A los griegos se le acabó la fiesta de manera dramática. Cuando su gobierno por fin reconoció una deuda pública impagable, Alemania como líder económico de la Unión Europea, revisó el caso, para luego encontrar que la deuda fue mayor a la reportada por el festivo gobierno griego. Así, la mejor salida que Alemania y Francia encontraron a la crisis, fue rescatarlos y de paso, “perdonar” la mitad de la deuda pública griega.
Todavía no dejan de representar un riesgo para la estabilidad de la eurozona las deudas acarreadas por los Pigs (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia, España), de ahí que la comunidad europea asumió el costo estratosférico del rescate. Por entonces, muchos ciudadanos alemanes protestaron porque su canciller, Angela Merkel, decidió rescatar con dinero de los contribuyentes alemanes el desastre financiero de los políticos griegos.
Al final, prevaleció el sentido de supervivencia común. Sin embargo, esto ha llevado la Unión Europea a retomar las reglas de oro para sus gobiernos. En 2009 Alemania elevó a rango constitucional un límite para que el gobierno no pueda endeudarse más allá del 35% del PIB, a fin de mantener el equilibro y no comprometer la operación. En el mismo sentido España aprobó este año un freno a la deuda. De manera general y luego de siete horas de negociación, los principales líderes europeos firmaron un Pacto de Estabilidad a fin de impulsar en los países de la eurozona, techos y restricciones similares a la deuda pública.
Sin bien, en nuestro país las deudas estatales no dejan en riesgo las finanzas del gobierno nacional, no estaría demás impulsar una legislación que obligue a la entidades a fijar un techo para sus deudas. Una regla de oro que limite a los futuros Humbertos Moreira. En la relación actual nada garantiza que el día mañana aparezcan otros “moreirazos” en las finanzas públicas. Por lo mismo, es necesario fijar reglas que nos protejan incluso, de nuestros políticos.
28 de octubre 2011
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9051979