miércoles, 31 de octubre de 2012

Como La Laguna ninguna


Sin duda, La Laguna, la Comarca o la Región Lagunera es una de las zonas más estudiadas del país. Por diferentes motivos y razones, la región ocupa un lugar privilegiado en estudios, informes, investigaciones y hasta experimentos sociales. La mayoría de los estudios se centra en el agua, la economía, la agricultura y el medio ambiente. Con menor frecuencia, pero no menos importante, tenemos diversas investigaciones históricas. Recientemente llegó a mis manos, gracias a la atención de mi vecino de columna, Edgar Salinas, el libro “Como La Laguna ninguna” (UAC, 2012, 152 páginas). 

Al día siguiente leí con atención el trabajo coordinado por la doctora Hilda Hernández, académica de Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad Autónoma de Coahuila. El libro tiene como propósito conocer lo lagunero, es decir, la identidad que nos conforma y los elementos que materializan una cierta forma de ser. No es fácil abordar los temas de identidad, pienso que el arte, la literatura o incluso la música nos llevan ventaja a los que estudiamos profesionalmente las ciencias sociales.
“Como La Laguna ninguna” reúne la participación de un buen número de maestros y estudiantes de la Facultad. De cierta manera, el libro, que busca develar lo lagunero, termina por ser un homenaje al trabajo académico de nuestro mayor historiador y cronista de Torreón, Sergio Antonio Corona Páez (de quien por cierto, acaba de recibir la medalla David Hernández, SJ).
Para adentrarse en los misterios de la identidad y el ser lagunero, los investigadores emplearon la técnica de redes semánticas naturales. En principio, abordar esa metodología distingue y asienta un valor académico del libro. La técnica que utilizaron, más cercana a la psicología, consiste en estudiar los significados de las palabras y su agrupación valorativa en relación a un estímulo, en este caso: ser lagunero. A través de esa técnica se definieron referentes identitarios, ya fuera por medio de expresiones que describe el intangible ser lagunero o por espacios físicos que caracterizan la identidad.
Así, aplicaron una muestra de 420 cuestionarios para la Zona Metropolitana (Torreón, Matamoros, Gómez Palacio y Lerdo), con una población superior a un millón 200 mil habitantes. A partir de esa muestra, desprendieron 232 para Torreón, 108 en Gómez Palacio, ¡44 en Lerdo y 36 en Matamoros! Aunque el planteamiento teórico y conceptual del trabajo es adecuado, su aplicación repite el clásico error de la representatividad estadística. El insuficiente tamaño de la muestra aplicada para cada municipio, no permite inferir comportamientos, y solamente se queda a nivel de un mero sondeo de opinión. Más vale evitar la conclusiones.
Prolijo en citas teóricas, “Como La Laguna ninguna” evidencia la falta de comprensión de la teoría del muestreo y la estadística elemental. No obstante, es valiosa la descripción que recolectaron los estudiantes acerca de los lugares simbólicos compartidos como el río Nazas, el Cristo de la Noas, el Bosque Venustiano Carranza, la Casa del Cerro, el parque Morelos, las Dunas de Bilbao, el parque Raymundo, el avión de Sarabia y hasta la nieve Chepo.
Por lo pronto, el libro a pesar de las inconsistencias, aporta elementos para la discusión de lo lagunero y sobre todo, empuja a nuevas generaciones a seguir investigando sobre nuestra matria lagunera.
28 de octubre 2012