Jóvenes encapuchados dañan la Universidad Nacional. Jóvenes tranquilamente saqueando camiones comerciales en Morelia. Jóvenes en los bloqueos de carreteras en Guerrero. Pero estos jóvenes, por fortuna, no son una mayoría radical en el país, sino pequeños grupos que evidencian las carencias del estado mexicano. Un estado que prefiere dejar hacer, dejar pasar, en vez de actuar. Los costos son palpables: oficinas privatizadas, carreteras tomadas e impunidad en las calles. ¿Acaso nos sorprende?
Alejémonos de la radicalidad política, el vandalismo de una minoría y los paristas profesionales. Porque si esos extremos de la vida pública no representan a los jóvenes, entonces ¿dónde están? ¿cómo asumen la política? Esta discusión la abordamos en la Universidad Iberoamericana de Torreón el pasado 23 de abril. A la mesa asistieron el maestro Gerardo Rivera, un buen académico de la ciencia política, mi compañero de medios Miguel Crespo y un servidor. Retomo parte de mi intervención en la mesa.
Los últimos resultados de la Encuesta Nacional de Valores en Juventud (n=5000, 2012) dan algunas pistas generales sobre los jóvenes, aunque sin duda, hay comportamientos y relaciones más profundas que no puede captar la encuesta, o apenas los atisba. En México la cuarta parte de la población tiene entre 15 y 29 años, por lo mismo es revelador de nuestras relaciones lo que reflejan los jóvenes.
Prácticamente al 90 por ciento no le interesa la política, y sólo el 9.5 por ciento declaró que le interesa mucho. Pero este dato aparentemente abrumador no significa que los jóvenes no hagan política, ni tampoco que estén ajenos a la misma. Más bien, lo que evidencia esa mayoría es un rechazo a las formas tradicionales de la política. Sólo piensen en los partidos y los principales líderes políticos. 37 por ciento percibe a los políticos como deshonestos, y sin duda, tienen razón. Al 22 por ciento no le interesa la política, y otro 22 por ciento declara que no le entiende.
Nuevamente, las formas tradicionales de política (partidos, candidatos, gobernantes, voto), son poco relevantes para los jóvenes. Para el 60 por ciento la política es poco o nada importante. Incluso, 40 por ciento no quisiera tener de vecino a “gente que ande mucho en la política”. Así o más desprestigiada la actividad más importante en toda sociedad. 45% de los jóvenes no se identifica con ningún partido. Quienes declaran alguna preferencia partidista, 25 por ciento se identifica con el PRI, 11 por ciento con el PAN y 10 por ciento con el PRD. 61 por ciento aprueba la democracia como forma de gobierno en México. Contrario a la calificación de otras generaciones, los jóvenes califican con 6.9 (en una escala del 1 al 10) a la democracia mexicana. Sin duda, a mayor edad nos depara el desencanto.
Como en todo, la información cuenta. El 61 por ciento se informa sobre noticias del país a través de la televisión. 11 por ciento lo hace por medio de Internet, 5.8 escucha noticias en radio, y mejor, 4.9 recurre al Facebook. Olvídense del Twitter, sólo alcanza para el 0.3 por ciento. Uno de los formatos tradicionales de la información es el periódico, pero el 40 por ciento no lee nunca un periódico. Sólo 9.6 por ciento lo lee una vez a la semana. No es casualidad que el dato coincida con el 9.5 que sí le interesa mucho la política. Sin embargo, en ese punto ya no estamos en la política, sino en la educación, y ahí, nos urge calidad.
Por acá el primer texto sobre los jóvenes y la política.
28 de abril 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9179043