miércoles, 26 de octubre de 2011

En manos del PRI

Reforma, El Universal, 25 de octubre
El derrumbe de una época llevó a los tunecinos a deponer a su monolítico gobernante. Tras años de inmovilidad política, Zine el Abidine Ben Ali no sólo fue derrocado con el inicio de la Primavera árabe, sino que fue condenado junto a su esposa, a 35 años en la cárcel, entre otras cosas, por enriquecimiento explicable. El domingo pasado en Túnez se realizaron elecciones, a fin de elegir una Asamblea constituyente que tendrá el menudo encargo de formular ¡una nueva constitución!

La referencia viene el caso, por qué no sé qué más necesiten nuestros legisladores, para al fin avanzar en las reformas que favorezcan al México del siglo XXI. Ya sabemos que el Senado aprobó un dictamen de reforma del poder, para luego ser mutilada por lo diputados. Ayer aprobó la Cámara baja en lo general, media reforma política. La decisión fue consistente con la mayoría del PRI, porque excluyó el principal mecanismo de rendición de cuentas: la reelección consecutiva de legisladores y alcaldes.


Sin embargo, temprano por la mañana, al leer los principales diarios de circulación nacional, leí con sorpresa (por contradictorio), un desplegado de la bancada del PRI donde expresó: “Sí a la reforma política”. Como gran noticia, los priistas decidieron, al menos en palabras, entregar “más poder a los ciudadanos en la toma de decisiones”. Para ello, anunciaron la aprobación de reformas, incluyendo la reelección, para que “nuestro sistema político evolucione decididamente hacia un modelo de Democracia Participativa”.


Como partido reformador, el PAN fue un fracaso en los 11 años que lleva en el poder. La expectativa de cambio institucional pronto fue rebasada por la comodidad del status quo: ¿Para qué cambiar si así están bien las cosas?


Por lo mismo, ahora que el PRI tiene mayoría y ya se apunta a suceder al PAN en el gobierno nacional, habría que exigir a que sea consecuente con sus palabras. Por un lado, ayer promovieron la reelección, pero ese mismo día la desechan. Con ese temperamento legislativo, ¿qué tanto podemos confiar en las palabras de Peña Nieto cuando se muestra favorable a reducir 100 diputaciones plurinominales? No importa tanto de quien venga la propuesta, sobre todo, si se concreta.


En los hechos, esa mayoría de legisladores, aquí también hay que incluir a las otras fuerzas políticas, no tiene incentivos para el cambio, y por lo mismo, las propuestas pueden durar años entre los partidos sin que se muevan las cosas. Entonces, habrá que esperar a una crisis mayor o a que buen día, como en el Norte de África, los ciudadanos tomen las calles para sacudir su vida pública.