El Álamo, una historia no apta para Hollywood (Planeta, 2011, 243 páginas), es el libro que desde su polémico título nos entrega Paco Ignacio Taibo II. La publicación me interesó no sólo por la calidad del autor y la amena prosa que se agradece, sino por la temática, que para los mexicanos, especialmente para los norteños, resulta cercana a su historia. Mientras la separación de Texas se fraguó frente a nuestras narices, Monclova y Saltillo se disputaban en vano la capital del inmenso territorio de Coahuila y Texas. Por tales motivos, éstos últimos se ganaron el mote de “saltilleros”.
Taibo nos advierte que detrás de su libro está el interés por explicar el Álamo más allá de las tendenciosas versiones cinematográficas que “educaron” por décadas a estadounidenses y en consecuencia a mexicanos.
En esencia la historia se basa en la paradoja del triunfo y la derrota. Lo que fue una masacre para los texanos de origen estadounidenese, se convirtió en la principal base del mito imperial norteamericano. En cambio para los mexicanos, la victoria militar en el Álamo a cargo de su Alteza Serenísima, el general Santa Anna, se volvió rápido un estrepitoso fracaso en San Jacinto, que desembocó en la pérdida de Texas en 1836. A la larga fue la guerra con EU en el 46 y la pérdida de una buena parte del territorio nacional.
Si bien Taibo no llena un hueco en la historiografía del tema, sí aporta en divulgación al público mexicano. El tema en sí es una biblioteca y muchos archivos donde destacan en su mayoría los historiadores del otro lado del río; entre los mejores Stephen L. Hardin y James E. Crisp, quien por cierto, aportó una auténtica pieza de historiografía, donde erudición y crítica se combinan para deconstruir el mito texano por excelencia.
En ese sentido, Taibo escribe con su Álamo, una breve historia que aborda lo mismo las películas, como la exitosa y racista versión de John Wayne, así como las investigaciones académicas o la demoledora crítica a las hagiografías de los principales actores separatistas y héroes gringos: David Crockett, Willian Travis y Jim Bowie.
Con su característico estilo, el escritor mexicano teje dos libros en uno. Por un lado la historia general del presidio del Álamo desde sus orígenes como misión, donde con justicia se reconoce lo que pocos laguneros saben y los norteamericanos no ignoran: la aportación de la Segunda Compañía Volante de San Carlos de Parras en la consolidación de aquella población.
Por otro, Taibo reescribe la historia del mito, es decir, cómo se contó la historia y cómo se construyó ese discurso, acaso el más taquillero y nacionalista de sus discursos. Pero nada comparado con la infamia de Vietnam y más recientemente Irak o Afganistán.
No obstante, al final, el presente nos deja un mejor sabor de boca que aquellos “tristes recuerdos” que dividieron a los coahuiltejanos. Taibo concluye con razón: “en lo que se llamaría justicia poética, y que la historia no hace con demasiada frecuencia, en Texas hoy el nombre más común para un niño es José”.
Como dice aquella frase entre quienes van y vienen a la antigua Coahuila; quizás sólo les prestamos a los gringos Texas para que la pavimentaran e hicieran los highway. Hoy aquél territorio parece más México y la tendencia lo hace inevitable.
8 de abril 2012
Milenio http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9142645
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miércoles, 18 de abril de 2012
miércoles, 9 de febrero de 2011
Coahuila (una encuesta)
Ayer Milenio publicó la encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica sobre el proceso electoral de Coahuila para renovar la gubernatura del Estado. Eduardo Holguín piensa que es lastimoso que una sociedad muestre en su mayoría resistencia al cambio.
Así el panorama rumbo a las elecciones...
martes, 9 de noviembre de 2010
El informe, Moreira, la sucesión
Obra pública, en competencia con el gasto corriente...
Después de escuchar el quinto informe de resultados del gobernador Humberto Moreira, me quedó la sensación de que Coahuila vive sus mejores tiempos. Muchos primeros lugares se resaltaron durante el Informe: líder nacional en inversiones; el estado donde más jóvenes estudian; primer lugar en crecimiento económico; estado líder en la generación de empleos; primer lugar nacional en obra pública; líder nacional en calidad de vida.
En este sentido, el gobernador presentó cifras comparadas entre 2005 y 2010, donde sin duda, hay avances, hay atención a rezagos, hay obra pública y sobre todo, un enfoque eminentemente social en su gobierno. Al mismo tiempo, destacó la otra característica de su gobierno: la obra pública. Estos dos aspectos, son los más visibles y notables de su gobierno. El enfoque social le ganó el reconocimiento de las multitudes, sobre todo, de las clases más desfavorecidas económicamente. De alguna manera, su gobierno reafirmó al Estado asistencialista, criticado también como “populista”.
