En vivo y en directo lo vimos por televisión, pero lo que parecía ya no es. Como material de prensa, la verdad es voluble, cambia, se redefine. Sus propiedades no son estáticas ni inamovibles. Más bien, se asemejan a una forma dúctil, maleable. La percepción tiene su parte, porque a fuerza de sentidos también se construye la realidad. Poco importa que se asemeje o se distorsione burdamente. Al final, lo que queda es una imagen sujeta a cambio. En esas estábamos, cuando hace algunos años hasta el limbo nos quitaron. ¿Qué habrá sido de Dante y los filósofos griegos?
Por ahora pienso en los sucesos de las últimas semanas. Un presidente que ya no es presidente. Una francesa mundialmente famosa. Un dictador que ya no encuentra lugar. Unos huesos que no hicieron historia.
I. Olvídelo todo, nada pasó nada. Después de un espectacular operativo de la policía federal en 2005, los delincuentes de una peligrosísima banda, Los zodiaco, son detenidos, procesados y encarcelados. A pesar de su alta peligrosidad, los delincuentes acceden a recrear los hechos en vivo y en directo. ¿Cobraron regalías y derechos de autor? Hace unos días la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tomó una decisión correcta, pero impopular. Argumentando faltas notables, ordenó la liberación de Florence Cassez, la francesa acusada de secuestro. Es cierto, no sabremos si la francesa era o no culpable, pero la Corte derrumbó la sentencia por las evidentes fallas en el proceso. De esa manera, la máxima autoridad manda una señal muy clara al sistema de justicia: armar los casos debidamente; no montarlos, no simularlos. ¿Y ahora qué hacemos con el novio que todavía está en la cárcel?
II. ¿Dónde está el presidente? No se sabe con claridad dónde está el otrora poderoso rey del petróleo venezolano. Dicen que en un hospital en Cuba. Dicen que recuperándose. Pero el celoso secreto de Estado ahora es un asunto de fe. El cáncer hizo lo que la democracia no pudo con Hugo Chávez: frenar su permanencia en la política. Llámenle fe de carbonero o fantasía, El País hizo el ridículo en su portada con la foto del mandatario entubado. Para no ir tan lejos: la realidad siempre puede ser inventada.
III. Una estatua en busca de lugar. Como si no nos bastara con tener bulevares que llevan el nombre de Luis Echeverría o Gustavo Díaz Ordaz, en la entrada al bosque de Chapultepec, se colocó la estatua del dictador, perdón, del expresidente de Azerbaiyán, Heydar Aliyev. El inocente monumento habría pasado inadvertido, pero un grupo de ciudadanos bien informados, orilló al gobierno del Distrito Federal a retirar la escultura. El retiro fue debidamente acompañado de granaderos y por lo pronto, Aliyev lo llevaron a una bodega en Azcapotzalco. No faltará quien le busque lugar.
IV. Huesos que no hicieron historia. Vaya fisco nos llevamos con los huesos de nuestros héroes patrios. En el fervor de los festejo del bicentenario, se anunció la exhumación de los restos en la cripta del Ángel de la Independencia. El informe del INAH ratifica que nuestros héroes son eran de carne, hueso y algo más. A Nicolás Bravo lo señalaron con sífilis. En vez de Mariano Matamoros se encontraron los restos óseos de una mujer. En la urna de Guadalupe Victoria, encontraron los restos, pero de ¡venado! En pocas palabras, los héroes que no eran los héroes. Ya lo festejado ¿quién lo quita? Finalmente cosas que son y que no son.
27 de enero 2013
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