lunes, 14 de mayo de 2012

Recuerdos del debate

Tengo buenos recuerdos de los debates presidenciales en México. En todos, aunque en 1994 todavía no votaba, los compartí con la presencia de buenos amigos. Este no fue la excepción y en verdad agradezco a @hhramos y @letrasalaire, pero nos faltó @rutanortelaguna. En general el debate se quedó corto. A diferencia de otros, este no será recordado por alguna frase o por algún momento crucial entre los candidatos. Quizá la excepción la hizo la playmate...  Así de gris el encuentro. Sin pena ni gloria.

Uno pensaría que los cuatro candidatos pueden dar más, pero no, ¡es lo que tenemos! No hay más. Por eso lo que tanto se esperaba nunca sucedió. Andrés Manuel López Obrador no destacó, salvo cuando regañó a Enrique Peña Nieto. Es decir, recurrió al aparente argumento de la autoridad y a muy pocas cifras y datos duros.


De ahí en más su tan deseada participación no logró entusiasmar; y eso que pidió muchos debates. Josefina, esa sí tan cuadrada, sacó muy poco contra Peña. ¿Es todo lo que tiene la panista? Me temo que sí, por eso su presencia tampoco prendió. En realidad ninguno de los dos logró despeinar al candidato puntero en las encuestas. Ese fue el mayor resultado del debate. Enrique Peña ileso. Enrique sin despeinarse.


Por eso, si hubo un “ganador” no fue Gabriel Quadri, ni Josefina, sino Peña que la libró por lo que no le hicieron ni le cuestionaron a fondo. Se fue limpio, sin daño alguno, a pesar de las recriminaciones de corrupción que le hizo la panista y el perredista. Josefina se empeñó en señalar la caída en el índice de transparencia del estado que Peña gobernó, pero lo mismo puede decirse de los panistas que en 12 años de gobierno no bajaron, sino incrementaron la percepción de corrupción. Tan malo el pinto como el colorado. Eso sí, Peña pretextó una y otra vez que el tiempo no le alcanza. Tal vez busca la eternidad. Por cierto, Josefina no contestó la sencillísima pregunta del priista. ¿Por qué faltó tanto a la Cámara cuando fue diputada plurinominal? Nunca lo dijo. Optó por generalidades.


Por su parte Quadri, el candidato más insignificante fue el que mejor se desenvolvió por su expresión auténtica y natural. Sin embargo, su postura de “no soy un político”, no solamente es un contrasentido, también es ridícula. Nada más engañoso que el argumento de la pureza en política, nada más falaz que anteponer un estado inmaculado. Habla de la educación como si no representara al partido de las peores prácticas educativas.


Si lo mejor del debate no estuvo en el debate, hay que reconocer la intrusión de un quinto actor. Los ciudadanos que de manera intensa estuvieron comentado en Twitter. Eso sí fue una novedad en el debate: la capacidad de comentar en tiempo real las opiniones de los candidatos. Interesante las valoraciones, los comentarios, las críticas y hasta los chascarrillos.
Algunas cosas para el vano recuerdo: el índice Tsuru propuesto por Andrés Manuel; la falta de tiempo de Peña. Otras menciones no fueron triviales, por ejemplo, la vergonzosa relación entre Coahuila y los Moreira. ¿Vendrá pronto alguna sorpresa?



9 de mayo 2012
Milenio http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9146916