miércoles, 31 de octubre de 2012
Marihuana
Mucho se habla de la guerra contra las drogas, la prohibición de los gobiernos y la condena contra los consumidores. Pero también ya se habla más de despenalizar, incluso de legalizar. Aunque parezca que la visión prohibicionista siempre ha sido, las sociedades y los gobiernos han ido por otros caminos más abiertos y menos contraproducentes. Para el caso no tenemos que ir al pasado, sino revisar lo que actualmente se hace en el presente. Estados Unidos es una paradoja. Por un lado su gobierno nacional insiste en la lucha contra las drogas, los cárteles y el tráfico; pero por otro, las autonomías estatales han encontrado espacio no sólo para descriminalizar el consumo de las drogas (sobre todo la marihuana), sino para legalizar formas “medicinales”.
La tendencia parece apuntar hacia otro lado a pesar de la cerrazón en México. Por eso es relevante la crítica de ex dirigente de la ONU, Kofi Annan, sobre la tragedia de México por el combate al narcotráfico. Durante una conferencia en el prestigioso centro de estudios Brookings de Washington, Annan comentó sobre México: “Cuando uno mira los resultados de Calderón, la mayoría de la gente le dirá que no ha funcionado. Ha muerto mucha gente”. A favor del debate sobre las drogas, el diplomático hizo referencia al estudio de la Comisión Global de Políticas sobre Drogas: “Nuestra principal conclusión fue recomendar la descriminalización, no la legalización, porque hemos llenado las prisiones de gente joven cuyas vidas salen destrozadas por una onza (de droga)”.
Aunque Annan hace la distinción entre descriminalizar y legalizar, el paso resulta inevitable. Desde otra trinchera, el peculiar presidente de Uruguay promueve la liberalización de la marihuana. No se anda con rodeos y advierte para su país, lo que en México es cotidiano, es decir: violencia, ejecuciones, muerte. Antes de que el monstruo crezca más, el mandatario uruguayo, José Mujica, propuso una iniciativa para legalizar la marihuana. Su diagnóstico es familiar para los mexicanos: “En el país tenemos miles de presos producto del tráfico de esta inmundicia y han aparecido los delitos por ajustes de cuentas. Porque a la gente que no paga no le mandan los abogados para cobrar. Le pegan un tiro. Eso era desconocido en el Uruguay”.
Más realista y menos moralista propone: “Lo que queremos hacer con la marihuana no es legalizar el consumo, es regularlo. El consumo ya existe”. Continúo con la cita del mandatario sudamericano: “Lo que nosotros levantamos como tesis es que este problema encarado por la vía policial y de la represión sigue estancado, sin solución. Tenemos más presos, gastamos más dinero y el problema se multiplica en las calles”.
Despenalizar el consumo o legalizar la marihuana, no son propuestas de dos hippies trasnochados, sino de dos políticos reconocidos que evidencian el fracaso del enfoque actual. Para mal, en México el debate no prende, pero sí seguimos bajo la desgracia del combate y el fracaso del estado para proteger la vida. No sé si a estas alturas aguantemos 60, 80 o 100 mil asesinatos más.
24 de octubre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9162442