miércoles, 2 de mayo de 2012

Más regidores, menos representación

En Coahuila estamos sobrados. Por eso el Congreso del estado aprobó a finales de abril el aumento de más regidores en los cabildos. De buenas a primeras la mayoría priista reformó nuevamente el código electoral. Digo priista porque no se puede tomar en serio la propuesta ni exposición de motivos que hizo el diputado Samuel Acevedo Flores del Partido Social Demócrata de Coahuila. Está claro que quien manda en el Congreso y de paso en el estado es el PRI. No hay más, es la hegemonía.

En el 2009 ese partido nos entregó una reforma electoral con una “visión autocrítica”. Todo fue en “en aras de la racionalidad y el ahorro de recursos públicos”. “Nuestro objetivo”, se expuso entonces, “es abrir el sistema de partidos estatal a nuevas expresiones, que contribuyan a reflejar de mejor manera la pluralidad de la sociedad coahuilense”.


Es cierto, aquélla reforma tuvo aspectos positivos. Menciono algunos: ordenó la colocación de propaganda; se acortaron los tiempos de campaña; y se recortó el número de diputados. Pero la realidad es otra, porque la pluralidad en Coahuila es irrelevante.


La nueva reforma insiste en la representación de las “minorías”. De acuerdo con el dictamen de la comisión de gobernación (26 de abril, 2012), “lo que interesa es que el sistema funcione de tal manera que exista una igual o equilibrada representación de todos los sectores”. 



Por un lado dice el documento, “no es suficiente para atender la creciente necesidad de la población y de (sic) la diversa problemática social que se vive”. Por otro, el documento no evita el eufemismo ni la contradicción, cuando afirma que el aumento de regidores “permitan corregir el mayoritarismo del sistema electoral”. A este brillante diputado Acevedo Flores no le cuadra la redacción, las ideas y muchos menos los conceptos. Tal vez inaugure una nueva forma de “pensar”.

Pero vayamos a la reforma. Aumentar regidores en el cabildo no aumenta la representatividad de los ciudadanos. En dado caso, aumenta la cartera de los partidos; no la representación de los ciudadanos. Preguntémonos: 



¿A quién representa un regidor? ¿Al alcalde que lo designó en su planilla o al ciudadano? ¿Al partido que pertenece o a los ciudadanos? 


En ninguno de los casos los regidores se deben al voto directo de los ciudadanos. Elegimos candidatos que ya incluyen planilla, pero directamente nadie elige a los regidores. Nadie vota por ellos. Si realmente la mayoría priista en el Congreso de Coahuila pensara en los ciudadanos, habría cambiado la fórmula de elección y por lo tanto de representación. 


Pero no, esta reforma parece empeñada en incluir a “minorías” que no critiquen ni se opongan. Lo que no quieren los priistas son regidores duros de oposición, como en el caso de la bancada panista en Torreón (recién desmantelada por las elecciones). En su momento, los regidores y la síndico panista prácticamente impusieron la línea de comunicación del Ayuntamiento. Por eso hay en la reforma la necesidad de hacer bola, de sumar más regidores sin representatividad, pero eso sí, bien alineados al partido que gana el poder.

De la misma manera que cantidad no es calidad, aumentar el número de regidores no aumenta la representatividad. Muy distinto sería un regidor que se sitúa en una demarcación electoral dentro del municipio y que además es electo directamente por los ciudadanos. Ahí sí tendríamos una representación plural y nada cómoda para el partido en el poder.



2 de mayo 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9146252