lunes, 29 de abril de 2013

Leer por decreto

Para festejar el día del libro, y vaya que hay un día para todo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro. La dichosa ley se aprobó en el 2008 con la finalidad de promover y fomentar la lectura a través del precio único. Por entonces la Librería de Porrúa Hermanos se amparó contra ley, por considerar que genera un trato inequitativo e invade el libre comercio.
En seis puntos la Corte revisó las quejas para luego desestimar cada una de ellas. El resultado: hay que leer por decreto. Con mayoría de votos, los ministros aprobaron la constitucionalidad de la ley. Tomo el argumento central del dictamen realizado por el ministro Luis María Aguilar Morales: “el precio único de venta de libro lejos de perjudicar a los consumidores, los beneficiaba en la medida en que facilita el acceso equitativo al libro, y garantizaba un mismo precio de venta al público en todo el territorio nacional, sin importar el lugar de adquisición, pudiendo incentivar la creación de librerías en aras de la promoción de la lectura”. Con esa decisión, los ministros de la Corte han demostrado ser buenos juristas y pésimos economistas.
Como mal reminiscencia de la economía setentera en México, el precio único del libro me recuerda al precio único de la tortilla. Si por decretos vamos, entonces podríamos esperar a la ley haga sus efectos. Pero entonces, si no funciona y los mexicanos tampoco leen más, ni compran más libros, ni tampoco se abren más librerías no es por culpa de la ley, sino de la mala costumbre.
Vayamos a los supuestos de la ley. 

A)“Fomentar y apoyar el establecimiento y desarrollo de librerías, bibliotecas y otros espacios públicos y privados para la lectura y difusión del libro”. Así sin más, como los panes se multiplicarán las librerías, las bibliotecas y hasta los lectores. Todo por una ley que así lo dice.

B) “Hacer accesible el libro en igualdad de condiciones en todo el territorio nacional para aumentar su disponibilidad y acercarlo al lector”. En pocas palabras la oferta, la demanda y el mercado son un mito de los economistas.

C) “Fortalecer la cadena del libro con el fin de promover la producción editorial mexicana”. Para seguir con el mito del mercado, una mano invisible se encargará de mejorar la industria editorial.

D) “Estimular la competitividad del libro mexicano y de las publicaciones periódicas en el terreno internacional”. Lo mejor de esta ley, es que su influencia va trascender las fronteras, sin importar que en una librería local vendan el mismo libro a un precio más barato que enfrente. ¡Se acabaron los descuentos! Precio único constitucional. Al fin un lector en cada hijo te dio…

26 de abril 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9178839