores exponentes en Oaxaca, Michoacán y Guerrero.
Se podrán hacer muchas críticas a la educación en México, pero en los últimos años las mediciones a través de la prueba Enlace y la evaluación de los maestros, ha permitido conocer áreas de avance y saber dónde hay serios deficiencias. El nivel de las evaluaciones nos permite conocer el detalle del desempeño por escuela, alumno o maestro. Indudablemente la llamada Evaluación universal es un logro que muestra con transparencia el estado de la educación en el país. Desde luego esto no les gusta a muchos maestros y sobre todo, a los líderes sindicales que están más dispuestos a defender el desastre, que la mejora educativa.
Por eso el chantaje de “La Maestra” no sólo es una mala noticia para el presente de la educación, sobre todo, es una mala señal de lo que no puede, ni quiere ser cambiado en el futuro.
Como si las cosas fueran tan bien, ahora el sindicato exige más “conquistas laborales”. Exigen subir sueldos y homologar los aguinaldos a noventas días. Exigen el año sabático para los profesores de preprimaria, primaria y secundaria. Exigen y exigen en el pliego general de demandas. Pero su posición no podría estar mejor: muchos derechos y pocas responsabilidades. No importa la calidad de la educación. Tampoco importa el desempeño de los maestros y muchos menos de los alumnos. Lo relevante es la defensa de lo indefendible. Por eso el voto de Elba Esther vale, y vale mucho. Su apuesta se basa en el desastre de la educación.
27 de marzo 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9145807