Cargado de recursos millonarios sin precedentes, Moreira tuvo el margen suficiente para operar programas de farmacias a bajo costo, atención médica, zapatos, uniformes escolares, focos, pintura, cemento, y ahora, la operación de un nuevo, ambicioso y amplio programa: la Tarjeta de la Salud.
En paralelo, la monumentalidad de la obra pública (puentes, carreteras, hospitales, muesos y hasta una nueva presidencia municipal para Torreón), le ganó una amplia aceptación de su gobierno en la opinión de la mayoría de los coahuilenses. Desde los primeros años de su gobierno, mantuvo altas calificaciones de aprobación, según la medición de conocidas empresas encuestadoras, registró promedios de ocho y nueve. Con ese margen de popularidad y liderazgo en la opinión pública, también incurrió en excesos. Recuerdo por ejemplo, la pretensión de convertirlo en historia a destiempo. En las páginas de los libros oficiales de primero de secundaria se dedicó más espacio al gobernador y sus obras, que a Francisco I. Madero o Venustiano Carranza.
Hay algo en el poder que siempre tiende a los excesos. Por eso, siempre dispuesto a acrecentar la atención de la opinión pública nacional, hizo “propuestas” espectaculares y estériles como la pena de muerte. Pero sí esto refiere simbolismos y percepciones, en el plano material, la inversión y obra pública dejó una huella importante en el estado. Los números son contundentes: 1 900 kilómetros pavimentados para carreteras rurales; 87 puentes vehiculares; 22 museos; 5 nuevos hospitales.
En otras palabras, uno de cada tres pesos del gasto total del gobierno estatal, se destinó a obra pública, pero otro tanto fue a gasto corriente, en su mayoría destinado a pagar burocracia. Es decir, es cierto que el gobierno de Moreira invirtió sin precedentes en obra pública, sin embargo, gastó una proporción similar en servicios personales. De esta manera, si el gobierno venidero quiere invertir más en sus ciudadanos y en la infraestructura pública del estado, tendrá que reducir en serio su abultado costo de operación.
En ese rubro, en la ciudad de Torreón brilló la construcción de puentes, desniveles y pasos viales funcionales. La intensa obra pública promovida por el gobernador, pronto enterró el malestar y la corrupción monumental del tristemente célebre Distribuidor Vial Revolución. Así, Moreira entregó una buena obra a los torreonenses, pero no entregó a los responsables de la corrupción anterior. Por eso, la posibilidad de rendición de cuentas, rápido fue olvidada gracias a la funcionalidad de la nueva obra.
Moreira está en el cenit de su poder y prácticamente despidió en Torreón, su “sexenio” de cinco años. Como ha expresado, aspira a la dirigencia nacional del PRI. Tiene el liderazgo y la fuerza para lograrlo. Además, a la memoria de los viejos tiempos, ha logrado el carro completo en las últimas elecciones y por consiguiente, entrega los mejores resultados a su partido. Es positivo para Coahuila, su aspiración a dirigir el partido, además de provocar una sana competencia en los pequeños círculos priistas, donde se elige la dirigencia nacional. Competencia por cierto, que al interior del partido en el estado, no está dispuesto a abrir, por estar reservado el lugar a la sucesión de su hermano.
Casi al final de su discurso, el gobernador hizo referencia rápida al tema de la inseguridad, que ahora no solamente golpea a La Laguna. Reiteró la defensa de los coahuilenses por parte de su gobierno, sin embargo, la ola delictiva, la violencia, es una amenaza intermitente que parece no disminuir. Finalmente, los ciudadanos deseamos obras necesarias, pero también la garantía para transitar por las mismas. Queda así, el duro pendiente de la inseguridad.
Twitter/uncuadros
domingo, 19 de septiembre de 2010
Coahuila según el IMCO
El IMCO acaba de publicar su informe sobre los estados, aquí las fortalezas y debilidades según el estudio:
Fortalezas
Político: Único estado en el país con periodo de 4 años para presidentes municipales.
Ambiente: Segunda mayor tasa de reforestación annual y segunda menor extensión de terrenos degradados como porcentaje de su territorio.
Precursores:
El estado con mayor proporción de empresas grandes por población económicamente activa.
Economía: La segunda entidad con menor riesgo de la deuda según Fitch y S&P.
Debilidades
Economía: El tercer estado con menor cobertura de la banca.
Factores: El tercer mayor porcentaje de la PEA cuyos salarios son negociados por sindicatos.
