El discurso de víctima, siempre es una salida para quienes rehúyen la responsabilidad. Más vale hacerse el ofendido, que asumir primero las consecuencias. Por eso, detrás del desastre de la educación pública en el país, los maestros del sindicato se asumen como víctimas. Bajo esa justificación victimista, se dicen atacados por los intereses contrarios. Son, para no ir tan lejos, el blanco de una campaña de desprestigio en su contra. Víctimas perfectas, ahora se presentan como mártires de la reforma a la educación. Si antes los fueron de las evaluaciones y la prueba Enlace, que exhibió la dimensión del desastre, ahora se lazan contra la reforma para defender la inercia de “su” educación.
En un documento reciente, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), considera que “nunca antes la labor del magisterio ha sido tan denostada y descalificada como ahora”. Para las víctimas, el agravio provienen de la recién aprobada reforma al artículo tercero de las constitución. Por eso ya alistan una estrategia de movilización en varios frentes contra el gobierno federal. Pero rara vez en la política se obtiene todo. Por eso, entre las vertientes del llamado Pacto por México, no hay que perder de vista los aspectos destinados a la educación. Por ahora ya no son una propuesta, sino un mandato legal con amplio conceso político. La reforma educativa no tiene todo, pero sí aborda aspectos valiosos para consolidar las evaluaciones a fin de mejorar la educación. Básicamente se enfoca en cinco puntos.
El primero busca conformar el servicio profesional docente para elegir maestros por méritos académicos. Este aspecto no se enfoca a todos los docentes, sino a quienes aspiran a cargos de dirección y supervisión. Sin embargo, el sindicato ya ve ese aspecto como el principio de una amenaza al monopolio sindical de las aulas públicas. El segundo aspecto es la creación del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa, con carácter de autónomo, sin duda un punto necesario, sobre todo, porque consolida la serie de evaluaciones del sexenio anterior. Así, que no todo es borrón y cuenta nueva, sino también una sana continuidad del camino abierto por el gobierno panista a través de la prueba Enlace y la evaluación universal a los docentes. El tercer eje de la reforma educativa tienen que ver con la autonomía de gestión para las escuelas, es decir, que puedan ejercer los recursos conforme a sus necesidades. El cuarto punto es la elaboración de un censo de escuelas, maestros y alumnos. Por ejemplo, hasta la fecha, no queda claro cuántos maestros están frente a grupo, y cuántos están felizmente en comisiones. Eso sí, cobrando como si dieran clases. Y finalmente, promover que las escuelas sean planteles de tiempo completo.
Antes de la reforma a la educación pública, mucho se especuló sobre la caída de la “villana” del sindicato, “La Maestra” Elba Esther Gordillo. Hasta ahora, la estrategia seguida por el gobierno federal para acotar el poder del SNTE, no fue cortar de golpe a la líder vitalicia, sino impulsar una serie de cambios que podrían resultar más valiosos, que una confrontación directa a la manera de los viejos tiempos. Por decir, un “quinazo”. Pero la víctimas de la educación no son los maestros que se resisten a la reforma, sino los miles de alumnos que son formados en el desastre educativo.
16 de enero 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9169754