lunes, 29 de abril de 2013

¡Que se jodan los peatones!


Bien dicen que lo más cercano es lo más invisible. Eso mismo sucede con los peatones en la ciudad. Lejos de construir nuestras ciudades para las personas, hemos hecho grandes y costosas vías para los autos. De esa manera, la lógica urbana está en función de los vehículos, no de la personas que transitan la ciudad. En el país es la tendencia, y de ahí, para los tomadores de decisiones públicas, los peatones no existen en su geografía mental. Por eso las vías son funcionales para los automovilistas, no para las personas que transitan a pie o en bicicleta. Olvídense de quien se atreve a salir en silla de ruedas.

Para dimensionar las desproporciones, retomo varias cifras que aporta Rodrigo Díaz, un experto en movilidad urbana que ha escrito con razón sobre la deshumanización de la calle: “3 de cada 4 viajes urbanos se hacen parcial o íntegramente a pie, más del 75 por ciento de los recursos que México destina a transporte se utilizan para la construcción de infraestructura orientada al uso del automóvil particular, medio utilizado en tan sólo el 25 por ciento de los viajes urbanos”.

El peatón que es mayoría, padece la tiranía de una minoría que conduce auto. Es la visión dominante, por eso los periódicos están poblados de quejas por el mal estado del pavimento. Por eso los medios insisten en exigir más vialidades y más puentes vehiculares. Por eso lo normal es defender a los autos y condenar a los peatones. Ellos que jodan por no tener auto. Voy a un ejemplo. Se habla de los puentes peatonales como una “inversión desperdiciada”, pero en cambio, nada se dice sobre la principal función de esos puentes: exhibir publicidad. ¿Tendrían el mismo atractivo si se prohibiera sin excepción los anuncios comerciales? Contrario a lo que parece, los puentes peatonales no están diseñados para que transiten de forma segura los ciudadanos, sino para que los autos sigan su tránsito.
Adelanto algunos hallazgos de un estudio que preparo en relación a la muertes asociadas al transporte en la Zona Metropolitana de La Laguna. En once años, entre el 2000 y 2011, el 3 por ciento de las muertes fueron de ciclistas atropellados. El 4 por ciento motociclistas. El 33 por ciento de automovilistas y el 61 por ciento de peatones. De los dos últimos existe una clara correlación entre muertes de automovilistas y peatones.
La pregunta es muy seria ¿Qué clase de ciudad queremos, una que proteja la vida de las personas, o una que la dominen los autos? Con tristeza veo la mediocridad de los políticos que celebraron esta semana, la asignación de 422 millones de pesos del fondo de la zona metropolitana de La Laguna para carreteras, bulevares, entronques… y más carreteras. Nada, sí, nada para hacer de nuestras ciudades espacios más seguros e incluyentes para las personas.

Por ningún lado, la “mejora” de la movilidad metropolitana procura amplias banquetas, cruces peatonales seguros (no puentes para anuncios), ciclovías, programas de cultura vial, y sobre todo, cuidado de la vida. Acaso, lo más relevante de esas obras proyectadas pudiera ser un BRT o metrobús, pero es sólo un estudio interminable que anunciaron desde hace años y ahora lo vuelven a retomar. Regreso al punto: lo que importa son los autos, no la vida de las personas. Para eso, ¡que los peatones se jodan!

14 de abril 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9177701