lunes, 24 de octubre de 2011

Otoño del patriarca


Con la llamada primavera árabe el movimiento cobró fuerza como protesta popular y tumulto. Túnez, Egipto y Libia marcaron una tendencia. En este último país se pasó de la protesta civil a la violencia militar. Finalmente intervinieron las fuerzas de la OTAN a favor de los rebeldes. Para otoño el dictador cayó.

Así, varios sucesos marcaron los últimos minutos con vida de Muammar Gaddafi, el patriarca de Libia desde 1969. Fue encontrado en un drenaje, traía consigo una pistola de oro y al parecer fue ejecutado por un joven de 18 años, el cual se ha vuelto una especie de héroe en su país.


Al igual que la ejecución de Saddam Hussein, la muerte de Gaddafi alimentó el espectáculo de la muerte mediática. Una y otra vez los videos fueron reproducidos en los portales de los medios internacionales. En el pasado reciente, la muerte de los dictadores era descrita, pero la multiplicación de las cámaras propagó la imagen, y en consecuencia, la repetición ad perpetuam de la muerte. Con la democratización tecnológica, las enciclopedias del presente no describen los hechos, muestran una sucesión de imágenes.


¿Pero será la primavera árabe la ocasión para instaurar gobiernos más abiertos y democráticos ahí donde dominaron largas dictaduras? Ahora nos parece normal hablar de democracia como un supuesto valor universal, y por lo mismo, se desea para esas naciones africanas regímenes democráticos. Sin embargo, después del saqueo que Estados Unidos hizo en Irak, impuso ahí una democracia a punta de balazos. Los resultados son inciertos y todavía resurgen los coches bomba como terrible sustituto de la política.


En otras circunstancias, y con el respaldo de un amplio movimiento popular, en Túnez celebrarán elecciones este domingo. Después de la protesta y la renuncia del presidente Ben Alí, los tunecinos provocaron un nuevo proceso donde se elegirá una Asamblea Constituyente, a fin de hacer una nueva constitución política, y acá nosotros con una tímida reforma política. 



Por su parte, Egipto, bajo el dominio de una Junta militar espera un proceso electoral y Libia enfrentará el problema mayor que implica la reconstrucción y el restablecimiento del orden.
La ruptura histórica que ha pasado en esos países podría confirmar en el futuro que la democracia no será la mejor forma de gobierno, con excepción diría Churchill, que es la menos peor.



23 de octubre 2011
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9048921