¡Que no hay político pobre! Sean afortunados, herederos, empresarios-políticos, o políticos-empresarios, la política exige ante todo, independencia económica. En el gabinete que conforma el equipo de Enrique Peña Nieto, prácticamente no hay político pobre. Además, sería un error y un despropósito contradecir la célebre sentencia del Maestro de Atlacomulco. La declaración patrimonial es un decir, aunque es obligación de todo funcionario público de cierto nivel. Se supone que la declaración es una herramienta de control para prevenir la corrupción, también se dice que fortalece la transparencia y despeja dudas. Sin duda es mejor la teoría que la realidad.
Así, muchos lujos se encuentran entre los encargados del país o al menos de su gobierno. Autos de colección, relojes singulares, joyas, arte, bienes raíces… Pero los lujos no son pecados, sino necesidades escasas por estos tiempos. Ya ven, como hasta en Francia ahuyentan la riqueza con tantos impuestos. Sin embargo siempre estará Inglaterra o Rusia para consolar la riqueza. O su versión latinoamericana en México.
Entre los secretarios y funcionarios, sólo una minoría declara con modestia. No obstante, la modestia es la mejor coartada para muchos políticos. Maestros de la apariencia, mejor deciden sugerir en vez de mostrar. Insinúan, pero no dicen abiertamente. A todo eso le llamamos declaración patrimonial; obligaciones de transparencia.
El presidente publicó también su declaración patrimonial, lo cual es positivo; pero la publicación fue a medias, al igual que otros tantos secretarios que dejaron formatos vacíos. Esa ambigüedad en vez de aclarar, alienta suspicacias y “malos pensamientos”.
Es significativo que el nuevo gobierno tomó iniciativas para fortalecer la transparencia, entre ellas las reformas para el IFAI, la publicación de los gastos de transición o la propuesta de una Comisión Nacional Anticorrupción. Sin duda, las dos primeras necesarias, pero de la comisión tengo mis dudas. Sobre todo, por la historia de fracasos de la Secretaría de la Contraloría, luego Función pública, y todavía esperamos una nueva versión. Ninguna evitó fraudes, grandes corruptelas.
Por el contrario, en algunos cosas nada más las documentó. Por eso no recuerdo en la historia de los órganos anticorrupción, que un “pez gordo” o si quiera un funcionario menor, temblara por las facultades de vigilancia.
Hasta ahora, la declaración patrimonial apunta la intención del gobierno hacia la transparencia que viene, sólo esperamos que el resto no sea siempre a medias.
Sin pedir un solo peso
Por segundo año consecutivo, el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, publicita el segundo informe de gobierno bajo el eslogan “Y todo sin pedir un solo peso prestado”. Mientras entidades como Michoacán, Coahuila, Nuevo León o Veracruz se endeudaron hasta comprometer la operatividad, otros como Puebla, presumen un manejo sustentable de las finanzas públicas. Parece obvio, pero el orden en el gobierno también es rentable electoralmente. ¿Será mucho pedir?
18 de enero 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9169946