domingo, 30 de junio de 2013

De Granier al miserable de Góngora


Al igual que Humberto Moreira, el hombre que estafó a Coahuila con una cantidad inimaginable, la defensa del exgobernador de Tabasco, Andrés Granier, afirma que su cliente es objeto de una “persecución política”, de un linchamiento. El profe le echó la culpa al entonces presidente Calderón, con la enorme diferencia de acá nos dejó a su hermano, por ahora el honorable Moreira II. Pero Granier no tuvo ese tino, prefirió salir de compras a Miami: ahí las consecuencias. Como si el inconsciente lo traicionara, el exgobernador que dejó endeudadísimo a Tabasco acaba de declarar: “No cometí ilícito alguno, hemos pertenecido a familias de solvencia económica y moral”. Sin embargo, este exgobe al que le sobran camisas y zapatos se le agotó el cuento de la salud, el hospital y todo eso de los males cardiacos. ¿Qué no era cáncer de próstata? Al fin se tuvo que presentar a una versión de la justicia.

Una lata, porque nada de eso hubiera pasado si deja un familiar en la gubernatura, pero su partido perdió las elecciones, y entonces, no queda más que pagar un caro abogado (de preferencia mafioso), y tramitar un amparo para la impunidad. La salud es un excusa que no puede durar siempre, por lo mismo, el “defensor” de Granier, afirmó que el delito de lavado de dinero por el que acusan a su cliente, ¡ya prescribió! Según alega que la PGR consideró los ingresos de 2006, antes de que fuera gobernador del estado. Basta ver como las gubernaturas transforman. Ahí tenemos al hijo de otro exgobernador, en este caso de Aguascalientes, quien resultó millonario y próspero empresario tras los años de su padre en el estado, un tal Armando Reynoso Femat. Para empatar el buen gusto, el vástago modeló la misma polo de la Barbie, un risueño narcotraficante que tuvo sus 15 días de fama. Puro art narcó. Pero hay otros gañanes que llegan a ser autoridad, como Genaro Góngora Pimentel, el exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que litiga, echa mano de influencias para encarcelar a la madre de sus hijos y evitar de paso la manutención.

Tanta aceptación encontró su solvencia moral, que hasta un hashtag se ganó en Twitter: #BastaDeGóngoras. ¿Cuántos Góngoras no hemos conocido? ¿Cuántos machitos que se excusan en el “desempleo” para no pagar el mínimo de pensión a las madres de sus hijos? Pero regresemos al mal mayor: los gobernadores. Desde los años de la alternancia panista vino una visible descomposición de los gobiernos estatales. No es casualidad que son los años que coinciden con el boom de las deudas. Ahora acusan a Granier por una cantidad irrisoria: 35 millones de pesos. Insisto, no la supo hacer. Por más de 30 mil millones un profe becado estafó al estado y no pasa nada. Ni un proceso, ni una investigación, nada que moleste sus estudios. Lejos estamos de una justicia que llame a cuentas y castigue. Tan lejos como ciudadanos pasivos que viven al margen de lo que hagan o dejen de hacer sus gobernantes. En Brasil continúan las protestas por la corrupción de su clase política. Acá estamos muy a gusto.

28 de junio 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9184757