Gobierno: La tercera menor calificación en el índice de calidad de Gobierno Electrónico.
Derecho: Los delitos aumentaron 27% y la tasa de homicidios subió 65%.
sábado, 5 de diciembre de 2009
Torreón en datos duros

Para Heriberto Ramos
El Informe del Resultado de la Cuenta Pública 2008, compila el desempeño de los municipios y demás entidades en el Estado durante los últimos cinco años. Se trata de un documento técnico y extenso sobre la aplicación de los recursos públicos, es una especie de “Quién es quién de los municipios” que permite conocer con precisión el estado de las finanzas públicas. El Informe se construyó por medio de ocho indicadores básicos en referencia a un punto común (la media estatal por ejemplo) que permite compararlos. Esos indicadores van desde la autonomía financiera de los ayuntamientos (recursos propios) hasta la eficiencia administrativa y su proporción en relación al gasto corriente y la inversión pública.
En este sentido, bien vale echar un vistazo a los datos concretos del Informe, para así entonces, situar al municipio de Torreón. En el tema de la autonomía financiera, es decir, donde se mide cuánto vale el municipio en relación a los ingresos propios que recauda, podemos dimensionar para la base del presupuesto que se ha ejercido en 2008, 1447 millones de pesos), que sólo vale menos de la mitad: 41% (593 millones) son generados por el municipio. El resto se completa con participaciones federales y estatales. De ahí la importancia para el municipio de generar una recaudación eficiente de los impuestos locales, para así proyectar un presupuesto estable de recursos no petroleros. De esa manera los municipios de Ramos Arizpe, Torreón e Hidalgo son los que mayor autonomía tienen en el Estado. Los que menos ingresan: Lamadrid, Viesca y Abasolo.
Si analizamos el indicador de la proporción del gasto corriente, el cual se refiere al dinero utilizado para que la administración municipal opere, Torreón dedica 53% del total de sus recursos, lo cual es una cifra alta que refleja la ineficiencia en términos de administración pública. Lo deseable es alrededor de un 30%, porque mientras más cueste operar un ayuntamiento, menos inversión pública beneficiará a sus habitantes. Ahí el costo de oportunidad es alto. Sin embargo, en Coahuila hay municipios más ineficientes aún: Allende dedica 79% de sus recursos; Frontera 79% y San Juan de Sabinas 77%. Saltillo por ejemplo, un municipio de dimensiones similares a Torreón, utiliza hasta un ¡66%! de sus recursos para funcionar. Esto quiere decir que a los contribuyentes de esa ciudad les sale, como dice coloquialmente en sus clases el economista Isaac Katz, “más caro el caldo que las albóndigas”. Todo un reto de eficiencia tiene el alcalde electo Jericó Abramo Masso.
En el tema de la burocracia, los recursos destinados a servicios personales y pago de personal, el ayuntamiento de Torreón creció (¿justificadamente?) en los últimos seis años su nómina. En el año 2004 se destinó 278 millones, en 2006 pasó a 335 millones para luego llegar en 2009 a 442 millones. Se disparó la nómina, pero no así los servicios, la calidad, ¿la eficiencia?
En este sentido, los ayuntamientos que más gastan en burocracia, paradójicamente son municipios pequeños como San Buenaventura que dedica 48% de su presupuesto, Francisco I. Madero con 47% y Nadadores con 44%. Torreón gasta 29% y Saltillo 34%.
¿Y con tanto gasto cuánto queda para la inversión pública? Poco cuando se sostiene un elevado gasto corriente. Los ayuntamientos que más invierten por cuenta propia son Candela (58%), Progreso (56%) y Ramos Arizpe (47%). Saltillo invirtió la raquítica suma de 22%. Torreón asignó el 32%, con la particularidad de que en los últimos seis años esa inversión ha competido con lo gastado en burocracia. Si a esto le sumamos el gasto corriente, sencillamente concluimos que a los ciudadanos no sale más caro sostener el funcionamiento del ayuntamiento que el beneficio obtenido.
Por lo tanto, lo que éste regresa en bienes y servicios a los habitantes llega muy mermado. Gastan un peso, pero nos regresan menos de 50 centavos. Si lo planteamos en términos de utilidad, sale perdiendo la ciudadanía, lo cual produce un alto costo de bienestar social.
Me queda claro que si en el próximo Ayuntamiento de Torreón se lo proponen, el alcalde electo Eduardo Olmos, bien puede fincar las bases e iniciar la construcción de una administración eficaz y razonable, competitiva y fuerte, pero sobre todo, a favor de los ciudadanos.
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