Gran revuelo causaron las diversas declaraciones del exgobernador de Coahuila, Humberto Moreira. Unas y otras palabras cimbraron el estado y más allá. Por lo mismo, más de un funcionario en el gobierno estatal desearía que exgobernador y antiguo jefe ya no hable más. Pero la tragedia personal ha llevado a Humberto a exponer sus razones, exigir justicia e incluso chocar contra los intereses políticos de la herencia que él mismo dejó como gobernador. Consciente de los tiempos, salió justo cuando su hermano Rubén Moreira, actual gobernador, está en un viaje de promoción de Coahuila por Europa. Por eso, el momento que Humberto escogió para hablar, parece decirlo todo sobre su relación con el hermano que es gobernador. A pregunta expresa, Humberto reconoce las diferencias entre su gobierno y el actual, en especial por el manejo de la seguridad que hizo uno y ahora lleva otro. Para el exgobernador “cada gobierno tiene una forma de trabajar y se respeta, aunque no se comparta la forma de hacerlo, pero como persona hay un afecto, es mi hermano”.
Como la caja de pandora, las acusaciones de Humberto Moreira sobre los males del estado, las detona la tragedia personal. Señala a la región carbonífera y la producción de carbón, habla de “narcoempresarios” y exhibe la ineficiencia de las autoridades de justicia tanto del estado como de la federación. Respeta el estilo personal del hermano, pero no lo comparte.
Muchos se preguntan si hay ruptura entre los hermanos. Pero el mismo Humberto habla de diferencias, no de ruptura. Aunque ha declarado que en noviembre (otra vez administrado los tiempos), hablará de la deuda, el punto es clave para entender la distinción entre diferencia y ruptura. Hasta ahora difícilmente se puede hablar de ruptura entre los hermanos. Porque por más golpeteo de uno hacia el otro, por más reclamo y exhibición de Humberto hacia las inconsistencias del gobierno de Rubén, lo esencial sobre la deuda sigue intacto: documentos falsificados, fortunas mal habidas, desfalco del erario por miles de millones de pesos y una monumental impunidad avalada por el actual gobierno. “Curiosamente”, por estos días ha resurgido en los medios nacionales el fantasma del tesorero solitario, un tal Javier Villarreal que nadie sabe dónde está. ¿Ahora si lo van agarrar y lo van a meter a la cárcel para distensar la relación entre los hermanos? ¿Es tiempo de sacrificar a Villarreal para no crecer más el conflicto fraternal?
No obstante, aun y cuando Humberto recalque las diferencias con Rubén todavía no vemos una ruptura que por fin llame a cuentas a los responsables del atraco multimillonario. ¿O me equivoco? La deuda une más a los hermanos a pesar de las diferencias, los reclamos y las expresiones de uno contra otro. Por lo pronto, siguen las declaraciones de noviembre…
31 de octubre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9163097